Pedro Peñate, a por su décimo Dakar con 53 años: "Sabemos que vamos a malvivir, malcomer y maldormir"
El piloto canario correrá en un buggy con Rosa Romero, mujer de Nani Roma, de copiloto
Ha vivido todo tipo de experiencias en sus nueve participaciones anteriores, pero espera que esta sea "durísima"
Su madre le dice que ya es hora de dejarlo y él piensa que "a lo mejor tiene razón"
El Dakar es una de las grandes citas deportivas de cada estreno de año. En la edición de 2024 más de 70 españoles entre pilotos y copilotos estarán en la línea de salida en busca de un sueño. Algunos pelearán por estar en el podio, unos pocos elegidos por la victoria final y la gran mayoría, amateurs, por terminar una aventura en la que llevan trabajando meses o incluso años.
Uno de esos nombres, de los que competirán contra sí mismos y con el sueño de llegar a meta en las mejores condiciones y en la posición más alta que puedan es el de Pedro Peñate, cabeza visible de la Expedición Canarias Dakar, equipo formado por cinco personas e incrustado dentro de la estructura TH-Trucks, formada por 80 personas más. El piloto canario, de 53 años, afronta su décimo Dakar a bordo de un buggy y con Rosa Romero como copiloto. Será la tercera vez que compitan en el mismo vehículo, aunque es su cuarto Dakar juntos, ya que Pedro acompañó a Rosa en moto hace ya más de una década.
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Los nervios están a flor de piel antes de comenzar la carrera. La organización de meses toca a su fin. Ahora es momento de subirse al buggy y competir. Así lo ve Pedro horas antes de arrancar: “Estoy con muchísimas ganas pero con la atención y la tensión que llevan todos los preparativos, que esté todo organizado. Está todo preparado y siempre estás pensando en qué se te ha podido quedar atrás. Los días previos a la competición son quizás los más difíciles porque una vez que entras en modo de competición sabes que es una rutina, kilómetros y echar días para atrás. Pero mientras estén pasando los días previos, estás pensando en qué puedes mejorar y en que todo vaya bien en una estructura bastante pequeña de la que soy el responsable”.
Ser la cabeza visible de un proyecto como es Expedición Canarias Dakar es toda una responsabilidad que Pedro Peñate asume con orgullo: “En el equipo somos todos amateur, vamos todos por las ganas y la pasión que tenemos, por vivir esta experiencia, pero no cobramos un duro, nos cuesta un montón de tiempo y esfuerzo. El esfuerzo que hay que hacer para correr el Dakar a nivel amateur es una auténtica locura, pero estamos enamorados de esto”.
El esfuerzo que hay que hacer para correr el Dakar a nivel amateur es una auténtica locura, pero estamos enamorados de esto
Pedro lo ha revisado todo una y mil veces, pero siempre existen las dudas de última hora. “Tengo mi agenda y mis chuletas para no dejarme nada, pero hay mucha tensión antes de viajar. Tengo que estar pensando en los compañeros, en los recambios, que esté todo bien… La parte de infraestructura grande la cargamos nosotros desde Canarias y no es sencillo. Tienes que pensar en el frío que está haciendo, en la lluvia, en acertar con la ropa. Cuando uno piensa en el Dakar piensa en desierto y calor, pero estos últimos años han sido de frío y barro, algo que en Canarias tenemos poco. Lo que no me dejo bajo ningún concepto es el pasaporte, lógicamente, pero al lado del pasaporte llevo mis pegatinas con algunas frases motivacionales y la bandera canaria, que me ayuda a recordar que la gente nos apoya y está detrás empujando. Es algo emocional”.
Rosa y Pedro, un gran equipo
El Dakar no es algo nuevo para este canario apasionado del motor, ya sea sobre dos ruedas o sobre cuatro: “He participado seis veces en el Dakar en moto, una de team manager y esta va a ser la tercera en buggy. Realmente es la cuarta con Rosa, ya que hicimos una en moto juntos antes. Estoy muy contento porque con ella me entiendo muy bien y no es fácil. En el Dakar la convivencia es dura, hay situaciones muy complicadas, tú tienes tu forma de pensar, tu criterio, pero no puedes hacer siempre lo que tú quieras. El copiloto es el que navega y tú el que conduce y debes hacerle caso. Es más complicado aún viniendo de la moto, donde todo te lo haces tú”.
Rosa Romero, además de la copiloto de Peñate, es la mujer de Nani Roma, uno de los pocos españoles que saben lo que es ganar un Dakar. De hecho, él lo ha conseguido tanto en motos como en coches y buscará repetir este año. Lógicamente, la comunicación entre ambos en carrera, es constante. “Tanto Rosa como yo somos moteros así que nos acordamos mucho de los de las motos desde nuestro buggy. Pensamos en cómo irán, en lo que pueden estar sufriendo. Yo en moto lo pasaba fatal con los camiones. Cuando te vienen por detrás pasas miedo porque puede que no te vean y te pasen por encima. Hay un sistema de alertas pero siempre hay riesgos. También nos acordamos de Nani, claro. Ella le llama todos los días, comentan las etapas, la información que tenemos… todo suma”.
Yo en moto lo pasaba fatal con los camiones. Cuando te vienen por detrás pasas miedo porque puede que no te vean y te pasen por encima
El Dakar aún no ha comenzado pero Pedro tiene claro lo que les espera por delante. Ya lo ha vivido. “Sabemos desde antes de salir de casa que nos esperan 15 ó 20 días de malvivir, malcomer y maldormir. Hay príncipes de no sé qué país que llevan un ‘motorhome’ que es más grande que mi casa, pero nosotros vamos con lo justo. Nosotros mantenemos el espíritu de la aventura. Sabemos que no vamos a correr cinco o seis horas a tope y a descansar. Hay noches que nos tocará no dormir, días que llegaremos justos porque hay enlaces de 800 kilómetros o etapas en las que tendremos que parar para reponer fuerzas porque no queda otra. Tengo claro que en los próximos 20 días dormiré cuando pueda dormir y comeré cuando pueda comer… y casi todo dentro del vehículo”.
Ahora, con 53 años y nueve ediciones a sus espaldas, Pedro ve todo esto con más claridad que hace una década y media, cuando comenzó a plantearse el reto de participar (lo intentó en 2008 por primera vez): “Este Dakar va a ser muy duro y hay que ir muy mentalizados de que no podemos ir tan rápido. Tenemos que ir conservando mecánica para los últimos días porque nuestro vehículo, que está muy bien y tiene unas prestaciones bastante potentes, es débil en su estructura. Afortunadamente Rosa navega muy bien y podremos ir conservando mucho la mecánica y dando gas donde podamos”.
La experiencia, en este sentido, se antoja clave: “Va a ser el Dakar de la cabeza, de no emocionarse y pensar dónde puedes correr y dónde no, de ser regulares. Esta mentalidad de plantearte la carrera pensando en que no puedes ir a tope te la da la edad. Yo tengo 53 años y sé que la gente joven corre mucho y no tiene miedo a volcar. Yo no le tengo miedo, pero le tengo respeto. No quiero volverme a casa el primer día por un golpe tonto. Sabemos que va a ser una prueba muy dura y no nos va a preocupar de que los primeros días estemos un poco más atrás de lo normal”.
La mentalidad de plantearte la carrera pensando en que no puedes ir a tope te la da la edad. Yo tengo 53 años y sé que la gente joven corre mucho y no tiene miedo a volcar, pero yo no me quiero ir a casa por un golpe tonto.
En estos meses ha tenido tiempo de analizar cada etapa, cada momento de los que tiene por delante. “Nada más empezar hay una etapa maratón y luego otra de 48 horas sin parar, pero yo creo que si llegamos al día de descanso bien tendremos el 75% del Dakar hecho, aunque luego nunca se sabe y hay que seguir cuidando todo para que nada falle. Sabemos que hay mucho río, mucha piedra, mucho polvo de arena en el que como te claves y empieces a bajar te cubre por la rodilla y de ahí no sales porque el coche se hunde y se queda sin tracción. Hay que conocer todos estos detalles e ir muy atentos”.
No agobiarse es clave
Su estrategia es clara. La ha ido aprendiendo con el paso de los años y los kilómetros. “Yo nunca he hecho etapas de 1000 kilómetros, pero tengo claro que debemos ir de 100 en 100 y premiarnos cada vez que lleguemos. Es una lucha y tienes que tener un montón de herramientas de la parte psicológica para intentar estar centrado y no agobiarte por echar muchas horas en carrera”.
Pedro las ha tenido de todos los colores en sus anteriores participaciones. Se las sabe todas. Haciendo memoria recuerda el momento más complicado que ha vivido en un Dakar. “El momento más duro que he vivido fue en 2013, cuando iba con Rosa y en la tercera etapa, nada más salir, a los 15 ó 20 kilómetros, su moto comenzó a dar muchos problemas. Cambiamos todo pero su moto no funcionaba y la mía sí. Eran iguales y la suya no iba. Ese día lo pasé muy mal porque me quedé solo. No había ni organización, no había nadie. Empezó a llover, yo iba por el cauce de un río de 20 metros de ancho completamente seco y sólo pensaba que si venía una riada de repente me iba a llevar. Con el ruido de la moto no me iba a enterar si pasaba algo así que pasé un miedo brutal”.
La ‘aventura’ acabó bien: “Llegué al campamento a las 4 de la mañana y Manuel Salinas, un mecánico de prestigio, me decía que parase, que descansara y que no merecía la pena seguir jugándomela. Yo le dije que hiciera la moto porque en una hora tenía que salir y me fui a sentarme y relajarme. No sé cómo pero me recuperé, pasé la revisión médica previa a la salida y al día siguiente me salió un día perfecto”, relata Pedro.
Estos momentos duros le han hecho aprender mucho: “Cada vez que llegan pensamientos negativos en carrera tiras mucho de la experiencia para entenderlos, trabajarlos con la respiración, pensar en algo positivo y vivir el presente. En este tipo de deportes no te puedes agobiar por lo que te puede pasar. Tienes que estar concentrado en el presente, en lo que tienes delante en ese momento, ni en el mañana ni en el pasado. Antes, en medio del desierto y kilómetros por delante se me iba la pinza. Ahora lo controlo mucho más. La edad y la experiencia ayudan mucho. Voy pensando en cómo va la temperatura del motor, en la correa, en lo que sea… Pero siempre concentrado y conectado a Rosa. Luego, en los enlaces, nos echamos las risas, hablamos y compartimos para que el tiempo sea lo más agradable posible”.
Cada vez que llegan pensamientos negativos en carrera tiras mucho de la experiencia para entenderlos, trabajarlos con la respiración, pensar en algo positivo y vivir el presente. Antes, con kilómetros por delante, se me iba la pinza. Ahora lo controlo más
Cierto es que no tiene ni punto de comparación competir en buggy o en moto. Tanto Rosa como Pedro lo saben porque han vivido la experiencia en ambos vehículos. “El buggy es más cómodo que la moto, pero también tiene sus complicaciones y su dureza. Sufres de otra manera, pero sufres. La dureza de la moto es tremenda. A nivel físico el buggy te muele un poco el cuello, las cervicales, los hombros… Pero en la moto terminas cada día reventado. Tanto que a veces no puedes ni dormir al llegar”.
En cualquier caso, raro es el día de Dakar en el que puedes tomarte un descanso de calidad. Al menos si eres amateur. Esto te lleva muchas veces al límite. “Hay gente que llega al día de descanso ya por la tarde después de correr durante dos días y reventado. A veces el cuerpo te dice ‘para’ porque ya empiezas a descoordinar sensaciones. Si te das un pequeño susto por cansancio, pues hay que parar. Es lo que hay que hacer, aunque hay gente que tira pensando que no tiene sueño y no se da cuenta de que somos humanos y tenemos límites. Puedes estar un día o dos durmiendo poco y mal, pero lo sabio e inteligente es pararte a recuperarte y continuar cuando eso pasa. Para detectar esto también es clave la experiencia”.
A punto de comenzar su décimo Dakar, Pedro no tiene claro si será el último, aunque sí que esa es una opción: “En las entrevistas siempre digo que será el último, pero nunca es verdad. Sueño con un Top 10, que para nosotros sería la bomba porque somos amateur y nos cuesta horrores llegar, pero lo hemos dado todo durante el año y vamos muy preparados. Eso sí, sabemos que no todo depende de uno. A veces una tuerca que cuesta 0,30 céntimos te manda para casa”.
El objetivo es terminar, pero si hubiera más dinero… “Si con el trabajo que hacemos nosotros tuviéramos un presupuesto decente estoy seguro de que estaríamos delante. Yo creo que este año es un año para intentar optar a un resultado decente y, si se da, igual es el momento perfecto también para decir adiós. Siempre me preguntan si voy a volver, pero yo muchas veces me pregunto qué hago yo allí en los momentos más jodidos, quién me manda ir… Estas preguntas se responden solas cuando llegas y estás fundido pero ves todo el trabajo hecho, el resultado y te emocionas pensando que has logrado algo brutal”.
Si fuera por su madre, eso sí, esta edición ya estaría de más: “Mi familia lo lleva bien porque ellos saben que me hace mucha ilusión y que peleo todo el año por este proyecto. Ellos me apoyan a muerte, aunque es verdad que mi madre, por ejemplo, ya me dice que debería de parar y a lo mejor tiene razón”, nos confiesa un Pedro Peñate que se ha preparado a conciencia para llegar en las mejores condiciones a la línea de salida.
“Físicamente, me preparo haciendo mucho deporte, aunque no todo el que me gustaría porque estoy en muchísimos proyectos. Trato de correr todos los rallies que hay en Canarias, también hago Enduro, tengo una escuela de conducción deportiva donde doy clases los sábados, me gusta mucho la bici… De todo un poco”, concluye.