Jon Santacana, leyenda del esquí con solo un 5% de visión: "Íbamos a 100 km/h y no sentía miedo"
El deportista, que sufre la enfermedad de Stardart y sólo ve un 5%, cuenta en el documental 'Sin límite' su historia tanto deportiva como personal
Miguel Galindo, su guía y amigo íntimo, es el otro gran protagonista de la cinta: "El humor es una de las bases de nuestra relación"
Las lesiones, además en momentos claves, los momentos más duros: "Me dolió la pierna en cada entrenamiento durante cuatro años"
Situémonos en lo alto de una pista de esquí. Frío y viento, pero también la adrenalina de tener por delante un descenso vertiginoso. Ahora pongámonos una venda en los ojos que apenas nos deje ver un 5% de lo que hay a nuestro alrededor y comencemos a bajar. ¿Podríamos? Esta es la sensación con la que convive Jon Santacana, el esquiador paralímpico más laureado de la historia de España, cada vez que se calza sus esquís y es también lo que nos cuenta en primera persona en el documental ‘Sin límite (Blindfold)’, que ya está disponible en Filmin.
Por supuesto, Jon, que a los ocho años descubrió que sufría la enfermedad de Stardardt (el primer médico al que acudió pensaba que estaba fingiendo), por muy valiente que fuera, no podría haberse colgado las 26 medallas que figuran en su palmarés entre campeonatos del mundo y juegos paralímpicos sin la ayuda de un guía. Ha tenido varios a lo largo de su carrera, pero con Miguel Galindo, que ha sido y es algo más que un guía para él, ganó 17 de ellas y además forjó una amistad que va mucho más allá de las pistas y que sigue viva incluso tras la retirada de ambos.
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Jon y Miguel nos atienden desde Barcelona y Zaragoza, respectivamente, para charlar sobre el documental. La complicidad no entiende de distancia así que las bromas y las anécdotas fluyen desde el primer momento. Más aún si el tercer protagonista en la conversación es Daniel Fernández-Cañadas, director de 'Sin límite', con el que trabaron también una gran amistad durante el año que compartieron grabando.
“En la peli se ve que dos deportistas que llevan muchos años compitiendo y sacando los mejores resultados que se podían sacar no viven una vida de color de rosa. Ahora se han puesto de moda los documentales de influencers en los que da la sensación de que todo es ficticio. Aquí sólo hay verdad y naturalidad. Es emotivo y emocionante. La gente, cuando lo ve, se queda alucinada y muy sorprendida porque ve cosas que nunca hemos contado y las siente suyas. Hay varias personas que me han dicho que eran fans míos pero que ahora son fans de mi madre a raíz de la peli”, resume Jon a modo de sinopsis.
Ahora se han puesto de moda los documentales de influencers en los que da la sensación de que todo es ficticio. Aquí sólo hay verdad y naturalidad
“La idea surge a raíz de un reportaje que me encargaron en una revista en la que trabajaba hace años. Me enviaron a Candanchú a conocer a Jon y Miguel después de Sochi. Allí ya les comenté que un reportaje estaba bien, pero que se me quedaba corto. Un par de años después encontré la productora adecuada (ISB ha financiado íntegramente el proyecto), que lo entendió y que estaba dispuesta a arriesgar por esta historia”, explica Daniel.
Miguel, mientras tanto, se encarga de dejarnos pinceladas menos formales y más personales, como la anécdota sobre cómo se conocieron en un área de servicio: “Fue pura casualidad. Nuestro primer viaje lo hicimos por separado y el equipo se juntó en una gasolinera en Francia. A los cinco minutos de conocernos ya estábamos diciendo tonterías juntos. El humor es una de las bases de nuestra relación. En los primeros años fue todavía más, teníamos un sentido del humor bastante estúpido y parecido que nos llevaba a estar muy a gusto. En la peli se ve perfectamente, aunque también hay mucha emoción porque se veía claro que no podíamos alargar la carrera mucho más, que estábamos llegando al final. Yo lo tenía muy claro”.
La retirada, un momento duro
Jon, sin embargo, no tenía tan claro el tema de la retirada. Se le hacía muy cuesta arriba: “En Corea me di cuenta de que ya no disfrutaba como disfrutaba antes. Le decía a Dani que estaba allí y que me estaba dando cuenta de que quizá ya no tenía ganas de estar allí. Asumir eso es muy complicado. Y además dar el máximo con esas sensaciones es duro.
Ningún deportista con una carrera larga está preparado para afrontar el momento de la retirada. Cuando te has volcado y sacrificado tanto y te das cuenta de que todo eso no vale para nada en el futuro es difícil de entender. A mí me costó mucho dar el paso y lo tuve que hacer poco a poco. Fueron meses de trabajo para convencerme a mí mismo de que la retirada estaba llegando y que tenía que hacer una vida más normal”.
En Corea me di cuenta de que ya no disfrutaba como disfrutaba antes. Le decía a Dani que estaba allí y que me estaba dando cuenta de que quizá ya no tenía ganas de estar allí. Asumir eso es muy complicado
Miguel, que ya había tomado la decisión, incluso bromeaba sobre el tema: “Yo lo veía desde fuera y le decía a Jon: ¿Dónde vas? ¡Retírate ya!”.
Pero antes de la retirada, casi dos décadas juntos dan para mucho. Momentos buenos con los triunfos. Escrito está: 17 medallas juntos. Momentos duros, con las lesiones. Para muestras un par de botones y es que en 2006 Jon se rompió la tibia y el peroné (“Me dolió la pierna en cada entrenamiento durante cuatro años”, rememora) y, en 2013, el tendón de Aquiles sólo seis meses antes de los Juegos de Sochi, donde terminaron ganando el oro en descenso y la plata en eslalon. “Revalidar en el descenso de Sochi el título de Vancouver es uno de los momentos más especiales de mi carrera. La lesión que sufrí fue durísima pero llegamos con un estado de confianza increíble a pesar de todo”, recuerda Jon.
Pero en 'Sin Límite' no se habla sólo de medallas o lesiones. Se muestra el trabajo, el esfuerzo, el espíritu de superación… “El documental es una historia excepcional contada con mucha verdad. Es pura humanidad”, resume Dani. “Nosotros nos mostramos como somos, era muy fácil y muy natural. Ni siquiera la parte más íntima nos costó demasiado”, apunta Jon.
Miguel, además, veía en la cinta una oportunidad única para dar visibilidad a tantos años de trabajo. “Después de tantos años de carrera, el hecho de contar lo que hacíamos era algo que me atraía mucho. Era una oportunidad para que la gente pudiera ver todo lo que pasaba. Habríamos sido muy tontos de no haber aprovechado esta oportunidad”, comenta.
Sin embargo, y con todos esos ingredientes, lo más llamativo de ‘Sin Límite’ es que a la gente le cuesta descubrir quién es el que tiene el problema de visión cuando Jon apenas ve un 5%. “Por su forma de ser y el modo en que se ha criado, Jon ha conseguido tener unos recursos y unas capacidades para superar su enfermedad que hacen que la persona que está con él se olvide de que tiene ese problema. Otros igual se dejarían ayudar más, pero él siempre ha querido ser independiente. Su enfermedad no está asociada a un problema que se vea en los ojos así que consigue hacer fácil que el resto nos olvidemos. Por eso es muy fácil caer en el error de no avisarle de algo y que pueda tener una caída o una lesión”, nos explica Miguel.
Jon ha conseguido tener unos recursos y unas capacidades para superar su enfermedad que hacen que la persona que está con él se olvide de que tiene ese problema
Galindo, de hecho, es la persona que mejor entiende la enfermedad de Jon. “Es la persona que mejor ha sabido comprender cómo veo y eso genera un lazo de confianza muy fuerte para no tener miedo”, comenta el propio Santacana antes de que Dani, el director de la película, quite hierro al asunto: “Jon nos lo puso difícil porque no mostraba su problema. Había gente que no sabía diferenciar quién era Jon y quién era Miguel porque no se notaba nada su enfermedad”.
Y aunque la procesión va por dentro y a Jon apenas se le nota su enfermedad, el miedo al ponerse los esquís y bajar a más de 100 km/h siempre puede aparecer. “No hay una clave para olvidarte del miedo, pero aprendes a hacerlo. Tienes que llegar a tener una conciencia tan plena del momento que te permita apagar un interruptor que da acceso a estímulos externos y que en ese momento son superfluos. Sólo debía concentrarme en Miguel, en lo que me decía y en todos los estímulos que me llegaban a través de la propiocepción, de mi cuerpo. Es casi un estado de trance en el que estás completamente conectado a algo durante un tiempo. En el deporte paralímpico no hay ninguna disciplina que tenga este nivel de riesgo sin un contacto directo del guía y el corredor. Es muy especial”, trata de explicarnos Jon.
Miguel también tenía sus trucos para guiar a Jon (era la pareja que competía más cerca uno del otro): “Hay que tener muchos recursos sobre los esquís para esquiar a esa velocidad y poder mirar hacia atrás. Yo usaba muchas cosas como el sonido de los esquís, el de los palos, la sombra… Aprendes a girarte en los lugares más adecuados y a mirar cuando es necesario. No siempre puedes ni debes mirar hacia atrás. Cuando ya lo has aprendido no te supone un sobreesfuerzo, lo haces natural”.
Jon Santacana y Miguel Galindo, en definitiva, son historia viva de nuestro deporte y aprender de su trabajo, esfuerzo y dedicación está al alcance de cualquiera con este documental: "Es una historia de superación de la que todo el mundo puede extraer algo", concluyen.