En octubre de 1981 se detectó en Barcelona el primer caso de sida de nuestro país. Apenas habían pasado cuatro meses desde se había oído hablar por primera vez de la enfermedad. La noticia había llegado de Los Ángeles, Estados Unidos. En ese momento no tenía nombre ni tampoco se sabía qué era lo que provocaba el daño en el sistema inmunológico de estos pacientes, en su mayoría homosexuales. De eso han pasado 40 años en los que, gracias a la investigación, se ha avanzado mucho en el tratamiento de la infección. Ha pasado de ser una enfermedad mortal a una crónica y su mortalidad ha disminuido un 57% entre las mujeres y niñas, y un 47% entre hombres y niños. Esto se ha conseguido gracias a las terapias antirretrovirales, con las que se trató a casi 29 millones de personas el año pasado. Pese a estas buenas noticias, 650.000 personas murieron de sida en ese periodo en todo el mundo, el 15% menores de 14 años.
En nuestro país, entre 130.000 y 160.000 personas están infectadas de VIH y, de ellas, al menos el 25% podrían estar sin diagnosticar o no tienen un seguimiento apropiado. Los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad de España, en nuestro país el colectivo de hombres homosexuales supuso el 55,2% de nuevos diagnósticos en 2020, seguido por la transmisión por vía heterosexual, que supuso un 27,5%, y la que recae a las personas que se inyectan drogas (PID), que sumó un 2,4%. Por tanto, el 82,7% de los nuevos diagnósticos de VIH en 2020 fueron de transmisión sexual.
El 48% de los 3.000 nuevos casos de VIH que se producen cada año en España llegan tarde, lo que retrasa el inicio del tratamiento antirretroviral que permite alcanzar la carga viral indetectable e intransmisible. Así, el diagnóstico precoz y el acceso universal a los fármacos son las principales herramientas para evitar nuevos contagios, según han señalado desde el Grupo de Estudio del SIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. No obstante, la tasa de nuevos diagnósticos de VIH en España es "superior" a la del resto de países de la Unión Europea, mientras se encuentra en línea con la de las naciones de Europa Occidental.
El sida sigue siendo un gran desconocido para los jóvenes. Pese a que el 90,8% de los adolescentes españoles conoce la enfermedad, según el X Barómetro ‘Los jóvenes y el sexo’ de Control, uno de cada cinco continúa pensando que es una enfermedad mortal, pese a haberse convertido en una patología con la que se puede vivir con un correcto tratamiento. Especialmente preocupante entre los jóvenes es la importante falta de prevención en materia de salud sexual. Más del 71% de los jóvenes españoles no se ha hecho nunca una prueba para conocer si tienen VIH y el 45,9% afirma no usar el preservativo para evitar el contagio de ITS, pese a que los contagios de sida han aumentado un 343% en los últimos años.
"Cuando surge en los 80 el boom de la enfermedad, hay toda una generación que se conciencia del SIDA y de las ITS. Pero de un tiempo a esta parte, nos encontramos con un colectivo, sobre todo el heterosexual, que siente que no van tanto con ellos, relajándose notablemente en el uso del preservativo. Comienza a preocuparme notablemente el aumento, principalmente de mujeres heterosexuales que, por múltiples factores (presión social, de la pareja, más miedo al embarazo que a las ITS), han mantenido relaciones sexuales sin preservativo, poniendo en claro riesgo su salud física y emocional”, reconoce Ana Blázquez, sexóloga de Control.
Pese a esto, el miedo condiciona las relaciones sexuales de las personas con VIH. "Cuando la enfermedad entra en la vida de una persona, el miedo tiende a apoderarse de ella. Miedo que puede llevarlas a no querer mantener relaciones sexuales de una manera ‘libre’ o ‘fluida’, como hasta ahora hacían, a pesar de tomar medidas de protección. Muchas personas deciden esperar a poder tener una relación más estable, y con un vínculo, que comprenda, acepte y, sobre todo, sea capaz de ver más allá de la enfermedad", concluye la experta.