La ITV (Inspección Técnica de Vehículos) es un examen técnico que deben superar obligatoriamente y de manera periódica todos los vehículos para poder seguir circulando por las vías públicas de nuestro país.
Esta inspección se rige por el Manual de Procedimiento de Inspección de las Estaciones I.T.V. del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, y sirve para comprobar el estado general de los vehículos, ya sean automóviles, motocicletas, furgonetas, autocaravanas o camiones.
El principal objetivo de la ITV es reducir el riesgo de accidentes en carretera producidos por causas técnicas, así como el impacto medioambiental que tienen estos medios de transporte. Por ello, durante este examen se analiza en profundidad los distintos componentes de los vehículos, es decir, la carrocería, las luces, los neumáticos, los frenos y las suspensiones, y se realizan pruebas de ruido y emisiones para comprobar su efecto contaminante.
Este examen sirve para determinar si el vehículo cumple con las normas mínimas de seguridad vial y emisiones exigidas y para comprobar si está capacitado para seguir circulando por carretera o si, por el contrario, necesita pasar por un examen técnico. Y aunque lo habitual es que los conductores revisen el estado de su vehículo antes de acudir al examen, hay ocasiones en las que pueden pasar por alto algunos detalles que pueden marcar la diferencia entre una inspección satisfactoria y una insatisfactoria.
Uno de estos detalles es el testigo MIL (Malfunction Indicator Light), un testigo situado en el cuadro de instrumentos de los coches que alerta de que hay un problema en el motor del vehículo que impide que actúe con normalidad.
El testigo MIL es un símbolo con la forma de un motor y que emite una luz amarilla. Este testigo, por norma general, se enciende después de girar la llave o pulsar el botón de contacto y se apaga en el momento en el que el vehículo se pone en marcha. Sin embargo, cuando detecta alguna avería en el coche, esta luz se mantiene.
Que el testigo MIL permanezca encendido es motivo para no superar la inspección de la ITV, ya que implica que hay un fallo o defecto grave en el motor. Por eso, es importante que los conductores revisen su coche antes de llevarlo a examen.
Este testigo, además, no señala un único fallo, sino que puede encenderse por varios motivos, desde un fallo en el sistema de alimentación o electricidad del vehículo hasta un fallo en los calentadores, en el catalizador o en el sensor de oxígeno, entre otros. Para averiguar cuál es la avería, los conductores deberán llevar su coche a taller, donde un mecánico podrá identificar el error y subsanarlo.
Como recordatorio, recordamos que la ITV es un trámite obligatorio para todos los conductores, que deberán cumplir el examen dentro de las fechas que les correspondan, y que no acudir a estas citas está sancionado con multas de entre 200 y 500 euros. Además, si no se supera el examen, se corre el riesgo de que el vehículo quede completamente inmovilizado hasta que resuelvan los problemas y averías, por lo que recomendamos revisar y reparar nuestro vehículo antes de llevarlo a examen.