Con lo fácil y rápido que es dejar decente el exterior del coche y lo complicado que es el interior. Cuando parece que todo está correcto… ¡sorpresa! El juguete de tu nieto que desapareció hace meses o una botella de agua medio vacía que lleva varias semanas rodando bajo los asientos. ¿De dónde salen? Pero sin duda, lo más complicado de mantener siempre en perfecto estado son los asientos. Para ir al trabajo, para visitar a tus hijos o nietos… al final nunca encuentras el momento adecuado, pero es una de las partes más importantes del vehículo no solo por la seguridad, sino por la comodidad que deben dar. Por eso la tapicería siempre debe estar a punto.
Manchas que nunca quitaste, restos de comida que se acumulan, los pelos del perro cada vez que lo llevas al veterinario… Sin darte cuenta se te acumula más y más suciedad en los asientos y, cuanta más haya, más complicado será quitarla. Así que es el momento de que sepas cómo dejarlos relucientes sin necesidad de gastar una tarde entera para ello. Rápido y sencillo para que el interior de tu coche parezca recién sacado del concesionario.
Lo primero es tirar toda la basura que haya escondida en cualquier rincón para entonces sacar a tu mejor compañera durante este proceso: la aspiradora. Si no tienes una, la gran mayoría de estaciones de servicio cuentan con algunas junto a la zona de lavado. El aspirador te permitirá quitar todo el polvo y la suciedad, incluido todo lo que se acumula en las costuras y que pensabas que era imposible de limpiar. Para que quede bien limpio, pasa la aspiradora de dentro del asiento hacia fuera para deshacerte más fácilmente de la suciedad.
Ahora vienen algunas diferencias, pues no es lo mismo una tapicería de tela que una de cuero. Para los de tela, lo mejor es que tras aspirar se utilice una espuma seca específica para este tipo de asientos, aunque otra posibilidad es humedecer, sin que escurra demasiado, un paño con agua y detergente. Si eliges esta última opción ventila bien el coche para que se seque la tela. Mientras, para los de cuero es un proceso algo similar, aunque tras frotar con el paño, puedes secarlo con otro. Eso sí, para que el material se conserve perfectamente, se suele aconsejar que una vez al año se aplique un limpiador especial para no perder el brillo y evitar su desgaste.
Pero claro, más allá de una limpieza básica seguro que te estás preguntado qué hacer ante esas manchas concretas que por el uso o por tener niños a veces es inevitable que surjan. Aunque no todas son fáciles de quitar, si actúas rápido y no lo dejas pasar, seguramente te desharás de ellas sin problema.
Una de las que más preocupa es la de vómito. Los niños tienden a enfermarse con más frecuencia o a marearse en los viajes, así que padres y abuelos deben ir siempre preparados para no llevarse una posible sorpresa en mitad de un trayecto. Lo principal es quitar lo mayor con un papel hasta que solo quede la mancha. Agua y jabón puede ser un gran remedio para una emergencia, pero desde que sea posible, mezcla agua con vinagre blanco y pasa un paño humedecido. Tras ello esparce algo de bicarbonato de sodio por la zona para que absorba los malos olores. Aspira el bicarbonato y ya no habrá rastro de la mancha.
En invierno es muy probable que sin querer los zapatos lleven algún rastro de barro. Si te das cuenta en el momento, un paño húmedo será tu salvación, pero si seca, utiliza un cepillo para retirar lo mayor y después pasa el trapo húmedo. Para cosas del día a día, como unas gotas de café o alguna pepita de chocolate de las galletas de la merienda de los niños, lo mejor es agua y jabón y ponerse a frotar con la bayeta para deshacerte de ellas.
Si quieres tener los asientos siempre en buen estado no dudes en echarles una buena limpieza de vez en cuando para conservar la tapicería lo mejor posible. Y si tu miedo son las manchas inesperadas ya ves que un pequeño kit de supervivencia en el maletero puede ser tu salvación en más de una ocasión: una botella con agua, algo de detergente, papel, un trapo y hasta un cubo. No te ocupará casi nada y estarás preparado ante cualquier adversidad.