Hace años tomaste una decisión que te ha ahorrado mucho mal humor mañanero. Aparcaste el coche en el día a día y apostaste todo al rojo por una 'scooter' para ir al trabajo. Desde entonces, ni un enfado matutino con el tráfico, ni una excusa por llegar tarde y mucho disfrute gracias a un vehículo más ágil en entornos urbanos, que no contamina y permite adelantar en las interminables colas de coches de primera hora. Unos años después, es tiempo de renovarla, pero no sabes qué elegir, ya que el abanico de vehículos unipersonales se ha hecho más grande, especialmente por la parte sostenible. ¿Sigo con una moto de gasolina? ¿Me paso a la eléctrica? Para elegir bien, la Organización de Consumidores y Usuarios ha comparado la rentabilidad de las dos para tomar una buena decisión en términos de ahorro y eficiencia.
En términos de sostenibilidad ambiental, la OCU afirma que la mejor opción es una moto eléctrica. No contamina en su uso. Usan electricidad en lugar de combustible, muchas disponen de batería extraíble (por lo que se pueden cargar en cualquier toma de corriente, son más silenciosas (por lo que reducen la contaminación acústica) y no el coste de mantenimiento es notablemente menor que el de las motos de gasolina. A este respecto, por tanto, parece claro que las motos eléctricas son una opción más sostenible y, por tanto, más recomendable si esa es nuestra prioridad.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el desembolso inicial será mayor en una moto eléctrica que en una tradicional. Pese a que generalmente tienen menos impuestos (al estar bonificadas en el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica en algunos consistorios), el pago inicial es mayor. La OCU lo señala claramente al comparar la eléctrica más vendida y la tradicional más vendida.
Pese a que el desembolso inicial es mayor en las eléctricas que en las tradicionales, en el consumo sale ganando la primera. La OCU, comparando ambos modelos, señala que suponiendo que se recorren 30 kilómetros diarios (unos 10.000 al año) con cada una, la tradicional supondría un gasto de 400 euros al año en gasolina, mientras que en el caso eléctrico ascendería a unos 30 "si usamos la tarifa de discriminación horaria y cargamos por la noche". En global, la moto eléctrica ahorra unos 350 euros por cada 10.000 kilómetros y en 10 años se prespondría un ahorro de 3.500 euros. El coste extra, por tanto, se vería compensado a la larga.
A ello se debe sumar los precios de las revisiones, seguros, impuestos y otros costes, que según la OCU favorecen a las eléctricas (por ejemplo en el plan Moves, que ayuda con 750 euros por cada moto sostenible). Con ello, la OCU termina por afirmar que estas motos son "una opción más ecológica y rentable a largo plazo".
A pesar de que todo parece a favor de ellos, la OCU ha querido remarcar también los inconvenientes que pueden llegar a tener estos vehículos ecológicos.