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Más sueños y pesadillas en cuarentena: un experto explica el motivo de la explosión onírica

  • La falta de actividad, el agobio por la situación y el no saber qué pasará pueden activar nuestro mundo onírico

  • Desde la Sociedad Española del Sueño indican que es normal por los estímulos que estamos viviendo

Es verdad. Parece que estemos viviendo una especie de pesadilla pero esta, a diferencia de tus sueños, es real. Si en las últimas fechas tus visiones oníricas han estado más activas de lo normal, no te preocupes. Es, en cierto modo, parte de la nueva vida que estamos experimentando debido a la cuarentena por la COVID-19.

Soñamos lo que vivimos. Nuestros mundos interiores se alimentan de las experiencias exteriores, y es por eso que, con la edad, nuestros sueños cambian, mejoran y se enriquecen, pero, ¿qué pasa cuando nos 'encierran' en casa durante más de 40 días? ¿Qué le podemos aportar a nuestro yo interior de los sueños para que trabaje? Efectivamente: poca cosa. Tan solo algunas noticias que hemos oído en el bombardeo diario de información 'COVID' y poco más.

En esa tesitura, cuando entramos en la cama, nos relajamos, y llegamos a la fase REM, nuestra 'máquina de sueños' no tiene material actual, así que se encarga de 'viajar' hasta otros lugares virtuales, a veces incrustados en nuestro más profundo pasado, pero manteniendo nuestro posible estado de ansiedad, agobio o enfado por la situación.

"Es una explosión de ensoñaciones, trastornos del sueño, quejas, malos hábitos; yo no esperaba que hubiera tanto como consecuencia de esto", nos cuenta Javier Puertas, vicepresidente de la Sociedad Española del Sueño. "Hay ensoñaciones mucho más habituales y extrañas que lo habitual", confirma.

Nuestra cabeza nunca para

A pesar de que estemos en casa, sin salir a la calle, "nuestra vida psíquica no se para", comenta el experto. "Tenemos una exposición a los estímulos distinta, con preocupaciones por la familia, la salud, la economía, el trabajo, con más estrés en casa por tener una convivencia a la que no estamos acostumbrados... y estos estímulos son los que alteran la propia dinámica del sueño".

La incertidumbre de no saber muy cómo vamos a gestionar esto cuando pase, "está sacudiendo nuestra vida emocional" y se llevan aspectos no resueltos a nuestro cerebro, lo que provoca estas ensoñaciones tan raras que puedes estar sufriendo.

"La maquinaria de ensoñaciones se acelera por buscar respuestas y certezas que no tenemos, y todo eso nos lleva a escenarios con amenazas de salud o de otros tipos", explica Puertas, y afirma que esto se parece un poco al síndrome del estrés post-traumático, donde nuestras pesadillas, de forma recurrente, intentan solventar los problemas que hemos tenido.

Por ejemplo, uno de los sueños recurrentes que estaban teniendo los sanitarios y que ha sido recogido por National Geographic es encontrarse en situación de estar luchando por respirar con un respirador automático. "En función de los estímulos que tengas durante el día el contenido onírico se expresa de una manera o de otra. Los facultativos, al ver cómo la gente lucha por respirar, se llevan esa situación de estrés en el sueño", explica Puertas.

Sueños que cambian con la edad

Los sueños son expresiones de nuestra experiencia vital y nuestra vida psíquica, así que, a más tiempo vivido, mejor calidad de los sueños. El ecosistema onírico que se crea en nuestra psique varía según los años y, como muestra, se encuentra que una persona adulta no sueña con que se le cae un chupete, algo que un crío sí que puede hacer.

En el caso de la crisis de la COVID-19, también ocurre algo similar en el mundo de los sueños. "Cuando uno tiene 6 años es raro que alguien tenga insomnio porque sabe que siempre tendrá a alguien, a sus padres, que solucione sus problemas, pero cuando uno llega a los 40 ve que los problemas de los hijos son los problemas de los padres, y eso influye en nuestra vida onírica", explica Puertas.

Es una época en la que se busca la estabilidad financiera, cómo ayudar a los hijos, producir en el trabajo y se tiene estrés. "El sueño empieza a deteriorarse y el sueño es más frágil por las responsabilidades que tenemos. Ahora tenemos una agitación de la maquinaria mucho más activada por culpa de esta crisis, pero todo pasará", apostilla.

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