La 'rutina del explorador': la actividad que mejora tu memoria, según Harvard
Aprender a orientarse en la naturaleza sin ayuda de la tecnología es un ejercicio que favorece un cerebro más saludable y eficiente
Esta actividad física mejora la capacidad de tomar decisiones y resolver problemas
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¿Alguna vez has pensado si serías capaz de echarte al monte como John Rambo en 'Acorralado', sin teléfono móvil ni GPS, únicamente pertrechado con un mapa y una brújula, y encontrar el camino de regreso a casa? Es posible que no lo hayas hecho, o que pienses que nunca te va a hacer falta tener entrenado el sentido de la orientación, pero quizás cambiarías de idea si supieras que este tipo de actividad puede ser clave para mantener tu cerebro saludable y prevenir el deterioro cognitivo.
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La denominada 'rutina del explorador' consiste en adentrarse en entornos naturales como montañas, bosques o campos sin el auxilio de la tecnología moderna, y se ha popularizado rápidamente debido a su enfoque en habilidades olvidadas, fomentando una reconexión con la naturaleza y un alejamiento de la dependencia tecnológica.
Orientación contra el deterioro cognitivo
Lo interesante de esta práctica deportiva es que puede tener efectos muy positivos en el cerebro, según un artículo publicado por la Harvard Health Letter. Su editora, Heidi Godman, destaca que esta forma de ejercicio no solo es "una manera divertida de disfrutar del aire libre, sino que también podría ayudar a combatir el deterioro cognitivo, según un estudio de 2023".
El estudio al que se refiere, publicado en la revista PLoS One, halló una posible relación entre la orientación y el mantenimiento de habilidades de pensamiento agudo. La autora principal del estudio, Emma Waddington, de la Universidad McMaster en Canadá, sugiere que esta práctica podría ser beneficiosa para prevenir el deterioro cognitivo relacionado con la edad, particularmente en áreas como la navegación espacial y la memoria.
Conectando con nuestros antepasados
Su teoría sostiene que hacer ejercicio mientras uno intenta orientarse activa ciertas áreas del cerebro que nuestros antepasados utilizaban para la caza y recolección y que hoy tenemos aletargadas debido a que nos hemos acostumbrado a depender del GPS. "Se trata de volver a nuestras raíces, de entrenar tareas espaciales que hemos dejado de hacer”, apunta Waddington. Ni siquiera es necesario echarle mucho tiempo para lograr resultados. Según sus investigaciones, una única sesión de orientación de 15 minutos puede tener beneficios sobre la función cognitiva.
Cómo ayuda al cerebro esta rutina
La orientación en un entorno natural puede tener un impacto significativo en diversas áreas del rendimiento cognitivo, desde la memoria a la creatividad, pasando por la toma de decisiones. Estos son algunos de los beneficios para el cerebro de esta rutina.
- Mejora de la memoria espacial. La activación de tareas espaciales, como recordar rutas, ubicaciones y puntos de referencia, refuerza la memoria espacial y otras funciones cerebrales, habilidades que pueden ser muy útiles en la vida diaria, como saber encontrar el coche en el aparcamiento de un centro comercial.
- Estimulación de la atención y la concentración. La necesidad de seguir mapas y estar atento a señales en la naturaleza requiere un alto nivel de concentración, lo que puede mejorar la capacidad de mantener la atención en tareas prolongadas.
- Mejora en la resolución de problemas. En la 'rutina del explorador' se deben tomar decisiones sobre la mejor ruta, evaluar riesgos y resolver problemas inesperados en el camino. Con ello se fortalecen las habilidades de toma de decisiones y resolución de contratiempos en el día a día.
- Reducción del estrés. Al combinar el ejercicio físico con la tranquilidad de la naturaleza, esta actividad ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad, lo que a su vez mejora el rendimiento cognitivo al evitar la sobrecarga emocional.
- Estimulación de la creatividad. Promueve la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales, y la creatividad, ya que obliga a resolver problemas y encontrar rutas no convencionales.
- Mejora el bienestar emocional. La actividad física en entornos naturales aumenta la liberación de endorfinas y serotonina. Estas hormonas mejoran el estado de ánimo y crean un entorno mental más propicio para el desarrollo personal.