El consumo en España de benzodiazepinas, unos fármacos que a menudo se recetan para tratar, entre otros, la ansiedad, no ha dejado de crecer en los últimos años. Según los últimos datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE en sus siglas en inglés), España es el país del mundo en el que más se consumen este tipo de medicamentos. Y por segundo año consecutivo.
El documento, publicado el pasado mes de noviembre, señala que durante el 2021 un promedio de 110 personas por cada mil ha consumido al menos una dosis de estos fármacos al día, lo que implica que, aproximadamente, un 11% de la población tomaron estos medicamentos.
Los datos de la JIFE coinciden con otros aportados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que ha notado una evolución ascendente en el consumo de psicofármacos en la última década. En concreto, el organismo adscrito al Ministerio de Sanidad señala que en los últimos diez años el consumo de ansiolíticos (grupo farmacológico en el que se encuentran las benzodiacepinas) e hipnóticos ha aumentado en más de diez puntos, hasta alcanzar las 93 dosis diarias por 1.000 habitantes en 2021.
Aunque ambos fármacos han experimentado una evolución semejante, el consumo de ansiolíticos en nuestro país sigue siendo mayor que el de hipnóticos. Y dentro de este grupo de psicofármacos hay uno que acapara la mayor parte de las recetas: el lorazepam, un fármaco comercializado bajo el nombre de orfidal que suele utilizarse para tratar el nerviosismo y la ansiedad, aunque también puede usarse para combatir el insomnio, la epilepsia o incluso el síndrome de abstinencia.
De acuerdo a los datos de la AEMPS, este fármaco acumula alrededor del 40% del consumo de ansiolíticos en España. No obstante, y a pesar de lo extendido que está su uso, este fármaco puede provocar una amplia variedad de efectos secundarios, tanto a corto como a largo plazo.
El lorazepam, u orfidal, es un fármaco que solo debe consumirse bajo supervisión médica y en las dosis recomendadas y que solo puede adquirirse con receta, dado que abusar de él puede provocar graves problemas sobre nuestro cuerpo, que podría generar resistencia al fármaco y eliminar sus efectos. Además, los pacientes que abusan de este medicamento también pueden desarrollar síndrome de abstinencia que, en casos extremos, puede derivar en una sobredosis que provoque la muerte.
Este fármaco puede provocar cambios de humor, fatiga, visión borrosa, debilidad muscular y una sensación de boca seca, entre otros. Asimismo, también puede ocasionar problemas de concentración, alteraciones de sueño y, aunque es poco frecuente, cambios de libido y una disminución de orgasmos.
El lorazepam puede generar una adicción tanto a nivel físico como a nivel mental que derive en el ya comentado síndrome de abstinencia. También puede provocar alteraciones en el sistema nervioso, como descoordinación motora y problemas en el habla, trastornos respiratorios (como apnea), gastrointestinales (como náuseas o estreñimiento), alteraciones en la piel, trastornos endocrinos y alteraciones del metabolismo y la nutrición.
Asimismo, y aunque no es muy frecuente, en uno de cada cien casos también puede provocar trastornos psiquiátricos, con problemas de depresión, confusión, agresividad u hostilidad, así como alucinaciones, entre otros.
Por eso, a la hora de consumir este fármaco, es imprescindible que sigamos siempre las instrucciones de nuestro médico y que no juguemos con la dosis que nos han recetado.