Parece que buscamos la comodidad en todos los sentidos, hasta para ponernos en forma. Queremos tener un buen cuerpo pero eso de levantarnos y hacer ejercicio a veces cuesta más de lo que creemos. La idea de la electroestimulación que se crea en la cabeza cada vez que pensamos en ella es estar sentado en el sofá de casa mientras esas descargas nos ponen en forma. Pero, ¿realmente funciona así o es un mito que nuestro imaginario ha decidido crearse en nuestra mente? Veamos cómo funcionan realmente los electroestimulares y si de verdad nos ponen en forma sin mover un solo dedo del sofá.
Los electroestimuladores afectan principalmente a los músculos a través de una corriente eléctrica que simula los impulsos que el sistema nervioso envía para contracción del músculo. Ahora bien, si quieres que funcione para tonificar tu cuerpo, es necesario que se complemente con el ejercicio físico y una dieta equilibrada para obtener resultados.
Realmente la electroestimulación es una técnica que principalmente se ha utilizado a lo largo de los años como método rehabilitador en medicina deportiva para combatir lesiones de larga duración en las que se puede perder mucha masa muscular. De esta manera, la electroestimulación hace trabajar al músculo durante el tiempo de convalecencia, por eso siempre ha estado muy presente en los centros de rehabilitación.
Pero también en los gimnasios y centros deportivos, donde se utiliza como un complemento durante el entrenamiento. ¿Por qué se usa en ese instante? Si lo que se quiere es tonificar el cuerpo y perder la grasa acumulada el momento para utilizar los electroestimuladores es cuando se hace ejercicio, no estando en reposo. Así se consiguen resultados un poco más rápido sin sufrir tanto en los entrenamientos, aunque lo mejor es hacerlo siempre bajo la supervisión de un entrenador o monitor que te guíe y aconseje sobre su uso.
Esto se debe a que no se debe abusar de la electroestimulación, pues ni se puede utilizar durante todo el entrenamiento, solo unos 20 minutos, y dos veces por semana, no más. De lo contrario los músculos puede sobrecargarse en exceso e incluso provocar alguna lesión.
La venta de electroestimuladores en tiendas especializadas o de forma online ha hecho que su popularidad se haya expandido más allá de los centros de rehabilitación y de los gimnasios. Pero, ¿se usa adecuadamente? Como ya te adelantábamos, se suele pensar que estar echado en la cama o en el sofá con la electroestimulación nos pone en forma y, obviamente, esto no es cierto, muy a nuestro pesar.
La principal función de la electroestimulación es hacer que se intensifique el entrenamiento, por lo que no está haciendo la función que deseamos si se está en reposo, aunque en una potencia adecuada sí puede servir para las lesiones o las contracturas que se puedan tener, pero en este caso no es el fin que se busca.
Entrenar desde el sofá no es posible por mucho que queramos creer que sí, aunque sí que se puede entrenar en casa con la electroestimulación. Como ya comentábamos, hay infinidad de aparatos tanto en tiendas físicas como en Internet, por lo que hacerse con uno es muy fácil para que puedas hacer ejercicio con él en casa. Eso sí, ten en cuenta que no tienes la supervisión necesaria que sí tendrías en un centro deportivo, por lo que es importante hacerse con uno de calidad y seguir sus instrucciones y recomendaciones para que no sea perjudicial, pues su uso en exceso ya ves que puede acarrear alguna lesión.
Los hay destinados directamente a funciones fisioterapéuticas para el tratamiento del dolor, de lesiones o de contracturas, pero también los hay para todas las zonas del cuerpo o algunos específicos para tonificar el abdomen, los glúteos o los brazos y las piernas.
La electroestimulación puede ayudarte a ponerte en forma como un complemento más a tu entrenamiento, pero no hace milagros y no consigue la ansiada tableta de chocolate desde el sofá de casa. Hay que tener precaución con la potencia que se utiliza, tanto para el entrenamiento como para las sesiones de rehabilitación, pues podría ser perjudicial y producir la rotura de fibras o agravar la lesión que ya se tiene. Por eso, sigue siempre las instrucciones y, si es posible, hazlo bajo la supervisión de profesionales.