Una de las principales características de un coche, y precisamente una de las que suelen recibir menos atención por parte del propietario, es su pintura. Se tiene asumido que el coche es verde, rojo, metalizado o mate, pero el cuidado de la pintura del coche no acostumbra a ser una prioridad, a excepción de cuando hay rayadas, golpes o accidentes.
Pero la pintura del coche es un aspecto muy a tener en cuenta ya no solo a nivel estético, porque ejerce de protección de los elementos de chapa, interiores y exteriores de la carrocería. Por este motivo, es muy importante conocer todos los factores que pueden dañar esta capa de protección de la carrocería. Hay que tener en cuenta que la calidad y procesos de pintado han evolucionado enormemente con el tiempo, utilizándose actualmente materiales de mayor calidad, lo que ha redundado en una mayor durabilidad de la pintura.
Frío, humedad, agua, calor, nieve, hielo… todos estos elementos meteorológicos desgastan poco a poco la capa de barniz, dejando a la vista la capa de pintura real, que no está preparada para aguantar por si sola la crudeza del tiempo. Es muy importante poder guardar el coche y resguardarlo de las inclemencias meteorológicas el mayor tiempo posible. Naturalmente el coche es una máquina de uso diario y es muy difícil tenerlo siempre guardado en el garaje, pero en la medida de lo posible, cuanto más tiempo pase a cubierto, mejor también para su pintura.
Aun contando el barniz con filtros UV, los rayos de sol acaban atacando esta capa con el paso del tiempo, llegando directamente a la pintura base dejándola en mal estado y provocando la aparición de las capas más internas de aparejo e imprimación. El último paso de los rayos de sol será dejar la chapa viva del coche, provocando un foco de corrosión muy peligroso en el futuro para la integridad estructural de la carrocería.
El salitre, usado en las zonas frías y de montaña para evitar la formación de hielo en la calzada, es difícil que pueda dañar por si solo el barniz y la pintura. El problema radica en que este salitre se aplica en forma de granos de sal gorda, que al ser escupidos por las ruedas del coche impactan contra la carrocería como si de piedrecitas se tratara, golpeando la capa de barniz y erosionando progresivamente el barniz y la pintura, hasta eliminarla por completo de la carrocería.
El salitre y la humedad son un perfecto caldo de cultivo de óxidos capaces de destruir la chapa del vehículo, provocando agujeros, grietas y debilidad estructural en los puntos de corrosión, que podrían acabar en una imposibilidad de seguir circulando con el automóvil.
Un elemento dañino y normalmente subestimado son las heces de las aves urbanas, como las palomas. Por su composición química, estas heces son muy corrosivas con las pinturas y barnices, por lo que en muy poco tiempo son capaces de dejar la pintura descolorida y, más adelante, con la chapa convertida en un foco de corrosión por óxido.
Por sus características químicas, el líquido de frenos del coche es altamente corrosivo con las lacas, barnices y pinturas, además de actuar extremadamente rápido y sin posibilidad de remediar el daño una vez la pintura se ha manchado.
En zonas exteriores, salvo salpicadura de las ruedas por avería en el sistema de frenos (pérdida de líquido), no suele ser habitual el daño por este motivo. Por contra, sí es mucho más habitual en las zonas próximas a los frenos, ya que es donde se producen las fugas en latiguillos o bombines de freno, que vierten en las ruedas y estas salpican toda la zona interior de los guardabarros y pasos de rueda.
También es habitual el derrame de líquido al reponer o rellenar el depósito del líquido de frenos, por lo que si no se limpia inmediatamente con productos adecuados que disuelvan el líquido, en muy poco tiempo la pintura manchada saltará a tiras, dejando a la vista la chapa de la carrocería y proporcionando un punto de corrosión por óxido.
No te decimos que haya que ser como un maníaco de la limpieza que cada tres o cuatro días deja el coche como los chorros del oro, pero tampoco llegues al extremo de que se pueda escribir sobre él. La carrocería del coche hay que limpiarla de forma frecuente -cada dos semanas como mucho- para retirar todas las partículas que se depositen sobre ella, las cuales a la larga desgastan la pintura.
No utilices productos demasiado agresivos para lavar. Además, debes evitar los antiguos túneles de lavado con rodillos que no sean de goma, ya que provocarán pequeños arañazos que, una vez sean bastante numerosos, serán visibles desde lejos.