Cuando Roger Federer se fue del tenis algo del tenis se fue con él. Es así. La impronta del jugador suizo es difícilmente equiparable a la de cualquier otra jugador de la historia (sí, aunque Jimmy Connors tenga más títulos). Además es absurdo. Como comparar a Messi con Di Stéfano o Maradona. Otros voces, otros ámbitos. Lo único cierto es que con el retiro de Federer hace dos años se cerraba una página gloriosa del tenis marcada, como no, también por Rafa Nadal. Porque tampoco se entiende al uno sin el otro.
Hoy, lejos de quedarse en lo que él mismo llama "la estrecha mente del tenis", el campeón suizo parece disfrutar de lo lindo de una socialización distinta, alejada del vértigo de los circuitos y la extenuante disciplina deportiva. “Salir, conocer gente y hacer cosas diferentes me resulta muy atractivo, aunque antes me daban pavor las alfombras rojas y las charlas triviales y esas cosas” le decía esta misma semana a GQ en la entrevista más amplia que ha concedido desde su retirada.
Si hay algo que define las sensaciones de Federer ahora mismo eso sería: alivio. No solo por el hecho de liberarse de la presión de los grand slam sino porque en los últimos meses lo estaba pasando fatal con la rodilla. Hoy e deportista vuelve a sonreír, aunque no puede evitar recordar lo emocional que fue todo el momento de la despedida. "Porque algo que siempre ha estado contigo se ha ido y no volverá jamás, no puedes recuperarlo por mucho que lo desees. El tren ha abandonado la estación. Y está bien así, quiero que sea así, pero por supuesto no puedes pensar de de un día para otro que no hay problema, que todo será fácil."
Hoy Federer no solo disfruta de los frutos de sus espectaculares éxitos deportivos, sino que le ha encontrado rápidamente el sentido al retiro. Ni echa de menos el tenis, ("en serio, me siento en paz") ni ya le cuesta tanto usar corbata ("Me entrenaba para sentirme cómodo en ella"). Se dice pronto, pero esa tranquilidad no es algo a lo que los deportistas de élite lleguen tan fácilmente después de toda una vida dedicada obsesivamente a una sola cosa.
No es que no tenga ahora obligaciones e incluso motivos para el estrés. De hecho solo hace unos meses se 'quejaba' de la paternidad y afirmaba que ese tipo de presión superaba incluso a la del tenis. Sin embargo, ahora afirma disfrutar de "un nuevo espacio, deambulando por esta nueva vida, con nuevos proyectos, especialmente mis hijos. Estoy disfrutando este momento", asegura.