La revolución de la electrónica en la automoción nos trae innovación, comodidad, rapidez… lo disfrutamos a diario los conductores sin ni siquiera darnos cuenta cuando nos disponemos a entrar en nuestro coche. Desde hace años las llaves ya no se introducen en una cerradura para abrirlo. En los modelos más modernos la apertura es a distancia con una llave inteligente e inalámbrica mientras nos acercamos. En los vehículos menos nuevos se presiona un botón de un mando.
Desde Uppers te vamos a explicar por qué recomiendan envolver las llaves del auto en papel de aluminio desde que los sistemas de apertura se han modernizado tanto. El problema es que la comodidad del conductor también se ha convertido en una jornada de puertas abiertas para los ladrones, que esperan su oportunidad y se especializan en romper las barreras de seguridad de los vehículos casi al mismo tiempo que las estrenan cuando salen de fábrica.
Los ladrones de coches ya son capaces de quebrantar los sistemas de seguridad por mucha sofisticación que incluyan. Han inventado formas de acceder en segundos y a distancia principalmente cuando la apertura requiere de una llave inalámbrica.
Estas llaves aún llevándolas en el bolsillo son detectadas por el coche y al acercarnos libera el bloqueo de sus puertas. Cuando nos sentamos es suficiente pulsar un botón que pone el coche en marcha para comenzar a conducir. El sistema opera por radiofrecuencia; la llave emite una señal bastante débil y de corto alcance de modo que si te alejas del coche se cierra automáticamente. Es en este momento cuando los ladrones pueden entrar en acción mediante dos fórmulas.
Una de ellas consiste en seguirnos, sin que nos percatemos, usando un inhibidor de frecuencias. De este modo, salimos del vehículo y nos marchamos creyendo que se ha cerrado como siempre. Sin embargo, su inhibidor corta la señal de nuestra llave inteligente, lo que impide el cierre automático de las puertas. Así el ladrón entra y lo arranca con un equipo electrónico.
La segunda de las fórmulas es aumentar el alcance de la señal de radiofrecuencia que emite la llave, que siendo de onda corta no supera el metro de distancia. Al incrementar el alcance con un amplificador y repetidor de señal, los cacos provocan que el vehículo siga recibiendo la señal de la llave y no se cierre. A pesar, por ejemplo, de que lo aparquemos en un garaje y hayamos subido a un quinto piso en ascensor. La consecuencia es la misma. No hay bloqueo de puertas y el ladrón podría entrar y encender el coche con un equipo electrónico.
La recomendación es comprobar siempre que el vehículo se ha cerrado correctamente antes de dejarlo a su suerte. En los manuales de instrucciones encontrarás cómo forzar la seguridad hasta el último extremo con acciones muy sencillas como pulsar dos segundos un botón o dos veces seguidas para desactivar el reconocimiento de la llave.
Es aquí donde cobra protagonismo el papel de plata por sus propiedades aislantes; podría imposibilitar la acción de los inhibidores o de los amplificadores. Solo es necesario envolver la llave en papel de aluminio mientas estamos en casa o en la oficina.