El verano no solo tiene efectos en nosotros, ya que por el calor podemos sentirnos más cansados. Nuestro coche también sufre, y mucho, con las altas temperaturas, más ahora, en tiempos en los que las olas de calor están a la orden del día y que los termómetros superen los 40 grados se convierte en algo más que habitual. Esas temperaturas disparadas tienen efectos en nuestro coche, solo hay que pensar en ese momento en el que te subes al vehículo tras estar varias horas expuesto al sol y su interior es lo más parecido al infierno, se estima que con una temperatura de 35 grados el habitáculo puede alcanzar los 55. ¿Sabes a qué debes estar atento en días de calor extremo? Toma nota para cuidar al máximo de tu coche cuando el sol no da tregua.
El paso de los años, el desgaste de su mecánica y las altas temperaturas forman el pack perfecto para que tu vehículo pueda sufrir algunos daños o problemas durante el verano cuando los termómetros se disparan. Ya en nosotros mismos hay ciertos riesgos, pues tendemos a deshidratarnos e incluso puede provocarnos algo de somnolencia, parecido a un estado de embriaguez, por el efecto del calor en el cuerpo. Por eso, se aconseja tomar agua y evitar las comidas copiosas durante los días que más calor hace.
Y lejos de nosotros, el calor afecta a la mecánica de nuestro preciado coche. Entre las cosas que hay que vigilar estando en una ola de calor está el aceite, porque cuando los termómetros superan los 40 grados su evaporación aumenta considerablemente reduciendo sus niveles, por lo que en verano no está de más echarle un ojo de vez en cuando al depósito.
Pero no es el único líquido al que deberías prestar atención, porque el de frenos, así como sus discos, también puede sufrir, y mucho, con las temperaturas disparadas. Los días en los que el calor aprieta al coche le cuesta un poco más frenar, por eso mismo lo más aconsejable es revisarlo en los días muy calurosos para arrancar el motor con total seguridad. Y precisamente del motor hay que hablar, porque es probable que se sobrecaliente en exceso, así que lo indicado es mantener nivel del líquido de refrigeración.
Entre los aspectos a los que más afecta el calor está la calzada, pues el oscuro asfalto recoge el calor y, por supuesto, tiene efectos en los neumáticos. Estos pueden dilatarse más de la cuenta por las temperaturas, lo que hace que terminen desgastándose antes e incluso se corra un mayor riesgo de que se pique la rueda o reviente. Por eso mismo una de las recomendaciones principales, al contrario que en invierno, es mantener los neumáticos con la presión mínima aconsejada por el fabricante.
Además, el calor del habitáculo no es aconsejable querer aliviarlo directamente con el sistema de climatización porque lo podríamos al limite y hará que se gaste más combustible, por eso antes de encender el aire se recomienda bajar las ventanillas para igualar la temperatura interior con la del exterior y, luego sí, poner el aire a nuestro gusto para seguir el viaje.