Desde hace tiempo los conductores de cualquier tipo de vehículo han comenzado a concienciarse de la importancia de tener coches eficientes y respetuosos con el medio ambiente, precisamente los que poseen coches diésel son los que más se suelen preocupar. Pero desde hace años existe una fórmula para aquellos coches diésel que no puedan cumplir con la norma de limitación de emisiones, a los que se les añade en su depósito un aditivo que permita reducir esas emisiones contaminantes: el AdBlue.
Si eres conductor de diésel seguramente ya lo conozcas, pues desde que la norma Euro 6 entró en vigor limitó las emisiones de óxido de nitrógeno tóxico (NOx), por lo que la mayoría de coches con motores diésel que llegan al mercado necesitan disponer de este sistema. Pero, ¿qué es el AdBlue? Simplemente es un líquido que no contamina y que ayuda a reducir los gases perjudiciales que se generan por el funcionamiento del motor del vehículo.
Ahora que sabes qué es AdBlue, su funcionamiento es bastante sencillo y eficiente, pues su principal cometido es transformar las partículas de NOx que saldrían por el tubo de escape en un compuesto mucho menos dañino para el medio ambiente, convirtiéndolo en una mezcla de nitrógeno y vapor de agua gracias a la reacción química que produce. De esta manera se cumple a la perfección con lo que la normativa Euro 6 exige.
Lo más probable es que si no has tenido un coche diésel no sepas exactamente de qué manera se usa o se añade al vehículo, pero lo cierto es que no tiene ningún tipo de complicación para los conductores. El AdBlue tiene un tanque específico para el producto y la boca para su relleno suele estar al lado de la del combustible, por lo que aunque están bien diferenciadas, ten mucho cuidado de no equivocarte al repostar.
Por lo general el cuadro de mandos del vehículo te avisa cuando la cantidad ya es algo baja y, por lo tanto, es necesario que rellenes el depósito de AdBlue. Y esto es muy importante, porque confiarse o despistarse puede ser fatal debido a que quedarse sin AdBlue puede significar que el motor no arranque o, si lo hace, su rendimiento sea mucho más limitado y las emisiones que expulsa el coche sean contaminantes al no poder hacer su función de convertirlo en vapor de agua y nitrógeno.
Quedarse sin AdBlue ya ves que puede ser preocupante para el funcionamiento del automóvil, por eso mismo los vehículos que requieran de este líquido deberían llevar en el maletero algún envase por si en medio de un viaje te llevas la sorpresa de que se está agotando y no tienes posibilidad de repostar. Existen desde garrafas de 10 litros a otras más reducidas de cinco o dos litros que se pueden conseguir fácilmente en tiendas especializadas o en estaciones de servicio, de las cuales muchas ya cuentan con sus propios surtidores, como si fueses a echar gasolina.
Antes te contamos que por lo general la boca de AdBlue suele estar justo al lado de la de diésel y que es muy importante no equivocarse al repostar cualquiera de las dos sustancias. Aunque AdBlue se suele diferenciar bastante bien con un tapón azul, no es de extrañar que en alguna ocasión haya un despiste y se eche diésel en el depósito de AdBlue o viceversa, en esos casos no debes arrancar el coche porque pueden haber fallos en el sistema que acarreen daños en el motor, por lo que lo mejor es ponerse en contacto con profesionales o el fabricante.
Otros puntos de este producto que debes tener en cuenta es que puede ser corrosivo, por lo que hay que intentar que no entre en contacto con otros materiales del vehículo. Además, presta atención a su fecha de caducidad, pues si ya se ha pasado puede que sus propiedades se hayan perdido y no haga la función necesaria. Y cuidado con temperaturas bajo cero porque podría solidificar el líquido, lo que impediría su funcionamiento.
Ya ves que gracias al AdBlue los vehículos diésel pueden reducir sus emisiones contaminantes, tal y como estipula la norma Euro 6, para ser más respetuosos con el medio ambiente. Sus cuidados son mínimos y solo hay que preocuparse de no quedarse con el depósito a cero y prestar atención a no equivocarse de boca cuando lo repongas.