Lo primero de todo, que quede claro que aquí nadie se posiciona ni a favor ni en contra del coche eléctrico. Pero lo que es innegable es que, en los últimos meses, se han producido numerosos casos en los que un coche eléctrico ha salido ardiendo de manera fortuita. Incluso estos incendios se han producido a bordo, en cargueros que los transportaban desde la fábrica hasta Europa, con consiguiente daño producido al barco, de ahí que ya haya navieras que se niegan a transportar este tipo de mercancías.
Basta con hacer una búsqueda en tu navegador preferido para darse cuenta de que no es un caso aislado. El porcentaje, efectivamente, es bajísimo, casi anecdótico, pero no se puede negar que tampoco son uno o dos casos aislados.
La clave de estos incendios es que la batería de estos coches eléctricos almacena en su interior una gran cantidad de gas que actúa como inequívoco detonante de la explosión, con su posterior incendio. Además, estas baterías pueden arder sin que exista oxígeno de por medio, al contrario que casi cualquier otro objeto o vehículo.
Diferentes Tesla, varios Jaguar I-Pace, Nissan Leaf… conocemos numerosos casos bien documentados de coches que se han incendiado de manera autónoma. De hecho, algunos de ellos se incendian, sin causa aparente, mientras están cargando en su garaje.
Las baterías fabricadas con iones de litio son las causantes de estos accidentes. Las pequeñas celdas individuales donde se almacena la electricidad son las culpables. Suelen estar formadas por dos electrodos (ánodo y cátodo), sal de litio y un conductor que suele ser líquido electrolito para conducir la energía. A pesar de los estudios, aún no hay una razón admitida como válida para estas combustiones espontáneas. Lo que sí se sabe es que, a la mínima que haya un cortocircuito y afecte a los gases inflamables, la combustión está asegurada.
De la misma manera, fue muy famoso el lanzamiento de un móvil de Samsung, que en pocos días se retiró del mercado porque varias unidades sufrieron pequeñas explosiones espontáneas. Se especula con que la sobrecarga en alguno de sus circuitos puede ser el detonante.
También se conocen casos de patinetes eléctricos que han salido en llamas. La mayoría mientras se recargan sus baterías, pero también sin estar enchufados. Alguno de esos casos ha ocurrido en nuestro propio país.
En 2022 un barco se hundió con miles de coches eléctricos a bordo. La naviera ya ha asegurado que no transportará más este tipo de vehículos. El Felicity Ace, en la foto, se fue a pique por culpa de la combustión espontánea de un coche eléctrico que transportaba, junto a muchos otros. Ocurrió a 25 millas de las Islas Azores, y se teme que, a medio o largo plaza, las baterías puedan desencadenar un desastre natural.
Alguna naviera noruega ya ha asegurado que se niega a transportar coches eléctricos. Ante estos hechos, la mayoría, lo que ha hecho, es subir una barbaridad los precios, ya que las aseguradoras han aumentado sus tarifas de manera exponencial. El informe de Allianz, a finales del año pasado, no deja lugar a la duda, hablando de explosiones, gases tóxicos y fugas térmicas.
El Felicity Ace no es un caso aislado. Otro carguero, el Höegh Xiamen, también fue pasto de las llamas en junio de 2022, lo mismo que el Cosco Pacific en septiembre. Los protocolos se están cambiando a la velocidad de la luz y está terminantemente prohibido efectuar la recarga de las baterías durante el transporte.
Otra voz de alarma la han dado los bomberos que se han tenido que enfrentar a diversos casos de incendio de coches eléctricos. Y es que se necesita una cantidad enorme de agua para apagar el fuego. La mayoría de las veces no baja de 2.500 litros de agua, lo que puede suponer un problema de abastecimiento para los camiones cisterna, además del enorme tiempo de espera para certificar que el fuego está definitivamente sofocado y no vuelve a aparecer.