Si eres fan de los coches, seguro que has oído hablar de Lexus, la marca japonesa de automóviles de alta gama creada por Toyota en 1989 para conquistar al mercado estadounidense y competir a nivel mundial con BMW, Audi y Mercedes-Benz.
Desde el momento de su creación, el fabricante japonés ha apostado por sacar modelos elegantes y de alta calidad que han ido ganándose el favor de los consumidores. Solo hace falta ver los garajes de algunos de los famosos más importantes del momento para descubrir que los Lexus no pueden faltar en una buena colección de lujo: son imprescindibles.
Pero ¿cómo ha logrado esta joven marca convertirse en una de las más prestigiosas del mercado en poco más de tres décadas? Para entenderlo, debemos poner los ojos en sus fábricas y, en concreto, en una figura muy especial: los maestros Takumi.
Experiencia, técnica y precisión: así podríamos resumir la labor de los maestros Takumi, un pequeño grupo de personas encargadas de revisar cada parte de los coches en busca de la excelencia.
Estos trabajadores son maestros artesanos con una exigente formación, resultado de al menos 25 años de experiencia en un área concreta de la creación de vehículos, que aúna tradición y vanguardia y que les ha permitido perfeccionar sus sentidos para identificar cualquier tipo de imperfección en los automóviles, ya sea en la mecánica, la estética, la conducción o los acabados.
De ellos, destaca su sentido del tacto, sus manos: con ellas, pueden medir hasta el más mínimo detalle y percibir los defectos más pequeños, incluso los que no llegan al milímetro. De este modo, no solo garantizan la máxima calidad, sino que añaden la delicadeza humana a todo el proceso de fabricación del vehículo.
Los Takumi son los líderes del equipo de fabricación, quienes se encargan de supervisar e inspeccionar todas las partes de los automóviles para lograr la perfección.
A la hora de trabajar, cada uno de estos artesanos se encarga de un aspecto concreto del proceso de fabricación, al que deben dedicarse en cuerpo y alma. Además, como maestros, también deben transmitir los valores y la tradición de la compañía a las nuevas generaciones.
Convertirse en Takumi supone alcanzar la máxima distinción a la que puede aspirar un ingeniero en Lexus. Tal es así que en la planta de Miyata en Kyūshū, una de las fábricas donde se crean los nuevos modelos, tan solo 19 de los 7.000 trabajadores tienen el honor de ser considerados Takumi.
Para lograrlo, estos artesanos tuvieron que demostrar sus conocimientos y habilidades con todo tipo de pruebas, a cada cual más exigente. De estas, destaca la de papiroflexia, en la que los aspirantes deben doblar un gato de origami en menos de noventa segundos y con la mano no dominante.
A pesar de que los avances tecnológicos han permitido que las fábricas de Lexus cuenten con máquinas de primer nivel, la labor de los Takumi sigue siendo inconmensurable.
Lejos de sustituirlos, las nuevas máquinas ayudan a enriquecer el trabajo de estos artesanos, potenciando nuevas técnicas y el uso de materiales poco convencionales. De igual manera, la experiencia de los maestros sirve para mejorar la tecnología que se emplea en las fábricas, lo que ha permitido que en la actualidad muchas de estas funciones robóticas hayan sido programadas en base a sus conocimientos.
Gracias a esto, la cadena de producción de Lexus puede presumir de ofrecer una “mecanización artesanal”, donde las máquinas crean y el hombre revisa y perfecciona para construir vehículos capaces de alcanzar la excelencia.