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Reinfección por coronavirus: cuándo es posible y por qué

  • Seis pacientes contagiados nuevamente por Covid muestran que la reinfección es una realidad. Te explicamos cuándo y cómo puede darse.

Toques de queda, autoconfinamientos, aislamiento preventivos, ensayos de vacunas y un buen puñado de personas que han superado el coronavirus y que, de pronto, parece que poseen los superpoderes de la inmunidad. Sin embargo, hay evidencias de que se han producido casos aislados de reinfección: seis casos en todo el mundo y alguno más pendiente de verificación. ¿Cómo se explica? Para entenderlo es necesario conocer antes cuál es la dinámica de cualquier proceso de inmunización.

Los mecanismos de la inmunidad

"Cuando nos infectamos con un patógeno, nuestro sistema inmunitario reacciona rápidamente para tratar de contener la amenaza y minimizar cualquier daño. Nuestra primera línea de defensa corresponde a las células inmunes, conocidas como células innatas. Normalmente estas células no bastan para eliminar la amenaza, y es aquí donde el hecho de poseer una respuesta inmunitaria más flexible y adaptativa. Aquí es donde entran en juego los linfocitos", explica Sheena Cruickshank, profesora de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Manchester.

Las células de memoria 'patrullan' por nuestro cuerpo protegiéndonos de las infecciones.

Existen dos variedades principales de linfocitos: los linfocitos B, encargados de generar anticuerpos, y los linfocitos T, que abarcan a las células cuya misión es liquidar los gérmenes invasores.

Los anticuerpos en sangre pueden medirse con un simple análisis; así que es fácil saber hasta qué nivel un sistema inmunitario está ofreciendo una respuesta proporcionada. A medida que pasa el tiempo, nuestros niveles de anticuerpos en sangre van descendiendo. Este hecho, sin embargo, no implica que perdamos por completo la protección, ya que retenemos algunos linfocitos que saben cómo hacer frente a la amenaza. Son las células de memoria. Tienen una vida muy larga y son las encargadas de 'patrullar' por nuestro cuerpo y entrar a la acción cuando la enfermedad acecha.

Y aquí es donde aparecen las vacunas. Su función es precisamente crear células de memoria sin desencadenar una infección potencialmente letal. La pregunta que surge es: si ya nos hemos vacunado contra una enfermedad, ¿por qué hay que repetir ciertas vacunas?

Patógenos supervivientes

Nuestro sistema inmunitario ha evolucionado para hacer frente a una inmensa variedad de patógenos, los gérmenes también han evolucionado para burlar al organismo y conseguir infectarle. Algunos de ellos, de hecho, desarrollan una 'lógica militar', con escalada armamentística incluida. Por esta razón, patógenos como los de la malaria, una de las enfermedades que causa más muertes en el planeta, o el VIH son muy difíciles de combatir.

Las enfermedades zoonóticas (infecciones que se transmiten de animales a hombres) también son un reto para nuestro sistema inmunológico; entre ellas, la Covid-19, una patología zoonótica causada por un virus proveniente de los murciélagos.

"La Covid-19 está provocada por un betacoronavirus. Estos betacoronavirus son muy comunes en poblaciones humanas, el más conocido es el responsable del resfriado común. La inmunidad generada contra los virus que provocan el resfriado suele ser precaria, pero la producida frente a virus responsables de enfermedades más serias como el MERS o el SARS es más duradera", señala la investigadora.

La medición solo de anticuerpos no arroja un resultado certero sobre la inmunidad del paciente.

Hasta el momento, los estudios sobre la Covid-19 indican que los anticuerpos son detectables hasta tres meses después de la infección. Como ocurre con el MERS y el SARS, los anticuerpos con el tiempo se van reduciendo poco a poco.

Los niveles de anticuerpos no son el único indicador de inmunidad y no revelan nada sobre los linfocitos T o sobre las células de memoria, así que el resultado de anticuerpos no muestra necesariamente la realidad sobre la inmunidad de los pacientes. "Estructuralmente el virus causante de la Covid-19 es similar al del SARS, quizá podamos ser más optimistas acerca de la duración de la respuesta inmunitaria, pero esto solo se sabrá con el tiempo", añade la experta.

¿Reinfecciones preocupantes?

Los casos confirmados de reinfección por Covid-19 hay que valorarlos desde distintas perspectivas. Detrás de algunos de estos casos podría haber habido errores de diagnóstico, ya que el virus podría haber sido detectado después de la infección y la recuperación. Los test detectan ARN viral, el material genético del virus, y este ARN, incluso cuando ya no puede provocar infecciones, puede quedarse en el cuerpo del paciente, aunque haya superado la enfermedad.

También se producen falsos negativos cuando la muestra analizada en el test no contiene material viral suficiente como para ser detectado. Esto ocurre cuando, por ejemplo, los indicadores de presencia del virus en el cuerpo son muy bajos. Así, suelen producirse resultados aparentemente negativos porque el intervalo entre la primera y la segunda infección es reducido. "Por estas razones", advierte Sheena Cruickshank, "es muy importante comprobar otros valores, como la secuenciación viral o los indicadores inmunitarios".

La reinfección, por tanto, es posible. La buena noticia es que en este caso en este caso la nueva infección sea leve o asintomática, ya que que la respuesta inmunitaria protege contra los peores efectos. "En los casos mejor acreditados de reinfección, los pacientes presentaban síntomas leves o se mostraban asintomáticos", añade la investigadora. Solo hay una excepción: "en uno de los últimos casos de reinfección acreditados, que se produjo solo 48 días después de la primera infección, el paciente presentó síntomas más severos", concluye.

Cuándo se producen reinfecciones graves

Una explicación a este fenómeno sería que en la primera infección el paciente quizá no había desarrollado una respuesta adaptativa sólida, sino que se hubiera quedado en la primera línea de defensa, sin desarrollar células de memoria. "Una forma de comprobar esto hubiera sido evaluar la respuesta inmune en función del tipo de anticuerpo generado. Esto nos podría haber dado información sobre sobre los tiempos de la infección. Desgraciadamente, durante la primera infección del paciente no se analizaron los anticuerpos", explica esta experta.

Otra explicación posible es que las infecciones estén causadas por diferentes cepas del virus, algo similar a lo que ocurre con las mutaciones del virus de la gripe. La secuenciación genética ha demostrado la existencia de distintas cepas del virus, pero no se sabe si esto altera el funcionamiento del sistema inmunitario. Muchos virus comparten ciertas características estructurales. Esto es lo que precisamente hace posible que una respuesta inmunitaria generada por un virus concreto proteja frente a otro similar.

Protección 'en racimo', no siempre deseable

Esta protección 'en racimo' sería deseable para atajar esta pandemia. ¿Es posible? "Un estudio reciente, pero aún no concluyente, ha demostrado que las defensas generadas por los coronavirus responsables de los resfriados no protegen frente a la Covid-19", asegura la investigadora, que aún va más allá: "de hecho, que los anticuerpos reconozcan virus similares puede resultar peligroso. Así se explica el raro fenómeno de la infección dependiente de anticuerpos, un fenómeno que se produce cuando los anticuerpos favorecen infecciones virales que pueden ser letales", advierte.

En definitiva, generar anticuerpos no siempre protege de la infección y no generarlos tampoco implica carecer de inmunidad. Para tener un diagnóstico claro en caso de reinfecciones hay que que conocer el estado de los linfocitos T y las células de memoria. Y, sobre todo, establecer un marco de diagnóstico común para toda la investigación y todas las terapias médicas. "La existencia de distintos parámetros ponen de manifiesto la necesidad de uniformizar los criterios a la hora de recopilar la información necesaria para lograr una evaluación más certera de la amenaza de reinfección", concluye esta experta.