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Filtros de mascarillas: precio, duración y tipos

  • Son los grandes desconocidos ahora mismo, pero se convertirán en la gran alternativa ecológica en breve

  • Te aclaramos sus propiedades, los tejidos más adecuados, cómo cuidarlos, dónde comprarlos y cuánto cuestan

Verano de 2020. La mascarilla es el complemento imprescindible, bañador incuido. Y todo apunta a que seguirá siéndolo en otoño. El uso generalizado ha hecho que surjan distintos diseños y modelos con varias funcionalidades. Entre ellas, las de tela se han convertido en una opción excelente porque permiten combinarlas con nuestro atuendo, si queremos deshacernos del look quirúrgico impuesto por el coronavirus. En ese caso, podemos hacerlas en casa o comprarlas en webs o tiendas físicas. El requisito fundamental es que tengan filtro. Es lo único que garantiza frenar la propagación del virus. Si has optado por las mascarillas de tela o vas a usarlas en algún momento, ten en cuenta las recomendaciones más importantes.

1. Lo primero: no vale cualquier tela

Las mejores telas para hacer mascarillas son el algodón, la gasa y la seda, o una combinación de todos estos tejidos. El algodón puede actuar como una barrera mecánica contra los gérmenes, mientras que tejidos como la gasa o la seda generan una barrera electroestática que repele cualquier partícula invasora. El algodón tiene la ventaja de que puede lavarse a 60 grados, lo que garantiza la eliminación de bacterias y virus. La gasa o la seda también admiten temperaturas altas, pero habrá un deterioro del tejido, ya sea en el color o la densidad.

En cualquier caso, siempre es mejor un tejido con una trama tupida, que actuará de repelente físico, y un diseño con pliegues hacia abajo que permita la caída de cualquier agente extraño. Los frunces en sentido ascendente harían el efecto contrario: atrapar todo tipo de patógenos. Y si las haces en casa, ten en cuenta que tendrás que diseñar una apertura en la cara posterior para poder introducir el filtro.

2. Filtros: de carbón activado

Existen en el mercado distintos tipos de filtros adaptados a cada clase de mascarilla. Los de carbón activado y tela de filtro no tejida mantienen seguros a los usuarios gracias a sus cinco capas de filtro de PM 2,5, que bloquean la contaminación y las partículas de polvo. Son rectangulares y se adaptan a la mayoría de mascarillas.

También existen filtros desechables para mascarillas de tela que ofrecen protección antibacteriana y antipolvo. Están confeccionados con cinco capas que protegen de todo tipo de olores y gases nocivos. La peculiaridad de estos filtros es que están fabricados en material de alta calidad que protege la piel, reduciendo su irritación, uno de los efectos secundarios más habituales de las mascarillas.

Los filtros reemplazables se componen de cinco capas de protección, con capas dobles de tela no tejida, capas dobles de tela soplada por fusión y una capa de filtración PM 2.5 en el medio. Esta sucesión de capas es capaz de ofrecer la protección suficiente para bloquear las partículas de humo y otras sustancias contaminantes.

Pero si lo que nos preocupa fundamentalmente es además la alergia (una partícula de polvo puede trasladar un buen número de agentes contaminantes), preferirás los filtros anti-polvo. La mayoría son compatibles con todas las mascarillas y cumplen varias funciones: eliminan los virus, pero también las partículas en el aire, polvos, alergias estacionales, niebla, contaminación, cenizas o polen. En definitiva, un filtro de altas prestaciones.

3. Cada cuánto hay que cambiar los filtros

Las mascarillas mantienen todas sus propiedades durante cuatro horas. En cualquier caso, hay que reemplazar el filtro diariamente; de lo contrario, el material puede degradarse y la filtración no será tan efectiva. La mascarilla siempre debe manipularse desde la parte posterior, sin tocar la parte frontal. La higiene de manos es, nuevamente, un must. Antes de tocar cualquier mascarilla, es necesario realizar una correcta higiene en las manos, ya sea mediante el uso de geles hidroalcohólico o jabón de manos. Debemos lavarlas a conciencia, al menos 20 segundos, desde los dedos hasta las muñecas, insistiendo en los pliegues entre cada dedo.

Una vez retirada la mascarilla, extraeremos el filtro y lo meteremos en una bolsa cerrada para tirarla a la basura. Cuando cambiemos el filtro, deberíamos lavar la mascarilla, normalmente en lavadora a 60 grados durante al menos 30 minutos. Si preferimos lavarla a mano, es necesario un buen detergente e, idealmente, un secado al sol, el mejor antiséptico natural. Ante cualquier duda con la limpieza de la mascarilla, podremos ayudarnos de nuestro olfato: cualquier resquicio de mal olor es un indicador de gérmenes.

4. Dónde se compran y a qué precio

La mayoría de estos filtros se compran en internet a precios competitivos. Las de filtro de carbón activado de Segort cuestan 1,84 euros el paquete de tres. Los reemplazables, por ejemplo de la marca Newin Starr valen 1,5 euros la unidad y 16,99 el pack de 20 unidades. Los anti-polvo para mascarilla PM 2,5 GFEU pueden comprarse por 2,50 euros ocho filtros. Por último, los filtros desechables para mascarillas de tela son los más económicos: un paquete de 50 puede adquirirse por apenas seis euros.

5. Contaminan menos

A diferencia de las quirúrgicas (desechables desde el primer uso), las mascarillas de telas son reutilizables, por lo tanto tienen más vida ý contaminan menos. En cuanto a su duración, depende del uso que le demos. Como hemos dicho, el filtro debe cambiarse diariamente, y la tela que lo envuelve podrá deteriorarse con mayor o menor facilidad, según sea la calidad del tejido y el mantenimiento que realicemos.

Si estás decidido a comprarte o a hacerte toda una colección de mascarillas, el Ministerio de Industria ha publicado guías para su fabricación donde se recomiendan una serie de materiales o combinaciones de materiales. Por su parte, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha alertado sobre el peligro de algunos materiales que pueden aumentar el riesgo de infección debido a la humedad, la difusión de líquidos y la retención del virus o provocar problemas de piel. En estos casos, el algodón es el mejor material: es tolerado por las pieles más sensibles y admite las limpiezas más agresivas. Recordemos que un filtro nuevo y limpio perderá toda su eficacia si se envuelve en una funda de mascarilla sucia.