Muchos dan por sentado que el futuro más inmediato del coche es el coche eléctrico, como alternativa a los combustibles fósiles y motores de combustión tan contaminantes. Desde luego, la hibridación y la electricidad, gracias a las baterías de ion litio, principalmente, ya ofrecen alternativas que empiezan a ser coherentes en cuanto a autonomía, aunque en precios y tiempos de recarga queda mucho camino por recorrer, así como aligerar el peso de unos coches que cuanta más grande sea la batería, más pesarán y menos sentido tendrán. Hagamos una radiografía de los pros y contras de ambas opciones para entender mejor por dónde van los tiros en el futuro del coche.
Sin embargo, hay marcas que ya tienen proyectos muy avanzados con coches que funcionan a base de hidrógeno. Japón y Corea son las que han cogido la delantera en este asunto y Honda, Toyota y Hyundai son las marcas más punteras en el tema que ya disponen de coches que funcionan con esta tecnología… incluso Hyundai y Toyota ya lo venden en España.
El primero es el Hyundai Nexo, un SUV de 4,67 metros de longitud que ofrece una autonomía de algo más de 700 kilómetros. Su precio es de 69.000 euros, tiene 5 plazas, 461 litros de maletero y una potencia de 163 CV. En el caso de Toyota el modelo Mirai –futuro en japonés- es una berlina que tiene un precio ligeramente superior a los 80.000 euros, 155 caballos de potencia y una autonomía de 500 kilómetros, pudiendo repostar la totalidad del depósito en sólo 3 minutos.
En realidad ambos conceptos tienen muchísimas cosas en común. Es cierto que el coche de hidrógeno experimentó en sus comienzos varios caminos, pero al final se ha asentado la opción de alimentar coches eléctricos con una pila de hidrógeno. En resumen, los coches de hidrógeno son también eléctricos.
En ambos casos las ruedas las mueve un motor eléctrico, pero la diferencia está en su alimentación. Mientras el vehículo eléctrico debe ser conectado a una toma de corriente para cargar las baterías, el de hidrógeno funciona a base de pilas recargables de hidrógeno que, al combinarse con oxígeno tomado del aire genera energía eléctrica para el automóvil y desprende vapor de agua, con contaminación cero al medio ambiente.
El motor de un coche de hidrógeno está compuesto por varias partes. Una de ellas está formada por la llamada pila de combustible, encargada de producir electricidad a partir de la reacción del hidrógeno almacenado en contacto con el aire y liberando agua al exterior en forma de vapor.
Esta energía se almacena en una batería que se usará cuando el vehículo circule a baja velocidad. En los desplazamientos por carretera, cuando se requiera más potencia, el motor usará la pila de combustible al tiempo que recargará la batería.
Quizá es el elemento definitivo para los que defienden la pila de combustible de hidrógeno frente a la electricidad. Es posible recargar el tanque del vehículo (de forma prácticamente idéntica al repostaje de gasolina o diesel) en aproximadamente 3-4 minutos. También la autonomía juega, de momento, a favor del hidrógeno, que en el caso del Nexo de Hyundai ya puede estar cercano a los 800 kilómetros sin repostar.
Si el punto anterior es clave para los defensores de esta modalidad, este es el que utilizan los defensores del coche eléctrico para ensalzar su opción. La obtención del combustible no es un tema baladí, aunque el hidrógeno sea uno de los elementos que más abundan en el planeta, ya que es necesario tratarlo para obtenerlo en el estado necesario para la automoción. A día de hoy es un proceso costoso, difícil e incluso contaminante según el tipo de procedimiento.
Al coche eléctrico y al coche de hidrógeno se les considera coches no contaminantes, con etiqueta Cero o Zero Emisiones, dependiendo del argot que utilicemos. Sin embargo, la energía eléctrica generada para la recarga de un coche eléctrico puede provenir, perfectamente, de fuentes contaminantes. En España casi la mitad de la energía procede de renovables, con lo que la contaminación es menor que lo que se deriva de la obtención del hidrógeno.
El coche eléctrico. La energía total consumida por el vehículo de hidrógeno es mayor que la del eléctrico, según datos de la agencia Transport & Environment. La eficiencia de un coche eléctrico actual es del 73% frente al 22% del hidrógeno. Por si os lo preguntáis, la eficiencia de un coche con motor de combustión es del 13%.
Al final el que decidirá será el usuario, o eso nos creeremos. Aquí el coste de adquisición y la cantidad de puntos de repostaje, así como el precio del llenado del depósito, serán claves. Hoy en día, aunque los coches eléctricos son más caros que los de combustión, aún son bastante más económicos, en general, que los de hidrógeno. De hecho, hay muchas más opciones en tamaños, calidades y precios, que los de hidrógeno, que ya hemos visto que, de momento, son dos en el mercado.
En cuanto a los puntos de recarga… el hidrógeno no puede competir con el eléctrico, aunque a día de hoy tener un coche eléctrico es poco menos que un acto de fe ante la deficiente red de puntos de recarga y su estado. Repostar el tanque de hidrógeno de un coche ahora mismo es muy complicado. Lo primero es que la instalación de una hidrogenera requiere una inversión elevada. Antes de que acabe 2020 en España existirán 7 puntos de abastecimiento de hidrógeno. Se encuentran en Ciudad Real, Albacete, Huesca (2), Sevilla, Madrid y Zaragoza.