Pep Guardiola, Luis Enrique o Xavi Hernández: ¿por qué el banquillo del Barca envejece?
Según un reciente estudio, las personas que están bajo mayores niveles de estrés presentan cambios fisiológicos y marcadores de envejecimiento acelerados
Los efectos del estrés en el cuerpo pueden apreciarse de muchas formas, ya que este trastorno puede provocar alopecia, aumentar el acné, resecar la piel y dar lugar a patas de gallo, manchas en la piel y arrugas en la frente
En el mundo del fútbol, muchos de los entrenadores que han pasado por el banquillo del Barça han experimentado los efectos de este trastorno
El estrés no solo afecta a nuestra salud física, mental y emocional, sino que también puede reflejarse en nuestra propia imagen corporal. Y es que según un reciente estudio elaborado por la Universidad de Yale (Estados Unidos), el estrés puede acelerar los cambios químicos que se producen de manera natural en nuestro ADN y que son sinónimo de envejecimiento.
Para sacar estas conclusiones, los autores del estudio se basaron en los datos de 444 personas con una edad comprendida entre los 19 y 50 años, a las que se les extrajeron muestras de sangre para analizar los cambios químicos relacionados con la edad y a quienes, además, se les hicieron varias preguntas para comprobar sus niveles de estrés y sus capacidades para adaptarse a las situaciones adversas.
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A partir de este análisis, los investigadores observaron que aquellas personas que estaban bajo mayores niveles de estrés presentaban cambios fisiológicos y marcadores de envejecimiento acelerados. No obstante, también notaron que aquellos con mayor resiliencia psicológica combatían mejor el estrés y su impacto sobre el envejecimiento.
¿Cómo te puede afectar el estrés?
Los efectos que el estrés puede tener sobre el aspecto físico se pueden apreciar de distintas maneras. Por ejemplo, el estrés puede afectar al cabello, haciendo que se vuelva canoso o que se caiga.
Así, las personas que sufren este trastorno pueden experimentar “alopecia areata”, un tipo de alopecia que se manifiesta con parches de pérdida de cabello que pueden aparecer tanto en el cuero cabelludo como en la barba, las cejas, las piernas o el vello púbico. Además, también pueden sufrir tricotilomanía, un trastorno psicológico que lleva a las personas a arrancarse su propio cabello de manera compulsiva, y perder permanentemente el color de su cabello.
Más allá de los efectos que puede provocar en el cuero cabelludo, el estrés también puede resecar la piel, aumentar el acné, y dar lugar a patas de gallo, manchas en la piel y arrugas en la frente, entre otros muchos síntomas.
El estrés en el banquillo del Barça
Aunque seguro que todos conocemos a alguien que padece estrés, si queremos buscar una imagen clara que represente los síntomas que este trastorno puede provocar en una persona solo tenemos que fijarnos en el cambio físico que han experimentado algunas de las personalidades más conocidas del país al estar sometidas a altas presiones.
Un ejemplo lo podemos encontrar en nuestro propio presidente, Pedro Sánchez, que parece haber envejecido de golpe desde que tomó el poder, o en el mismísimo Barak Obama, que pegó un cambio radical mientras presidió los Estados Unidos.
Presidir un país es, sin duda, una tarea cansada que puede generar grandes niveles de estrés, sobre todo cuando se preside durante un periodo de crisis e incertidumbre política y económica. Sin embargo, la política no es el único sector en el que los líderes pueden estar sometidos a altas tensiones.
Al contrario, en un mundo mucho más ocioso y tranquilo como es el del fútbol, los entrenadores y jugadores también pueden acabar sometidos a altos niveles de estrés. Y si no, que se lo digan a los entrenadores del Barça.
Liderar uno de los equipos más importantes de la Liga Española implica estar sometido a la presión de la historia y a las expectativas de una amplia legión de aficionados que solo quieren ver a su equipo triunfar. Como resultado, los entrenadores, que son quienes deben dar la cara tanto cuando se consigue una victoria como cuando se consigue una derrota, son objeto de multitud de críticas y comentarios que pueden traducirse en un desgaste brutal.
El pasado mes de abril, antes del partido del club frente al Eintracht de Frankfurt en la eliminatoria de la Europa League, Xavi Hernández, el actual entrenador del Barça, explicaba lo que supone estar al frente del club. “A nosotros nos exige la historia del Barça, no el Madrid. Nuestra historia desde hace 40 años, que vino Johan (Cruyff), puso un listón: ganar jugando bien. Si no, no estamos contentos”, explicó.
Aunque el entrenador aún mantiene un aspecto semejante al que tenía antes de ponerse a los mandos del club, si echamos la vista atrás podemos ver cómo el banquillo le ha pasado factura a varios técnicos.
Uno de ellos es Ernesto Valverde, quien se mantuvo al frente del equipo entre la temporada 2017-2018 y la temporada 2019-2020. Durante estos tres años, el míster, que comenzó su andadura teniendo que hacer frente al adiós de Neymar y a las críticas de la afición, ganó dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa y vio, como contrapunto, cómo su cabello perdía color antes de que el club decidiese prescindir de sus servicios.
Antes que él, Luis Enrique también experimentó esta transformación. El técnico, que sustituyó a Gerardo Martino al frente del banquillo después de un catastrófico año en el que el club solo pudo sumar una Supercopa, llevó al Barça de nuevo a lo más alto al lograr el segundo triplete del club de la historia en la temporada de 2014-2015, pero los éxitos no fueron suficientes para compensar el agotamiento que suponía estar a los mandos del club.
Así lo dejó caer él mismo a finales de su tercer año al frente del club, cuando decidió abandonar el equipo. “Necesito descansar”, declaró. Su cabello, grisáceo, contrastaba con la cabellera negra que había lucido a comienzos de su andadura frente al Barça.
Unas palabras parecidas había utilizado Pep Guardiola, la mente detrás del primer triplete y posterior sextete de la historia del Barça, cuando anunció su retirada del equipo. “En cuatro años, me he desgastado, me he vaciado y necesito llenarme”, confesó. “El próximo entrenador tiene que dar otras cosas, no es una cuestión de capacidad, sino por la alta exigencia. Tengo que recuperarme y alejarme”, dijo.
Su imagen, mucho más envejecida que cuando empezó, acompañaba sus palabras, dando fe de ese agotamiento que le llevaba a marcharse lejos del club. ¿Pasará Xavi por lo mismo?