La pandemia ha causado la muerte de 37.000 personas en residencias, 7.000 de ellas en Madrid. En lo peor de la pesadilla y con el sistema sanitario superado por una avalancha de ingresos, se tuvo que decidir a quién atender en los hospitales y a quién no. El Gobierno de la Comunidad de Madrid envió unos protocolos a los hospitales que ordenaba que los mayores de las residencias no fueran tratados en los hospitales, lo que provocó "miles de muertes en condiciones indignas". Alberto Reyero, ex consejero de Política Social de la CAM, fue protagonista directo de los acontecimientos, y cuenta en Uppers cómo se tomaron las decisiones que cambiaron la vida de miles de familias.
Entre el 18 y el 25 de marzo de 2020, con España confinada y los contagios disparados, el Gobierno de la Comunidad de Madrid elaboró varios protocolos que establecían cómo actuar con los usuarios de centros residenciales con Covid que requirieran tratamiento en los hospitales. La decisión fue que los más dependientes no deberían ser enviados al hospital, sino tratados en las residencias. Unas residencias que tampoco se permitió medicalizar. Esa decisión selló el destino de miles de personas que murieron sin asistencia ni compañía.
Alberto Reyero (Ciudadanos) era el responsable de Políticas Sociales de la CAM durante la pandemia, las residencias eran pues de su competencia. Desde que tuvo conocimiento de los protocolos manifestó su disconformidad a Enrique Ruiz Escudero (PP), consejero de Sanidad, ya que estos excluían a los grandes dependientes, la gran mayoría de residentes, que no podrían ser atendidos en los hospitales, y que estarían abocados a "morir en unas condiciones indignas". El protocolo no solo incluía a los dependientes más severos, sino también a los discapacitados, lo que Reyero consideraba "una discriminación de graves consecuencias legales".
Se enviaron los protocolos a los directores médicos de los hospitales, que cerraron la puerta a los residentes en las últimas semanas de marzo de 2020 hasta primeros de abril. Más de 3.000 personas murieron en las residencias de Madrid durante ese tiempo, sin atención médica, sin equipos apropiados de respiración o tratamiento intravenoso, en pleno confinamiento y sin la compañía de sus familiares.
Alberto Reyero presentó su dimisión en octubre de 2020 y se dio de baja en Ciudadanos. Después de dos años, y tras el cierre en falso de la comisión de investigación sobre lo ocurrido en las residencias de Madrid, ha decidido escribir su versión de los hechos en Morirán de forma indigna (libros del KO)
¿Fueron esos protocolos responsables de las miles de muertes producidas en las residencias madrileñas?
Sobre esto hay que ser claro, el principal responsable de las muertes en residencias fue el virus. Pero se tomaron decisiones que impidieron que los mayores de las residencias fueran atendidos en los hospitales, y que los que se quedaron en las residencias tuvieran una atención adecuada.
Los protocolos contemplaban que las personas que no fueran a los hospitales tenían que ser atendidos en las residencias adecuadamente, pero eso nunca se produjo. Lo grave fue la concatenación de las dos cosas. No hubiera sido tan grave si la atención en las residencias hubiera sido la adecuada.
La no derivación de residentes a hospitales en aquellos días pasó en toda España ¿Por qué los protocolos de Madrid son importantes?
Porque es la única Comunidad donde esos protocolos se pusieron por escrito y que tienen firma oficial, concretamente de Calos Mur, entonces director general de Coordinación Sociosanitaria de la CAM. Se enviaron otros posteriormente, sin firma o como borradores, pero este primer protocolo prueba que se enviaron instrucciones para que los hospitales no recibieran pacientes desde las residencias.
En todo caso, el mensaje que llegó a los hospitales y a las residencias era claro: no se debían trasladar personas dependientes desde las residencias a los hospitales.
¿Por qué se hizo por escrito y firmado si podía comprometer a sus responsables?
Esto es especulación, pero yo creo que empezaron con la exclusión de manera verbal en los días anteriores pero tuvo que haber una rebelión de personas diciendo que esto no lo voy a hacer, si no tengo una orden por escrito, y se vieron obligados a hacerlo por escrito.
A mí me llega una información del 112 que me dice que antes de los protocolos tenían orden de no recoger a gente de las residencias, pero no lo puedo confirmar.
¿Era de obligado cumplimiento?
En la comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid que se cerró tras las elecciones autonómicas, una médico de una residencia de Griñón y una directora de una residencia de Alcorcón explicaron cómo entendieron que el protocolo era de obligado cumplimiento en una situación de emergencia sanitaria. Si a mí alguien de una residencia me hubiera preguntado qué debo hacer, mi consejo hubiera sido que en una situación de emergencia, un protocolo de la Consejería de Sanidad no te queda otro remedio que cumplirlo, porque si lo incumples, vas a tener problemas.
¿Sin esos protocolos se habrían atendido a los mayores de las residencias en los hospitales?
Los geriatras que elaboraron los protocolos pensaron que las personas que no iban a los hospitales iban a ser atendidos en las residencias, pero eso no ocurrió. La idea es que un geriatra de enlace decidiría caso por caso. Pero había un geriatra de enlace por cada hospital, y cada hospital atendía a un buen número de residencias y cada residencia muchos afectados a los que atender. ¿Se pudieron estudiar todos los casos de manera individualizada? Pues por el volumen de trabajo resulta muy complicado. Esto supuso una barrera prácticamente infranqueable para los médicos de las residencias que querían derivar pacientes a hospitales.
Por qué no funcionó la atención en las residencias
Esto lo deberían explicar los responsables de la consejería de Sanidad. Si no era conveniente atenderles en los hospitales, se les debería haber atendido en las residencias. Era lo que se llamó medicalizar las residencias. Los centros de atención primaria estaban cerrados. Se tenía que haber derivado a los médicos de atención primaria a las residencias, pero lo que se hizo fue destinar 1.000 médicos al hospital de campaña de Ifema, donde se trató a personas con sintomatología leve. De las 3.811 personas que ingresaron en Ifema solo 23 venían de residencias. En Ifema solo murieron 16 personas mientras estuvo abierto, y en ese tiempo en las residencias fallecieron 5.000. Fue una decisión política y de marketing. Ifema se vendió como el hospital milagro que impresionó al mundo entero, fue el Rey, se hicieron espectáculos... pero en realidad actuó como aspirador de todo el personal sanitario disponible.
Además estaban los hospitales privados. Nunca se llegaron a cubrir todas las camas de los hospitales privados. La única posibilidad que tenían de sortear los obstáculos de acceso era que los que tenían una póliza de seguro privada les recogía una ambulancia y les llevaba al hospital. Es cómo en la película Titanic, los que iban en primera clase tuvieron más oportunidades que los que iban en tercera.
¿Hay que depurar responsabilidades?
Yo siempre he estado a favor de que se abra una investigación en la Comunidad de Madrid, pero también debería abrirse una comisión de investigación a nivel nacional en el Congreso de los diputados. Los ciudadanos se merecen saber lo que pasó y los familiares hacer las preguntas que no han sido respondidas. Si esto ha ocurrido en toda España, como así parece, investiguemos en toda España.
Yo creo que los protocolos no eran éticos y posiblemente no sean legales. Es una vulneración de derechos fundamentales, pero deben ser los jueces y fiscales los que se pronuncien. Yo me pregunto ¿si llegara otra epidemia haríamos lo mismo? ¿Excluiríamos a las personas en función de su discapacidad o del lugar donde están? ¿Si yo dentro de 20 años estoy en una silla de ruedas consideraré justo que se me excluya de ser atendido en un hospital? Como sociedad no podemos tapar una cuestión como esta y debemos resolverla para el futuro. Si no hacemos nada, estamos dando incentivos para repetir los mismos protocolos, porque si no tiene ninguna consecuencia...
¿Se han tomado las medidas necesarias para que algo similar a lo vivido en las residencias no se vuelva a repetir?
No. Se han puesto parches y se está intentando modificar el modelo de atención, pero la revisión debe ser mucho más profunda. Como sociedad tenemos que decidir si estamos dispuestos a invertir lo suficiente en atención a los más mayores. Tenemos la mitad de inversión en cuidado a mayores que los países de nuestro entorno, un 0,8% del PIB y tendríamos que llegar al 2%. Para que la sociedad de los cuidados sea una realidad en nuestro país hay que meter más dinero, y decidir dónde se invierte nuestro dinero.
¿Vale más la vida de un joven sano que la de un mayor enfermo?
Sí. Vivimos en una sociedad edadista que ha perdido el respeto por los más mayores. No son productivos y parece que sobran. Estamos hablando de una situación extrema, pero hay vulneraciones de derechos cada día. Las sociedades del pasado eran mucho más respetuosas con los mayores y debemos recuperar ese respeto.
Las patronales de las residencias me hacían una interesante reflexión. Si las familias tienen que enviar al niño a estudiar a Estados Unidos, sacan el dinero de debajo de las piedras. Pero si tienen que poner su dinero para que su padre o su abuela estén bien cuidados en una residencia, ponen todo tipo de problemas. Por eso decía si estamos dispuestos a destinar más dinero de los Presupuestos Generales del Estado al cuidado de los mayores, porque de los presupuestos familiares nos cuesta más.