El 'Palabra de Boomer' de esta semana ha ido de un reencuentro. El de Boris Izaguirre (55) y Joana Bonet (54), que han quedado en nuestra cuenta de Instagram para charlar como lo hacen los viejos amigos ante un café. Solo que esta vez, en lugar de café, delante tenían a todos los espectadores que han querido sumarse al encuentro y cada uno acudía a la cita sin salir de su casa. Esto nos ha dado el privilegio de poder colarnos en el estudio de Boris, que nos ha enseñado el escritorio donde trabaja y todos los cuadros que adornan sus paredes: de Lucía Bosé, del pintor venezolano Pedro Centeno Vallenilla o de las pintoras españolas Equipo Límite.
Así, hemos sido testigos del amor de Boris por el arte y de la amistad que le une a Joana. Hasta tal punto que ella, que ha agradecido al escritor ser "una lección de vida llena de humor, filosofía y reflexión", fue testigo de la decisión del escritor de casarse con Rubén, quien ahora es su marido. "Fue en tu casa", ha recordado Boris, "en 2006, una noche que estábamos hablando de que había salido la ley [de matrimonio igualitario] en 2005, y ahí lo decidimos. Luego ya todo vino rodado".
Al hablar de su relación con su marido, a Boris se le iluminan los ojos detrás de sus gafas verde neón, que le recuerdan a Acertijo [Enigma en España], el malo de Batman y Robin: "Yo soy muy feliz en el matrimonio y creo que Rubén también. A Rubén lo convencieron para casarnos, no fui yo. Le decíamos que si nos iba mal, nos podíamos divorciar, pero no ha sido así. Llevamos 14 años casados y 28 años juntos. A mí el matrimonio me dio tranquilidad, se lo recomiendo a mis amigos". Y también se ha mojado en describir lo que el amor es para él: "Yo sigo enamorado, aunque he ido cambiando mi forma de amor. El amor es dinámico, se transforma, se mejora. Es un barco fantástico en el que estar subido y su mejor versión es la del matrimonio. Yo creo que casado se está mejor".
Boris ha hablado también de su adolescencia, que pasó estudiando en Nueva York: "Las cosas más increíbles las leí cuando estudiaba en Estados Unidos. Y allí lo hice todo a los 16 años: tomarme mi primer gin tonic, enamorarme de mi primer gran amor, hacer sexo, leer "Un poeta en Nueva York", leer a Truman Capote, ir a Studio 54 a ver si veía a mis ídolos o publicar mi primer artículo en el periódico".
"Eres un juego de contrastes", le ha manifestado Joana, "puedes ser muy divertido y vibrante, y a la vez lograr captar la intimidad de la propia tortura humana. Eres un falso tímido". "Yo soy timidísimo", ha replicado Boris, "pero lo que sí creo es que, a partir de una cierta edad, decir que eres tímido es una falta de educación. Creo que he tenido ídolos que han mezclado mucho su trabajo como escritores con su persona pública: su obra y su vida, todo junto. No es buena idea intentar separarlo, pero tampoco mezclarlo demasiado. Me gusta pensar que yo he hecho ambas cosas: he desequilibrado mucho mis dos partes y después he tenido que equilibrarlas hasta que las desequilibre una tercera vez".
"Creo que la gente ahora no puede ser de un solo sitio, tienes que ser de varios. No se puede tener una sola verdad, hay que tener varias. No se puede tener una sola personalidad. Mientras ninguna haga daño, todas son bienvenidas. No podemos ser sólo de dos sexos, no hay que ser sólo homosexual o heterosexual, debemos avanzar hacia la amplitud", ha expresado, contundente.
Y, si tuviese que ser un personaje histórico, ¿a quién escogería? "A Jacqueline Kennedy. Era muy individual y luchó siempre por ser libre".
Boris ha expresado que la situación actual le ha enseñado "a ser feliz en este espacio [su casa] y a entender un poco más la paciencia". "No te diría que me he vuelto una persona más paciente, pero sí he entendido que íbamos a una velocidad increíble. El covid es como un muro que se levantó de pronto e íbamos tan acelerados que nadie pudo frenar para no estamparse. El confinamiento me ha dado una muy buscada y perseguida serenidad y me ha hecho descubrir esquinas de mi casa en las que no me había fijado".
Cree que "todo lo que está pasando nos está volviendo cada vez más rígidos" y que "en el pensamiento no se puede ser rígido, eso es para el populismo y los totalitarismos". En su opinión, la receta para superar esta crisis es la adaptación: "La gran muestra de inteligencia del ser humano es ser capaz de adaptarse. Tenemos que adaptarnos a esta situación."
Sobre su capacidad de adaptación, considera que haber nacido y crecido en Venezuela ha sido clave para desarrollarla. "Haber nacido en un país subdesarrollado me ha dado una genética de superviviente", ha dicho. "Nosotros en el subdesarrollo no podemos planificar nada, la situación de crisis la estoy sobrellevando bastante bien por mi experiencia en el tercer mundo".
"Nosotros habíamos nacido y crecido en una Venezuela superdemocrática", ha comenzado narrando. "Pero tengo esa imagen de mi mamá levantándonos a mi hermana y a mí en mitad de la noche, era febrero del 92, diciéndonos ‘es un golpe de Estado’. Y tenía razón". Al día siguiente, Boris tuvo "la sensación de que algo se había resquebrajado en ese país que yo conocía". Y ese hecho propició su salida hacia España: "Me duele mucho todo lo que ha pasado en mi país, pero yo lo he vivido desde fuera. Le debo a España que me haya liberado de un país en el que yo no estaba cómodo y me haya dado, no sólo una profesión y un nombre, también al amor de mi vida".
De todo esto y mucho más han charlado Boris y Joana. Dale al play al vídeo de arriba para ver la conversación completa.