Los 50 son los que son. Igual que los 60 o cualquier otra década. Ni los nuevos 30 ni los 40 de antes. Son los nuevos 50. Es decir, sin la imagen estereotipada que teníamos de la edad. Hoy los patrones son otros, también los placeres. Si hablamos de alguien que los sobrepasa, es fácil que el motivo sea un nuevo proyecto profesional, una tendencia, un reto deportivo, la llegada de un bebé o una ilusión amorosa. Que nadie venga con aquello de que de los 40 para arriba no te mojes la barriga.
No practican la imprudencia de los veinte, cuando saltaban al agua desde un acantilado, pero se dejan tentar por eso que los franceses llaman démon de midi, el demonio del mediodía, y cambian la nostalgia por futuro, animándose incluso a hacer aquellas cosas que nunca se atrevieron. Quedan pocos de 50 que dejen pasar el domingo en zapatillas de andar por casa, haciendo crucigramas o devorando telenovelas.
Han dejado desfasado hasta lo de quitarse años. A la mitad de los españoles no les preocupa hacerse mayor. Al 44% no le desvela el paso del tiempo y el 61% cree que ser una persona mayor es más una cuestión de actitud que de edad. Son datos que se desprenden del barómetro elaborado por VidaCaixa '¿Qué significa hacerse mayor?'.
El informe constata la brecha entre la edad biológica y la edad percibida. A partir de los 35, es normal sentir que se tienen diez años menos, más a medida que pasa el tiempo. De sus conclusiones se deducen las ganas de viajar, aprender, cuidar la salud y la imagen, seguir creciendo y desarrollándose como personas y mantenerse conectados con el uso de las nuevas tecnologías.
Hemos tomado el ejemplo de cuatro famosos - Brad Pitt, Nicole Kidman, Naomy Campbell y Julio José Iglesias Jr- para corroborar que a partir de los 50 el momento personal y profesional puede ser espléndido. ¿Quién repara en su edad? ¿A alguien le importa si están más cerca de los 50 que de los 60? Visten alegre, practican deporte, se divierten, trabajan y emprenden. Con el tiempo han atemperado su carácter y relativizan los problemas. Transmiten seguridad en sí mismos, alegría de vivir, satisfacción con su imagen.
Como ellos, millones de mujeres y hombres anónimos. Es una generación muy preparada y es lógico que en la madurez hayan roto convenciones y tapujos. Se han enfrentado a divorcios, crisis económicas y cambios políticos, lo que les permite una mirada muy lúcida, explosiva y valiente. Es también una generación que ha disfrutado de los avances médicos y disfruta de una salud excelente. Se expresan con libertad y de un modo reflexivo.
El periodista estadounidense Jonathan Rauch, autor de 'La curva de la felicidad', sustituyó hace un tiempo la idea de crisis de la mediana edad por el concepto transición. El cerebro se vuelve resistente al estrés, nos liberamos de los remordimientos, somos menos volátiles y conectamos mejor con la gente. "Es algo increíble y sorprendente", dijo. Dibujó la felicidad en forma de U, de manera que la satisfacción va decayendo a lo largo de la vida hasta tocar fondo a los 40. A partir de ahí se inicia una nueva línea ascendente que se mantiene hasta el final de nuestros días.
El hombre rompe a esta edad sus propios límites y define su identidad. El actor Brad Pitt es un claro ejemplo y no deja de sorprendernos al elegir ropa y accesorios cada vez más divertidos y libres. Algo pasa con él, repiten las crónicas. ¿Por qué se ha puesto esto o aquello? "¡No sé! -responde él- Todos vamos a morir. ¡Pongamos las cosas patas arriba!"
A punto de abandonar la década de los cincuenta, se muestra cada vez más satisfecho consigo mismo. Hace un par de años descubrió el encanto de jugar con las tendencias de moda y desde entonces aparece con estilismos atrevidos, llenos de color y vitalistas. A ello suma que nueva mansión, el lanzamiento de su propia marca de ginebra y el rodaje de una película dirigida por Joe Kosinski en la que interpretará a un piloto de F1.
Luciendo estilazo en la gala de cualquier premio cinematográfico, anunciando su próxima serie o posando para una revista de moda. Así hemos visto a la actriz Nicole Kidman en las últimas décadas y así la seguimos viendo. Impertérrita al paso del tiempo. Para la Met Gala 2023 desempolvó el vestido de plumas de color rosa con el que paró el tráfico hace casi 20 años durante el anuncio Chanel Nº5 y demostró que no ha perdido ni una mota de brillo. Después de admitir sus abusos con el bótox, parece haber encontrado un equilibrio estético con la edad. También en lo profesional vive un momento envidiable. Dicen que, si Hitchcock viviese, no querría más musa que ella.
El segundo hijo del cantante Julio Iglesias y la socialité Isabel Preysler ha cumplido este año los 50. Estuvo casado durante 16 años con la modelo Charisse Verhaert, de la que se divorció en 2020. Su nueva novia, la modelo brasileña Vivi di Domenico, tiene 20 años menos. Su gran antídoto contra el envejecimiento es ese carácter alegre y extravertido que refuerza su imagen jovial, casi adolescente, confirmando que los 50 no son lo que eran. Y lo revalidamos si comparamos sus instantáneas en Instagram con las fotografías de su padre a su misma edad.
En la fiesta por su 50 cumpleaños, solo tuvo un comentario delator: su deseo acuciante de paternidad. "Tengo que tener hijos ya. No quiero que me pase como a mi abuelo", declaró. Aún le queda tiempo. Julio Iglesias Puga, conocido como Papuchi, volvió a ser padre a los 87 y 88 años.
Fue la diosa de ébano, musa de Karl Lagerfeld y nieta honorífica de Nelson Mandela, por su activismo en contra del racismo. Formó parte del selecto grupo de top models de los noventa, junto a Cindy Crawford, Claudia Schiffer o Linda Evangelista. Pero no hay que hablar en pasado de la icónica modelo. Sigue siendo una de las favoritas en la alfombra roja, la que mejor camina sobre las pasarelas de los grandes diseñadores y la más espectacular en cualquier sarao. Esperó hasta los 50 para ser madre y en 2022 mostró la primera imagen de la pequeña.
Cada vez con más frecuencia, le preguntan qué tipo de pacto ha firmado con el diablo y su respuesta es siempre la misma: genética y cuidados. Algún secreto de belleza ocultará, más allá de sus rutinas faciales y su pasión por los zumos vegetales.