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Mito o realidad: ¿es bueno tomar leche para la acidez?

  • Pesadez, hinchazón y quemazón que generan una extraña sensación como si se te quemara la garganta

  • Estos son los síntomas de la acidez estomacal. A veces se complican con dificultad para tragar, náuseas, mal sabor de boca, tos o faringitis

  • El pH de la leche es bastante neutro y amortigua esa acidez solo en un principio

La acidez de estómago es más común de lo que parece. Los que la sufren en silencio buscan remedios rápidos que les curen ese malestar y uno de ellos es la leche. En Uppers hemos consultado con nuestro especialista de referencia si es bueno tomar leche para la acidez estomacal. Antes de responder a la pregunta primero vamos a conocer sus causas.

¿Por qué se produce la acidez?

El estómago tiene la función de desintegrar la comida para absorber todas las sustancias que el organismo necesita. Produce movimientos que mueven esos alimentos y genera ácido clorhídrico para descomponerlos. A veces falla la válvula del cardias de modo que el estómago queda comunicado con el esófago. La consecuencia es que el esófago tiene que soportar ese pH tan ácido del estómago para lo que no está preparado. Es aquí donde empiezan las molestias.

Desde pesadez hasta hinchazón, quemazón y aires que generan una extraña sensación como si se quemara la garganta. El ardor sube desde la boca del estómago de forma muy desagradable detrás del esternón. A veces incluso se produce reflujo gastroesofágico porque los jugos gástricos ácidos o los restos de comida llegan a la faringe.

Puede haber más complicaciones como dificultad para tragar, náuseas, mal sabor de boca, tos, faringitis crónica e incluso alteraciones del sueño. Todos estos síntomas aparecen más o menos una hora después de haber finalizado la comida y lo normal es que desaparezcan al cabo de varias horas cuando se recupera el equilibrio gástrico.

¿Es buen remedio tomar leche para la acidez?

Tradicionalmente se ha pensado que un buen remedio para la acidez era tomar un vaso de leche fresca porque la alivia inmediatamente. Sin embargo, al cabo de un rato esa acidez vuelve sin dar tregua. Ese alivio se debe a que la leche tiene un pH bastante neutro (6 – 6,8) y la amortigua.

El problema está en su alto contenido en calcio porque estimula ciertas células presentes en la mucosa del estómago de modo que comienzan a generar gastrina. Esta hormona, la gastrina, tiene la función de aumentar la secreción de ácido, hace más lenta la digestión y además relaja el músculo que sirve de compuerta entre el estómago y el esófago.

Además, la leche entera es muy rica en grasas y proteínas. Esto hace que su digestión sea más lenta. El resultado es que, tras beber leche, cuando el estómago empieza a digerirla los síntomas de la acidez se acentúan y tardan más tiempo en desaparecer. Se alarga el malestar en vez de solucionarse.

Algunos profesionales sanitarios indican que sería mejor sustituir la leche por una bebida vegetal de soja. Es más baja en grasas y podría ayudar a reducir la gastritis y la acidez. No obstante, la clave no está en buscar remedios o en tomar antiácidos que puede recetar un médico, sino en saber por qué cada uno individualmente la padecemos.

Consejos contra la acidez

Estas son algunas recomendaciones con las que podría evitarse la acidez en el estómago:

  • Comer despacio, sin agobios y masticando cada bocado.
  • Caminar unos 15 minutos después de las comidas.
  • No sentarse y sobre todo no tumbarse tras haber terminado la comida.
  • Utilizar ropa holgada que no se ajuste a la cintura y desechar cinturones, mallas o pantalones muy ajustados.
  • Realizar comidas ligeras principalmente en la cena. Las comidas muy copiosas y pesadas como la carne, las grasas insanas, los fritos… incrementan la acidez; es lógico, resultan más difíciles de digerir para el estómago y requieren más tiempo.
  • Evitar excederse con el consumo de bebidas carbonatadas, excitantes (té, café, bebidas energéticas, etcétera) zumos de frutas y alcohol. Todas ellas estimulan la secreción de jugos gástricos.
  • No ingerir alimentos ácidos como los cítricos, los tomates, el picante o las especias porque irritan la mucosa gástrica que recubre las paredes del estómago.
  • No fumar. La nicotina estimula la producción de jugos ácidos y ralentiza las digestiones.
  • Evitar las verduras crudas más estimulantes para la secreción gástrica como la lechuga, los rábanos, el repollo, la cebolla, el pimiento o la zanahoria.
  • Beber mucha agua, pero sin gas, a temperatura ambiente, además de manzanilla, infusiones de tilo (que calma el estómago) y otras tisanas que ayuden a la digestión y relajan.
  • Una vez en la cama, tumbarse con la cabeza elevada favorece la salida del contenido del estómago al intestino. Una posibilidad es colocar unos libros debajo de las patas delanteras de la cama.

Como en tantas y tantas ocasiones, el estrés, la ansiedad, el exceso de peso, el sedentarismo, la falta de ejercicio, las comidas muy copiosas y la alimentación poco saludable incrementan las posibilidades de sufrir acidez.

Los especialistas detallan que si a pesar de aplicar sus consejos la acidez no desaparece y persisten los síntomas lo aconsejable es acudir al médico para que realice los estudios necesarios para encontrar las causas cuanto antes y ponerles solución. Nunca hay que arriesgarse porque las consecuencias pueden ser desde úlceras bucales o hernias hasta cáncer.