La generación del baby boom se jubila. Este año 2023 cumple 65 años el primer grupo de nacidos entre 1958 y 1975, es decir, aquellos bebés que nacieron con los años del boom de natalidad en España. Son la generación más numerosa de la historia de este país, más de 13 millones de personas, y desde hoy hasta 2042 pasaran de ser fuerza productiva a integrar las listas de pensionistas. En este progresivo envejecimiento de la población, ganará peso el grupo de personas jubiladas y disminuirá el número de personas en edad de trabajar.
Este escenario plantea un gran reto a la sostenibilidad del sistema público de pensiones, uno de los pilares fundamentales del Estado del Bienestar. En un sistema como el nuestro, en el que los trabajadores en activo financian las actuales pensiones de la población retirada, el reto es especialmente importante. La situación será más complicada a mediados de la década de 2040, cuando la ratio entre personas en edad de trabajar y pensionistas alcanzará su nivel más bajo.
Los datos se desprenden de un reciente estudio de CaixaBank Research, en el que se explica cómo la jubilación de un colectivo tan numeroso tendrá un impacto directo en la riqueza y salud de nuestra economía. Se estima que la caída de la fuerza laboral reducirá el crecimiento del PIB per cápita en 0,5 puntos por año durante las próximas dos décadas. Aunque, tal como apunta el estudio, pueden existir efectos correctores que mitigarían estos efectos negativos (como un posible aumento de la inmigración o del número de trabajadores en activo) en cualquiera de los escenarios proyectados se produce esta reducción.
El informe analiza también el comportamiento que tendrá esta generación en cuanto a sus patrones de consumo. Según la teoría del ciclo vital, los patrones de ahorro varían a lo largo de la vida y los que menos ahorran son los jóvenes y los pensionistas. Por lo que respecta al consumo, el estudio documenta que se reduce significativamente tras la jubilación.
Según datos internos de CaixaBank (debidamente anonimizados), decrece concretamente en un 1,2% durante el primer año de jubilación. La caída se eleva al 6,4% al quinto año de estar jubilado. También se modifican los patrones de comportamiento en cuanto al tipo de gasto. En particular, respecto al año previo a la jubilación, se incrementa el gasto en alimentación, ocio, restauración y turismo y sanidad, mientras que otras partidas como vivienda y suministros, transporte y educación se reducen.
El informe recuerda que ésta será la generación que más años vivirá jubilada. A los 65 tienen una esperanza de vida mayor de la que cualquier generación anterior ha tenido hasta la fecha: 23 años para las mujeres y 19 para los hombres.
Obviamente, que vivan más años aumentará el gasto público estructural ya que una mayor proporción de población en edad avanzada tiende a resultar en mayores costes sanitarios, en pensiones y cuidados. Pero a su vez supondrá que estas personas necesitarán recursos propios para sufragar una etapa vital cada vez más duradera.
El estudio señala que los boomers se enfrentan a la jubilación con una buena situación financiera de partida. Esta generación, que nació en un espectacular periodo de cambios sociales, económicos y políticos en España, empezó su andadura profesional en los primeros años de democracia y se desarrolló en un periodo de modernización y fuerte crecimiento de la economía.
Ahora, a las puertas de la jubilación, la mayoría concentra su riqueza en la vivienda en propiedad. Además, la mitad dispone también de otras propiedades inmobiliarias. Casi cuatro de cada diez cuenta con un plan de pensiones y hasta un 8% tiene, además, fondos de inversión. Sin embargo, la mayoría se preocupa por si tendrá dinero suficiente en la jubilación. Y no es una pregunta banal en un entorno en el que el sistema público de pensiones hará frente al mayor reto desde su creación.
Más allá del dinero, la generación del babyboom parece acercarse a la jubilación con un nivel elevado de satisfacción vital. Según el mismo informe, se muestran satisfechos con su vida y con sus relaciones personales, que califican de notable a notable alto. Además, su nivel de salud general y de salud mental es mejor que el de generaciones anteriores cuando tenían su misma edad.
De hecho, parece que los niveles de felicidad y de vitalidad de los españoles continúan siendo considerablemente buenos a medida que se hacen mayores. La mitad de los españoles de más de 60 se consideran personas activas. Además, más del 75% considera que, en comparación a cuando eran jóvenes, comen más saludable, viven más tranquilos y pasan más tiempo con sus familias.