Es posible que a partir de los 50 años encontrar tiempo para hacer ejercicio sea lo último en lo que estás pensando. Las exigencias del trabajo, el cuidado de tus hijos, de tus padres mayores y los variados desafíos que presenta la vida diaria pueden dejar muy abajo la actividad física en tu lista de prioridades. Y sin embargo hay muchas razones y son muchos los beneficios para que le hagas un hueco en tu agenda a mantener el cuerpo en movimiento.
Estar activo y hacer ejercicio regularmente puede ayudarte a combatir los efectos del envejecimiento y a experimentar muchos beneficios, especialmente a una edad en la que nos volvemos más susceptibles a las enfermedades crónicas y la depresión. Caminar, bicicleta, jogging, natación o ejercicios con pesas son algunos de los deportes más recomendados en la madurez, pero hay un ejercicio en particular que es altamente efectivo para mejorar la circulación y quemar calorías.
Esta actividad no solo te permitirá fortalecer tu corazón, sino que también aumenta la plasticidad cerebral. Además, te permitirá quemar más calorías incluso que correr, y lo hace sin sacrificar en ningún momento la diversión.
El ejercicio físico que, según un estudio reciente publicado por 'The North American Menopause Society', es uno de los más adecuados para personas mayores de 50 años es el baile. Esta disciplina no solo mejora la condición física, sino que entrena a la mente.
La investigación siguió a un grupo de mujeres posmenopáusicas de aproximadamente 57 años y demostró que bailar tres veces por semana, durante sesiones de 90 minutos a lo largo de 16 semanas, tiene un impacto positivo en múltiples aspectos de la salud. Las participantes evidenciaron una notable mejora en su coordinación, agilidad y capacidad aeróbica, cambios vinculados a una mejor salud cardiovascular.
Los investigadores también concluyeron que bailar elevó los niveles de lipoproteína de alta densidad (HDL), conocida como el 'colesterol bueno', y redujo los triglicéridos, lo cual es esencial para mantener un corazón sano. Asimismo, ayuda a regular la presión arterial y fortalece los huesos, ayudando a prevenir enfermedades como la osteoporosis.
Lo más interesante es que este tipo de actividad también tiene efectos muy positivos sobre la salud mental. Las participantes dijeron sentirse más seguras de sí mismas y tener una mayor autoestima al final del estudio. Por lo tanto, este ejercicio no solo actúa como una herramienta para mantener el cuerpo en forma, sino que favorece la liberación de endorfinas, hormonas responsables de la sensación de bienestar y alivio del dolor, por lo que alivia el estrés y mejora el estado de ánimo.
Además, aprender y recordar los pasos de una coreografía supone un estímulo para la memoria y activa el cerebro, suponiendo un desafío neurológico constante que mejora la coordinación y concentración.
No hay que olvidar que es fundamental mantener una buena hidratación. Una hora bailando puede hacer perder hasta dos litros de agua, por lo que se recomienda beber al menos un cuarto de líquido cada 15 minutos. Y, sobre todo, disfrutar mucho.