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Después de que hace unos meses la princesa Leonor cumpliese los 18 años y jurara la Constitución ante las Cortes la Generales, la heredera ha tenido que continuar con su formación en la Academia Militar de Zaragoza, pero mientras lo hace, ha trascendido que la princesa ya se ha sacado el carnet de conducir, aprobándolo hace solo unos días. Un carnet que al que probablemente sacará especialmente partido durante este verano, más aún tras el regalo hecho por su padre, el rey Felipe.
Se trata de un obsequio con un gran valor sentimental, pues el monarca le regalará a su hija su primer coche, el mismo que recibió cuando cumplió la mayoría de edad en 1986 de parte de su padre, Juan Carlos. Según la información ofrecida por el programa ‘Fiesta’, la princesa recibirá el Seat Ibiza SXI de color dorado al que se le hicieron unos cambios a medida para el entonces príncipe porque era muy alto, además de tener una tapicería a su gusto.
Al parecer, el monarca ha sido el encargado de ir a recoger el coche, que estaba guardado en un garaje de Barcelona, para dárselo a su hija este verano en el Palacio de Marivent. Es un coche único, porque solo hay un modelo como este del Seat Ibiza, fabricado especialmente para Felipe. “Incorporaba un motor de gasolina de 1’5 litros con 100 CV, es decir, tenía más potencia que los 85 caballos que venía de serie. También contaba con unos ensanches de los laterales traseros, neumáticos más grandes, unos alerones…”, explicaba a El Español el responsable de Coches Históricos de Seat, Isidre López.
Además, por la altura del príncipe, se modificaron sus asientos y se le añadió un detalle especial: su volante es de Porsche. Sobre el color, “este Seat Ibiza VIP fue pintado en un color oro que no estaba en la gama del Ibiza”, contaba el responsable. Un coche histórico que en su día costó unas 850.000 pesetas con casi 40 años de antigüedad al que ahora se pondrá a los mandos la princesa Leonor.
Y no es lo más normal hoy en día. Hace décadas lo normal era que los jóvenes estuviesen deseando cumplir los 18 para sacarse el carnet de conducir y así poder disfrutar de su tan ansiada independencia, limitada a cuando sus padres les dejaban el coche, claro está. Actualmente la cosa es bien distinta. El cambio empezó con los millennials y se ha extendido a la generación Z.
Actualmente no todos los jóvenes se apuntan a la autoescuela nada más cumplir la mayoría de edad, algunos llegan a los 30 sin haber conducido nunca, algo impensable en los años 80. El principal problema es el económico, pues sacarse el permiso de conducir puede salir unos 1.200 euros, contando con que todas las pruebas vayan bien.
No solo eso, quizá tampoco les compensa invertir ese dinero si luego no van a tener un vehículo con el que poder desplazarse y, de poder tenerlo, quizá prefieren guardarse ese dinero para otras cosas y no para su mantenimiento. Además, la conciencia ecológica en los más jóvenes también tiene cierta influencia, encontrando otras formas de moverse más sostenibles con vehículos compartidos o las opciones de transporte público, no solo autobuses y metro, sino el taxi o los VTC, que les permiten moverse rápidamente por las ciudades sin tener que sufrir el estrés del tráfico.