Los cinco cabrios que nos hicieron soñar de niño y que se han convertido en unicornios
Es difícil en la actualidad ver alguna unidad de estas rodando por nuestras carreteras
De pequeño todo impactaba, pero ver coches sin techo a toda velocidad era lo más
La fabricación de casi todos estos cabrios era, en la práctica, artesanal
Difícil elegir sólo cinco descapotables de la época dorada de la automoción. En los años 60 hubo muchos intentos de conquistar a los conductores con auténticas joyas sobre ruedas y a cielo abierto, pero sólo algunos pocos elegidos gozaron de cierta fama y de las mieles del triunfo. Aquí ponemos nuestra selección más Upper, pero seguro que en algún rincón recóndito de nuestra memoria hay algún otro cabrio escondido para sorprendernos con su recuerdo en el momento más inesperado. Aquí van.
Mercedes SL (1955)
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Empezamos fuerte, con uno de los cabrios más deseados de todos los tiempos. La primera generación del Mercedes-Benz 190 SL data de 1955, y se dejó ver por primera vez en el Salón del Automóvil de Nueva York el año anterior. No llegaron a fabricarse más de 26.000 unidades de ahí que, casi 70 años después, queden tan pocos en buen estado. Mide 4,21 metros y ha sido el sueño eterno de muchos de nuestros padres incluso. Generación tras generación, Mercedes ha sabido dar un nuevo aire al SL hasta la actualidad, donde sigue fabricándolo de la mano de AMG, el área deportiva de la marca. Su diseño, de línea baja y grandes líneas curvas atrapó a toda Europa, incluso a buena parte de Estados Unidos. Cuentan las crónicas de la época que el nombre venía por su intención de alcanzar los 190 km/h aunque, en verdad, se conformaba con la nada despreciable cifra de 170 km/h, gracias a sus increíbles para la época 105 CV de potencia.
Volkswagen Karmann (1957)
Vio la luz en el Salón del Automóvil de París en 1953. Volkswagen estaba especializado en vehículos pequeños de consumo austero, pero la recuperación tras la Segunda Guerra Mundial era palpable y este modelo vio la luz de la mano del carrocero Karmann. La carrocería era completamente hecha a mano, lo que le convirtió en un coche deportivo caro. La variante descapotable llegó en 1957 y fue un modelo estrella en Estados Unidos, siendo el vehículo más importado durante varios años. Se calcula que se fabricaron medio millón de unidades del coupé, de las que unas 80.000 unidades fueron descapotables. En diferentes concentraciones de coches clásicos aún se puede ver alguna unidad, siempre con motor bóxer trasero.
Alpine Cabrio A108 (1963)
Se fabricaba en la Fasa de Valladolid, bajo licencia. Hasta agosto del 66 salieron de fábrica 111 unidades. La fabricación de la versión A108-1 tuvo 41 frutos más durante el año siguiente. El hecho de que sólo hubiera 152 unidades rodando por España hacía tan especial ver pasar uno. Un coche mítico de rallies que se quitó el sombrero para saludar a los más afortunados que pudieran tenerlo. Medía 3,78 metros. Motor de 845 cc. y 4 cilindros con 43 CV de potencia y apenas 600 kilos de peso, eran pura magia en los años 60. Sus 139 kilómetros por hora eran algo casi increíble para la época.
Fiat 124 Spider (1966)
El descapotable más accesible, dentro de su “inalcanzabilidad”, era este pequeño Fiat, que se fabricó durante dos décadas, con diseño de su carrocería por parte del mítico Pininfarina. A pesar de su belleza en la época, el Fiat 124 Spider era la respuesta para quien no podía permitirse algo tan exclusivo como Alfa o Mercedes. Su producción fue masiva, alcanzó las 200.000 unidades, pero pocas han sobrevivido hasta nuestros días, sin duda debido a su escasa fiabilidad mecánica. Los poco más de 3.000 dólares de la época le hacían ser muy codiciado y alcanzable por la clase media alta. Motor delantero, tracción trasera, peso ligero… buenos mimbres, sobre el papel, para ser un triunfador.
Alfa Duetto/Spider (1966)
Cerramos este espectacular Top5 de cabrios de nuestra infancia con los que hemos soñado estar alguna vez al volante con uno de los clásicos entre los clásicos, el Alfa Romeo Spider, cuya fabricación se extendió por 27 años, de 1966 a 1993. De nuevo Pininfarina a los mandos del diseño, bastante parecido con el Fiat, es incuestionable, pero con las hechuras propias del mito deportivo italiano, Alfa Romeo. Casi 128.000 unidades salieron de fábrica. Empezó con 109 caballos de potencia, hasta alcanzar los nada despreciables 131. El CEO de la marca italiana ha dicho en varias ocasiones en los últimos años que se está estudiando su resurrección para reactivar las ventas de la marca y nosotros no podemos más que implorar al destino para que así sea. Los pocos que sobreviven tienen un precio en las subastas realmente altos, y no hemos visto ninguno que empiece en menos de 48.500 euros. La frase “escultura impulsada por gasolina” puede que fuera acuñada en referencia a este modelo. Ahí queda eso.