Asanas frente a las olas: por qué hacer yoga en la playa es el mejor ejercicio que puedes practicar este verano
El entorno natural, el aire libre, la arena y el mar ayudan a la relajación y a reducir el nivel de estrés
Hacer ejercicio en la playa obliga a realizar un esfuerzo consciente para mantener la estabilidad y el equilibrio
¿Eres una persona sedentaria? Aún estás a tiempo de ponerte en forma este verano
Si este verano quieres aprovechar tus vacaciones para mantenerte en forma y quemar calorías al mismo tiempo que te olvidas del estrés y de los problemas del día a día, hacer yoga en la playa es el mejor ejercicio que puedes practicar. A los beneficios habituales que proporciona esta actividad física y filosófica que conecta cuerpo, alma y respiración hay que sumarle la brisa y la compañía del mar, que te ayudarán a relajarte y disminuir el estrés al mínimo. Te explicamos los beneficios de realizar asanas (posturas) sobre la arena y frente a las olas.
Un entorno relajante
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Cuando pensamos en yoga en la playa obviamente no nos viene a la cabeza la típica imagen de masificación que asociamos con el mar en agosto, sino una orilla vacía, solos con nuestra toalla y disfrutando del idílico paisaje. Para ello no hay más remedio que escoger las primerísimas horas de la mañana, antes de que se empiecen a plantar las primeras sombrillas en la arena, o las ultimísimas de la tarde.
Para que la práctica del yoga sea significativa, es necesario encontrarse en un lugar que emane paz y tranquilidad. Un ambiente con ruidos y distracciones impedirá conectar con la parte más espiritual. Por eso la playa al amanecer o al anochecer es ideal para este ejercicio. Además, el sonido de las olas y sentir la arena en los pies proporcionan una enorme sensación de relajación. Conviene también hacerlo con el estómago vacío, por lo que el momento perfecto es antes de desayunar.
Mejora la estabilidad y el equilibrio
Hacer ejercicio en la arena es muy distinto a hacerlo sobre otras superficies lisas como las de los gimnasios, ya que nos encontramos sobre un terreno irregular capaz de generar una cierta inestabilidad. Eso nos obliga a tener que realizar un esfuerzo consciente para mantener la estabilidad y el equilibrio y a usar más músculos que normalmente no utilizamos en nuestras piernas, pies y brazos.
Generalmente esa inestabilidad la solventamos con un mayor trabajo de activación del core (la zona central de nuestro cuerpo) que se realiza de forma involuntaria. Aunque parezca insignificante influye mucho y al principio parecerá un sobreesfuerzo, pero con constancia el trabajo sobre la arena nos ayudará a mejorar nuestra propiocepción, la capacidad que tenemos de saber colocar nuestro cuerpo en el espacio.
Contacto con la naturaleza
El ejercicio en un entorno natural, especialmente cerca del agua, genera unas reacciones emocionales positivas. Ayuda a aliviar el estrés, la tensión, la ira y la depresión al mismo tiempo que aumenta el disfrute, la satisfacción y la energía. La naturaleza tiene poder para modular el estado de ánimo; tan solo con observar paisajes naturales, la actitud se vuelve más positiva. La presencia del agua induce a un estado meditativo y promociona la paz interior y la felicidad.
Ayuda a desconectar de la rutina
Practicar yoga en la playa ayuda a desconectar del agobio de la rutina y de los pensamientos relacionados con el día a día. Además, ejercitarse al aire fresco hace que el cuerpo reciba un suministro saludable de oxígeno. El aire que proviene del mar es aún mejor debido a los altos niveles de yodo y ozono en el mismo. Además, ejercitarse frente al mar estimula y mejora el metabolismo, así como beneficia los niveles de serotonina en el cerebro.