España está entre los países con la esperanza de vida más alta del mundo. La longevidad de la población ha aumentado y cada vez vivimos más. Por eso mismo cumplir años ya no es solo soplar unas velas, se desea cumplirlos bien, pues a pesar del avance de la edad, el envejecimiento no quiere decir que no se realicen actividades o que ya no se tengan aspiraciones, todo lo contrario, pues según datos del Imserso, el 43% de los mayores desea participar de forma activa en la sociedad y más de la mitad comienzan actividades nuevas después de jubilarse. Porque la vejez no significa encerrarse en casa, el envejecimiento activo existe y es el momento de los mayores de disfrutar de cosas para las que antes puede que no tuviesen tiempo.
Poder llevar un envejecimiento activo por supuesto que requiere de ciertos factores, como por ejemplo mantener una dieta saludable y equilibrada, así como practicar algo de ejercicio físico. También hay que cuidar la mente, por eso muchos mayores se deciden por apuntarse en cursos o formaciones tras la jubilación, en especial aquellos que en su momento, por las circunstancias, no pudieron terminar sus estudios. El Imserso cuenta con el Libro Blanco de Envejecimiento Activo, una especie de guía para demostrar que el aprendizaje y el desarrollo tanto cognitivo como personal no termina con el jubilación, continua durante toda la vida.
La jubilación es una etapa nueva de la vida en la que muchos mayores pueden notar que no están cumpliendo ninguna función, por eso mismo es importante que se fomente tanto su autoestima como su participación como miembro de la sociedad a la vez que se desarrollan hábitos saludables para ellos de forma física, mental y social. Su sabiduría y su experiencia tras años de vida es un valor que como sociedad no se puede perder y el envejecimiento activo es una fórmula idónea para evitar, por ejemplo, el deterioro cognitivo. La jubilación está llena de retos y nuevas experiencias que pueden convertir esta nueva etapa en una de las mejores de su vida.
La dependencia ya no es lo mayoritario en los jubilados. Estos prefieren afrontar la vejez con otra perspectiva, con una mayor autonomía y capacidad de decisión sobre su propia vida en la que se comienzan a producir cambios. Los mayores pueden comenzar a desarrollar nuevas rutinas al tener más tiempo libre, más tiempo para ellos. Por eso se involucran en nuevos proyectos, deciden cuidarse más física y mentalmente o comienzan a disfrutar de actividades para las que antes no tenían tiempo.
En los últimos años, tal y como establece el Libro Blanco sobre Envejecimiento Activo del Imserso, se ha visto un incremento en las actividades sociales de los mayores. Entre esas actividades está el voluntariado, una de las mejores formas de contribuir a la sociedad tras la jubilación. Desde administraciones públicas hasta asociaciones tienen sus propios programas de voluntariado en los que integran a los mayores que no solo aumentan su autoestima, también se refleja como una mejora en su comunidad.
La formación es otra de las grandes alternativas para mantener un envejecimiento activo, y ya no hablamos de estudios, sino de esas actividades que siempre se han querido realizar pero que por diversos motivos nunca se pudo. Talleres de manualidades, de teatro, de música, de informática, de jardinería… Existen infinidad de ámbitos en los que comenzar a indagar en esta nueva etapa en la que se tiene todo el tiempo del mundo.
Antes hablábamos de la actividad física, pero esta también puede fomentar las relaciones sociales si se acude a clases colectivas en las que se mantiene relación con el resto de compañeros. Desde salir a caminar o en bici con algún amigo, hasta las clases grupales de aquagym, pilates o yoga.
Por no hablar de las nuevas oportunidades para conocer nuevos lugares a través de viajes en grupo o incluso en solitario si se es un alma aventurera de los que hay múltiples ofertas para la tercera edad. Así como ofertas culturales, como ir al cine o al teatro con los amigos o a ver ese grupo musical en concierto que marcó tu juventud y que no te lo quieres perder en directo por nada del mundo.
El envejecimiento activo es más una actitud que otra cosa. Los mayores necesitan sentirse útiles y tienen todas las herramientas para serlo. Solo tienen que encontrar cuál es su actividad idónea y qué es lo que más les motiva para afrontar la vejez en esta etapa de su vida.