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Cerveza y deporte. Sin pensarlo mucho, parecen dos conceptos o modos de vida que no pueden convivir. O eres deportista o te tomas unas cañitas al salir del trabajo o el domingo con el aperitivo. Pero ¿y si no fuese así? No hablamos, obviamente, de cogerse una borrachera a base de cerveza y al día siguiente hacer un gran entrenamiento, sino de un consumo moderado. Así lo ha contado el entrenador personal del futbolista del Real Madrid Luka Modric, Vlatko Vucetic, hace unos días, revelando en una entrevista que el deportista se bebe alguna que otra cerveza.
Además de comentar lo que Modric hace antes de sus entrenamientos con el equipo y los partidos, así como su proceso de recuperación tras salir del campo, Vucetic ha contado que "beber una o dos cervezas después de un partido es algo positivo para Modric, porque un bajo porcentaje de alcohol te relaja, y la cerveza, además, tiene varios ingredientes muy positivos".
Vucetic es profesor en la Facultad de Kinesiología de la Universidad de Zagreb y prepara al futbolista en relación con su estado de salud y el estilo de vida que lleva, además de su capacidad energética, aeróbica y anaeróbica, habilidades motoras, e incluso su inteligencia y la búsqueda de su bienestar socioeconómico y familiar.
Después de una o dos cervezas, el entrenador destaca que necesita "dormir un poco, hacer un entrenamiento ligero para comenzar la regeneración metabólica, para comenzar a oxigenar la sangre y eliminar todos los metabolitos negativos, que son mucho más numerosos de lo habitual" tras un partido.
Ahora bien, esto parece irle fenomenal a Luka Modric, pero ¿es la tónica habitual? ¿O el croata es una excepción en el mundo del deporte? Juan Antonio Corbalán, exjugador de baloncesto del Real Madrid, médico y cardiólogo, es defensor del consumo de cerveza en el deporte, según explicó hace unos años en una entrevista con La Razón, declaraba que sí que tiene algo de alcohol, pero que "el resto de los contenidos y sustancias de la cerveza son una bebida isotónica perfecta".
A su vez, explicaba que "todas las bebidas isotónicas de la actualidad, que se supone que son buenas, están copiadas de la composición de la cerveza, menos el alcohol. A mí me gusta y no pasa nada por tomar una buena cerveza, o vino, de forma inteligente, y tener los mejores resultados deportivos".
Asimismo, en 2009 se publicaba el estudio Idoneidad de la cerveza en la recuperación del metabolismo de los deportistas y sus resultados apuntaban a que, tras el ejercicio físico y la recuperación del sistema inmune, el consumo moderado de cerveza puede verse como un modo alternativo de rehidratación tras hacer deporte. Y como es de esperar, todos los expertos apuntan que siempre debe consumirse con moderación, aunque si el problema es el alcohol, siempre se puede optar por una sin.
Entre los beneficios que la cerveza puede aportar en un consumo moderado, ayuda a rehidratar a las personas porque tiene cierto contenido de agua, ayudando también a la recuperación y, si además está fresca puede ayudar a calmar la sed que se produce tras un esfuerzo. Otro de sus puntos a favor es que tiene electrolitos y diferentes minerales, como el potasio, que son esenciales para el buen funcionamiento del organismo.