Hay partes de los coches que sus propios dueños desconocen que existen. Si no eres un gran amante de las cuatro ruedas por lo general solo conoces lo más básico, pero algunas especificaciones, igual de importantes, muchas veces se te escapan (menos mal que existe el taller). Eso es algo que le puede ocurrir a los conductores de vehículos diésel, los cuales tienen un filtro de partículas añadido al tubo de escape que realiza una misión de gran importancia, ya que les ayuda a reducir el nivel de emisiones contaminantes a la atmósfera. Así que ya ves que su función es más que relevante, por eso este filtro requiere de cierta atención.
Ubicado en el tubo de escape, el filtro de partículas consigue retener las partículas sólidas que genera el motor hasta que se llena. Una vez está listo, se necesita que el motor esté caliente para que los gases de escape aumenten su temperatura, pero también es necesario ir a una velocidad elevada para que se quemen el mayor número de partículas posibles. Aún así debes tener cuidado, ya que tras este proceso de regeneración, quedarán residuos que se van almacenando poco a poco, por lo que llegará un momento en el que sea necesario el cambio de filtro.
Pero además, para que se pueda producir este proceso es importante que se realicen trayectos largos, ya que en recorridos cortos todo este ciclo puede interrumpirse, y si ocurre varias veces de forma consecutiva lo más probable es que se encienda una luz en el cuadro de mandos, avisando de que es necesario que se produzca la regeneración. ¿Qué pasa si no se completa? Pues el filtro puede llegar a taponarse de tal manera que ni siquiera los gases pueden ser expulsados, provocando alguna avería grave o incluso el fallo del motor.
Lo mejor para que este ciclo se complete y tu coche no tenga ningún problema es conducir durante al menos 15 o 20 minutos a más de 60 km/h en altas revoluciones, por lo que es necesario salir de la ciudad de vez en cuando si quieres que esta regeneración se produzca. Eso sí, antes comentábamos que no todo se quema, por lo que quedan algunos residuos que se van acumulando tras cada regeneración. Por eso, al final se terminará obstruyendo y habrá que sustituirlo cada ciertos kilómetros, que dependerán del tipo de conducción que hagas. Por ejemplo, si en su mayoría circulas por la ciudad, tendrás que cambiarlo antes.
Debes conocer a tu coche, porque si apagas el motor en pleno proceso de regeneración se terminará taponando. Algunos vehículos señalan con un testigo en el cuadro de mandos cuándo está el proceso en marcha, pero hay otros casos en los que no es así. Por eso debes atender a un posible ruido del motor más brusco o al aumento del consumo de combustible, dos señales de que la regeneración está en desarrollo.
Es importante que tengas en cuenta que los trayectos cortos no son para nada beneficiosos para el filtro de partículas en los coches diésel, y si tu caso es así, debes salir de vez en cuando a la carretera para liberarte de esas partículas, además de seguir una revisión constante y sustituirlo cuando sea necesario.
Además, según el Real Automóvil Club de España (RACE), durante el estado de alarma en el que se encuentra España ha habido un aumento en las consultas sobre el filtro de partículas debido a que la gran mayoría de coches se encuentran parados o solo realizan trayectos cortos, por lo que la regeneración es casi imposible.
Por eso, desde RACE hacen algunas recomendaciones a través de su cuenta de Twitter para cuando termine el confinamiento o para aquellos conductores que tienen permitido ahora mismo realizar desplazamientos. La principal es consultar el manual del vehículo para ver si el fabricante aconseja algún método para provocar un ciclo de regeneración forzada. También exponen la importancia de evitar los trayectos urbanos cortos y conducir, en la medida de lo posible, en revoluciones altas para que el filtro no se tapone.
El filtro de partículas es uno de los elementos más importantes de cualquier vehículo diésel, pues permite que se quemen todas las partículas y que sean expulsadas del vehículo sin la necesidad de que se cree una nube de gas negro en el tubo de escape. Realizar los procesos de regeneración permitirán su buen mantenimiento, aunque no olvides que llegará un punto en el que será necesaria su sustitución.