Con 62 años y no cuelga las botas: Robert Carmona, el futbolista más longevo del mundo
El uruguayo debutó en 1976 y desde entonces ha disputado más de 2.000 partidos y jugado en casi 50 equipos
"Soy un par de zapatos nuevos en una caja de zapatos vieja de 1960. Soy un hombre viejo pero con espíritu joven", asegura Carmona
Su último equipo era el CD Iraklis de Alicante, pero ahora jugará en un equipo de la Primera C de Argentina
Un futbolista al que le haya ido razonablemente bien en su carrera deportiva suele retirarse a los 35 años. Aunque también hay ejemplos excepcionales que alargan su trayectoria hasta los 40 e incluso más allá. Pero lo que es totalmente inaudito es seguir jugando pasados los 60, como es el caso del uruguayo Robert Carmona, que a los 62 aún se resiste a colgar las botas y ha sido reconocido por el Guinness World Record como el jugador más longevo del mundo. Hasta que el cuerpo aguante.
Carmona nació en Montevideo en 1962 y debutó sobre los terrenos de juego en 1976. Desde entonces, ha disputado más de 2.000 partidos y pasado por casi 50 equipos de numerosos países. El último en el que había militado era el CD Iraklis de Alicante pero ahora pondrá rumbo a Argentina, donde jugará en un equipo de la Primera C, la cuarta categoría del fútbol argentino.
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Aunque Carmona está ahora mismo en Uruguay recuperándose de una lesión, entre sus planes está volver a los terrenos de juego cuanto antes. La retirada sigue sin pasar por su cabeza. "Vivo como el primer día. Me siento joven, me levanto cada día con la ilusión de que me va a contratar un club. Es mi trabajo, mi vida", contaba en una entrevista con 'Sport'.
Una promesa cumplida durante seis décadas
Quizás la razón de su longevidad como futbolista haya que buscarla en su infancia. La muerte abrupta de su padre cuando él era pequeño le marcaría de por vida. En sus últimos momentos le prometió que iba a ser futbolista, y a cumplir ese juramento se ha dedicado incansablemente todos estos años. Ha jugado profesionalmente hasta en seis décadas distintas en las que ha sido testigo directo de muchos cambios: desde los los balones hasta los entrenamientos, pasando por las zapatillas o los terrenos de juego. "Hoy todo es muy 'marketinero'. A la pelota juegan todos. Al fútbol jugamos muy pocos", asegura.
Seguir disputando partidos profesionalmente le obliga a jugar contra rivales mucho más jóvenes que él. Carmona admite diferencias en la velocidad, en la fuerza o en los saltos, pero defiende que tiene algo muy importante a su favor: la experiencia. Donde no llega en velocidad, en el choque o en la potencia lo suple con pausa, aplomo y saber hacer. "Soy un superdotado elegido por Dios, tengo ciertas virtudes de las que otros carecen", explica.
Para Carmona, los jugadores de hoy no se centran en lo verdaderamente importante. "Los vestuarios de ahora son calamitosos, paupérrimos. Entran con música, se cortan las medias, cortan las camisetas, se afeitan, se peinan... Yo me voy, me cambio solo en el baño. Aparte pido que apaguen la radio. Algunos lo hacen y otros no. Si no lo hacen, me voy". Los jóvenes tienen la mente en otras cosas", contaba en 'Marca'.
Dentro de esos vestuarios, Carmona reconoce que se siente como un niño en una cáscara vieja: "Soy un par de zapatos nuevos en una caja de zapatos vieja de 1960. Soy un hombre viejo pero con espíritu joven. Eso lo transmito". Entrena diariamente, no fuma, no toma alcohol ni bebidas azucaradas y cuida su alimentación evitando la fritura, las grasas y y la comida basura. De momento, se sigue viendo con fuerzas para hacer aquello que más le gusta. "La leyenda continúa. Hay Carmona para rato", zanja.