'Gaining', la práctica deportiva con la que también trabajas tu autoestima
Reivindica que la belleza es diversa, no hay que juzgar por el aspecto físico
La autoestima se trabaja buscando el equilibro entre la salud y las metas deportivas
Los objetivos deportivos deben ser alcanzables, realistas y motivantes
Parece que se está poniendo de moda en el gimnasio practicar el 'gaining', una modalidad deportiva que conlleva ganar peso en forma de masa muscular, pero en realidad esta práctica va mucho más allá: lo que se persigue es gustarse a uno mismo sin complejos. Aunque también se tiene como objetivo agradar a los demás.
Son deportistas que en ocasiones han tenido trastornos de la alimentación y ahora quieren superarlos. Para ello, deciden tomar las riendas de su propio cuerpo y decidir sobre los cambios que va a experimentar su físico. Se enorgullecen de ellos mismos.
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Qué es el 'gaining'
Los cánones de belleza del cuerpo tradicionales, que casi siempre impone la publicidad y la moda, no son el objetivo de aquellos que practican el 'gaining'. Todo lo contrario, principalmente reivindican que la belleza es diversa. La idea es no juzgar por el aspecto físico y eliminar la presión por alcanzar un estándar.
Para conseguir gustarse a uno mismo es básico trabajar la autoestima. En esta superación personal se deja a un lado la influencia que tienen los demás sobre nosotros.
La psicóloga del deporte, Alba Villamediana, del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, nos da las claves y las tendencias para trabajar esa autoestima. Sobre todo, hace hincapié en lograr el equilibrio entre la salud y los cambios físicos o las metas deportivas que se impone cada persona.
Deporte y autoestima
El primer aspecto que desgrana Villamediana es que el deporte no es bueno o malo en sí mismo: “Somos nosotros los que le damos un valor determinado. A veces, cuando no nos dedicamos al deporte profesional, cobra demasiada importancia un objetivo que nos hemos propuesto”. Puntualiza que “si no llegamos a cumplir ese objetivo, nuestra frustración puede provocar hasta un trastorno psicológico o de la alimentación”.
Villamediana destaca que en ocasiones esas metas que nos hemos propuesto pueden ser inalcanzables porque no somos conscientes de nuestras limitaciones. Dice que “a menudo, en el deporte amateur, los deportistas llegan a sufrir estrés y episodios de ansiedad por ser tan competitivos”. La psicóloga asegura que “la línea entre la motivación y la presión es muy delgada y es muy fácil caer en la frustración porque nos hemos presionado demasiado”. Cuando practicamos un deporte “olvidamos que uno de los objetivos es disfrutar y divertirse”.
La práctica del deporte nos permite trabajar la autoestima porque “nos proponemos retos que vamos a superar si somos conscientes de nuestro físico. También reforzamos la autoeficacia y la autoconfianza: somos eficaces y capaces de conseguir lo que nos hemos propuesto”, adelanta Villamediana. “Al cumplir objetivos realistas se ven reforzadas la imagen que tenemos de nosotros mismos y nuestras capacidades”.
Todo se resume en “cómo me valoro y cómo me quiero”, dice la psicóloga. “Si nos valoramos y nos queremos tal como somos y además somos capaces de conseguir retos deportivos, nuestro físico quedará en un segundo plano”.
Retos deportivos alcanzables
La clave está en que dichos objetivos sean alcanzables, realistas y motivantes. A veces decidimos correr una maratón. “¿Si llego al final de la carrera voy a ser mejor que si me retiro a la mitad?, ¿valgo menos si no lo consigo?”, pregunta Villamediana. “Claro que no, tenemos que ser conscientes y estar orgullosos de lo que somos con nuestras limitaciones y en este caso no será relevante lo que hago y cómo lo consigo. Tendremos que aprender a felicitarnos por nuestros pequeños logros terminemos o no la maratón”.
Insiste en que con la práctica deportiva “cada persona debe tener claro si su finalidad es la salud o conseguir una determinada imagen física. Me gusta correr por incrementar mi capacidad pulmonar o por estar más delgada o estilizada”. En ocasiones, buscamos una imagen física que es imposible de alcanzar porque nuestro cuerpo no está predispuesto genéticamente para ello. Y al final “nuestra insistencia se convierte en factor de riesgo para nosotros mismos”.
Para terminar, Villamediana puntualiza que “la autoestima se refuerza consiguiendo pequeños retos día a día y felicitándonos por lo que hemos avanzado sin centrarse exclusivamente en el resultado final”.