¿Quién no se acuerda de 'El Gran Azul', este clásico del cine de los 80 dirigido por Jean Luc Besson? Sentir la inmensidad del oceáno ante los propios ojos es toda una experiencia que este verano puede hacerse realidad con un 'bautismo' submarinista.
El buceo con botella o submarinismo es un deporte en plena expansión; también es una aventura ideal para explorar el mundo de silencio, paz y armonía que se esconde bajo las aguas, a menos que te encuentres con los restos del Titan, algo poco probable porque en estos 'bautismos' no suele descenderse a muchos metros de profundidad. La aventura submarina es apta para todas las edades, incluidos los mayores de 50, pero hay que tener en cuenta algunas cosas.
La pregunta es si es posible aprender a hacer submarinismo pasado el medio siglo. "Sí, pero hay que tener en cuenta algunos límites físicos y que, en líneas generales, se dispone de un resistencia menor que a los 20 años", responde Jacques Lorient, coach deportivo y submarinista experimentado. Los que apuesten por la experiencia tendrán que seguir rigurosamente las instrucciones de su monitor y respetar lo que se llama el área de seguridad, evitando bajar más de 30 o 50 metros. "También hay que evitar los descensos rápidos para que los tímpanos, uno de los órganos que más sienten la presión del agua, no sufran", explica Lorient.
La función respiratoria es otra de las afectadas por la edad, así como el sistema cardiovascular, menos resistente a los esfuerzos prolongados conforme vamos cumpliendo años. Pasados los 50, el riesgo de accidente por descompresión puede ocurrir. El accidente de descompresión, Enfermedad Descompresiva o ED es la respuesta a la formación de burbujas de gas, procedente de los gases inertes disueltos en los tejidos, al reducirse la presión en el ascenso. Durante el ascenso, el gas se libera desde los tejidos a la sangre y de ésta a los pulmones, pero si la velocidad de liberación del gas es excesiva, pasa el gas de estar disuelto, a la formación de burbujas, siendo el efecto más importante la formación de embolismos en el retorno venoso, lo que da origen a varios síntomas y patologías que son los que abarca el Síndrome de la Enfermedad Descompresiva (SED). Los síntomas del síndrome de descompresión son hormigueo y dolor en brazos y piernas, parálisis, dolor de cabeza, vértigos, dificultad para respirar o agotamiento
¿Cómo evitar este síndrome? Lo fundamental es escuchar al cuerpo y nunca forzarlo. Ante cualquier síntoma anormal, hay que parar el descenso y subir en condiciones de seguridad, para lo que será necesaria la presencia del instructor, que sabrá cuándo hacer las pausas adecuadas para descomprimir sin riesgos.
Tanto a edades tempranas como maduras, el 'sensor' que mide la temperatura corporal no detecta bien ni el exceso de calor ni el de frío. En el caso del buceo, el riesgo de hipotermia existe. "Por esta razón, hay que adaptar la práctica a la estación del año, la temperatura de las aguas y la profundidad a la que queramos zambullirnos", señala Jacques Lorient.
Normalmente, a más profundidad, la temperatura de las aguas es más baja. Para los buceadores principiantes y senior son más recomendables las aguas cálidas, las que permiten usar los neoprenos más ligeros, de 3 milímetros, los más adecuados en caso de tener que hacer un ascenso rápido.
El buceo con botella requiere siempre una buena condición física y, sobre todo, la opinión de un médico, idealmente especializado en medicina hiperbárica. La visita para obtener el informe de que somos aptos incluye un examen de nariz y oídos, un electrocardiograma y una prueba de esfuerzo o test de Ruffier. También pueden hacerse otros exámenes complementarios en función de la condición física del paciente; en muchos casos también es necesario verificar el estado de la espalda, ya que la botella de oxígeno puede pesar entre 10 y 15 kilos.
El médico recomendará o no hacer la práctica según la condición física, si se es un enfermo crónico o se toma alguna medicación de manera habitual. Los fármacos para bajar la tensión, por ejemplo, estarían contraindicados para la inmersión. En cualquier caso, aun con un dictamen médico favorable, siempre hay que estar atento en las inmersiones. "Escuchar al cuerpo es fundamental", insiste Lorient: "Si no nos sentimos bien o no tenemos ganas de bucear, es mejor dejarlo para otro día. Y siempre hay que bajar bien hidratados, ya que en inmersión de una sola hora se puede perder hasta un litro de agua", señala este experto.