Estamos rodeados de creencias que tomamos como ciertas hasta que de repente la medicina o la ciencia nos las desmontan con sus estudios. Esto también tiene su parte buena, pues nos hace entender que aún nos quedan muchas cosas por descubrir y por corregir. Seguramente entre todos esos pensamientos está el que correr, cuando se tienen patologías que afectan a los huesos, no es demasiado recomendable por el impacto que se sufre en ellos, mejor otros deportes más suaves como el ciclismo. Pues mejor borrarse esa idea de la cabeza, porque un estudio médico de Noruega afirma todo lo contrario.
El estudio ha analizado la densidad ósea de 40 deportistas jóvenes, 19 ciclistas y 21 mediofondistas con una masa corporal normal y que cuentan con años de preparación física, por lo que no son novatos. Durante el desarrollo del análisis, los investigadores se dieron cuenta de como los ciclistas entrenan muchas más horas que los corredores pero, ¿significa esto una mayor fortaleza muscular y ósea?
Más allá de las horas que los ciclistas pedaleaban, el estudio recoge como también echaban muchas horas en el gimnasio para fortalecer otras zonas corporales, mientras que los corredores, a no ser que estuviesen próximos a una competición, solo corrían. Y entonces llegó la sorpresa para los investigadores, pues tras medir la densidad ósea de los 40 deportistas vieron como la mayoría de los ciclistas tenían niveles bajos de calcio e incluso uno de ellos, a pesar de su juventud y llevar años haciendo deporte, ya mostraba los primeros síntomas de la osteoporosis.
Por su parte, en los corredores encontraron huesos fuertes y sanos propios de deportistas, llegando a una conclusión que no esperaban. Siempre se ha hablado de que el impacto que se produce en la pisada al correr puede terminar siendo bastante dañino para los huesos, pero tras este estudio parece que un entrenamiento constante podría ayudar a prevenir enfermedades como la osteoporosis. Mientras tanto, la tranquilidad y el bajo impacto del ciclismo, en lugar de proteger y reforzar los huesos, podría debilitarlos hasta el punto de disminuir su densidad ósea.
Pero claro, el estudio está avalado con personas jóvenes, y la pérdida de densidad ósea y la aparición de la osteoporosis suele ocurrir en edades más avanzadas. Entonces, ¿es recomendable empezar a correr a partir de cierta edad? Por supuesto que sí, siempre que se guarden una serie de precauciones para evitar problemas ahora que los huesos son más frágiles y una lesión se puede producir con mayor facilidad.
Lo mejor para ello es comenzar poco a poco para que los huesos no sufran de golpe un impacto que podría ser perjudicial. Correr en personas jóvenes de forma constante durante años puede permitir el reforzamiento de los huesos a largo plazo, pero cuando la persona ya padece patologías es mejor que haga un trote suave de bajo impacto para progresivamente irlo aumentando sin poner en riesgo sus huesos.
Por supuesto, luego está la importancia del calzado. Además de correr de forma adecuada, las zapatillas idóneas te permitirán que el impacto de tu cuerpo con el suelo sea menor si las eliges bien. Pues dependiendo de tu peso, de la pisada o esas patologías previas que puedes presentar, te irá mejor una zapatilla con mayor o menor amortiguación. Y cuida tu alimentación, pues alimentos ricos en calcio o vitamina D, así como otros minerales, siguen siendo de gran importancia para el mantenimiento óptimo de los huesos. Por eso mismo, la dieta variada es importantísima para que, junto al deporte, la densidad ósea no disminuya demasiado sus valores.
El ejercicio físico siempre ha sido beneficioso para el mantenimiento de articulaciones, músculos y huesos, lo que pensábamos que unos deportes eran mejor que otros hasta que la ciencia nos ha desmontado esas creencias. Al contrario de lo que se pensaba, correr es mejor que montar en bici, pues su impacto ayuda al fortalecimiento de los huesos, mientras que la baja intensidad que sufren en el ciclismo podría provocar la aparición en un futuro de osteoporosis y una densidad ósea más debilitada.