Malas noticias para los blancos. El entrenador de baloncesto del Real Madrid, Pablo Laso, sufrió este fin de semana un infarto de miocardio tras el que tuvo que ser hospitalizado. A sus 54 años, se encuentra estable tras someterse a un cateterismo y pasar la noche en la Unidad de Cuidados Intensivos. Todo parece apuntar a que Laso no podrá acabar la temporada ya que va a necesitar rehabilitación y su vuelta dependerá de cómo evolucione. Te contamos en qué consiste esta operación y cuál es el pronóstico del seleccionador blanco.
Es un procedimiento habitual que se realiza tras los infartos que consiste en pasar una sonda delgada y flexible hasta el lado derecho o izquierdo del corazón. Suele introducirse por la ingle o por el brazo y se utiliza para diagnosticar o tratar determinadas afecciones cardiacas como la obstrucción de las arterias.
Tras un infarto y para evitar secuelas es muy importante desobstruir la arteria en un plazo de dos horas o dos horas y media. Durante el proceso, “los médicos pueden hacer diferentes pruebas cardíacas, administrar tratamientos o extraer un trozo de tejido cardíaco para examinarlo. Algunos tratamientos para enfermedades cardíacas, como la angioplastia coronaria y la colocación de estents coronarios, se hacen con cateterismo cardíaco”, explican desde Mayo Clinic.
Un stent es una malla que se coloca en la arteria obstruida a modo de refuerzo para que no vuelva a cerrarse. Es un proceso que se realiza con sedación y no con anestesia general y, pasadas las horas de vigilancia, el paciente suele subir a planta para terminar de ver cómo es su evolución.
Es pronto para saberlo, se espera que el club se pronuncie tras conocer el parte médico del entrenador. Juan Antonio Corbalán, exjugador y cardiólogo explicaba a MARCA que se abre un proceso diagnóstico calmado para ver el dónde, el cuándo y el cómo le ha afectado. “Hay que ver dónde está, porque el electro puede revelar que ha sido un infarto, pero estas patologías requieren un análisis más fino que revele cuántas arterias tiene obstruidas”.
La parte positiva es que Laso acudió al hospital en cuanto se empezó a encontrar mal y que en caso de infarto es más grave cuanto más tiempo pasa. “La fase aguda dura entre tres y cuatro semanas en las que el paciente debe llevar una vida tranquila, seguir una estricta medicación y ser sometido a pruebas de esfuerzo y a otras técnicas exploratorias que permitan tomar decisiones a corto, medio y largo plazo”, añade.