La mujer que en toda su vida no haya sufrido esta infección, que tire la primera piedra. El verano es la estación en la que se disparan los casos de cistitis, una infección urinaria que afecta especialmente a las mujeres y cuyos síntomas más habituales son las ganas constantes de orinar y el escozor. Lo mejor es prevenirla y tratarla cuando aparecen los primeros síntomas para evitar repeticiones. Para ello, te ofrecemos las pautas más recomendables. Con ellas minimizarás el riesgo de sufrir esta incómoda y, a veces, dolorosa patología.
Una buena higiene nos ayudará a prevenir no solo la cistitis, sino muchas otras patologías por gérmenes. Hay que lavar los genitales desde la zona anterior a la posterior para evitar que los gérmenes localizados en el área anal lleguen a la uretra. Se aconseja usar geles específicos o neutros acorde al PH de cada persona.
Hay que evitar permanecer mucho tiempo con el mismo traje de baño, porque la humedad facilita la proliferación de bacterias responsables de la cistitis. La humedad siempre es un factor que facilita la existencia de distintos patógenos.
Las prendas de tejidos naturales favorecen la traspiración y evitan la humedad, nido de cultivo de bacterias. Además, son más higiénicas porque permiten los lavados a más altas temperaturas. A partir de 65 grados, ni los virus ni las bacterias logran sobrevivir.
Es conveniente ir al baño cada tres horas, ya que las bacterias tienden a proliferar cuando la orina permanece en la vejiga. Además, cuando vayamos al baño debemos asegurarnos de que vaciamos toda la vejiga. A veces, quedan en el interior restos de orina que pueden dar origen a infecciones.
El objetivo es eliminar posibles bacterias que hayan podido pasar a la uretra.
Mantener una adecuada ingesta de agua asegura un buen volumen de orina y ayuda a la eliminación de gérmenes. Por ello, no deben restringirse los líquidos en la dieta, calculando un litro y medio diario de agua aproximadamente.
Comer frutas, verduras y productos integrales con un alto contenido en fibra contribuye a regular el tránsito intestinal y así, evitar el estreñimiento que dificulta la expulsión de bacterias. Además, hay que lavar muy bien las verduras que se comen en crudo y se utilizan para ensaladas.
Las dietas alcalinas, como las que proporciona la ingesta habitual de frutas y verduras, son buenas para la salud. En cambio, las acidificantes, básicamente las de los procesados, azúcar, harina blanca, algunos lácteos y carnes rojas, tienen un efecto adverso en nuestro organismo y, fundamentalmente, en la microbiota intestinal.
Todas las bebidas carbonatadas, el alcohol, las bebidas excitantes como la cafeína, y el tabaco tienen un efecto negativo sobre el sistema inmune haciéndonos más proclives a las infecciones.
Un buen aliado frente a las infecciones de orina es el arándano rojo por su contenido en proantocianidina tipo A, que actúa de dos formas: elimina el E.coli a nivel intestinal e impide que el germen se pegue a la pared de la vejiga.