Con 591 millones de hablantes, el castellano es la segunda lengua más utilizada en el mundo, tan solo superada por el chino mandarín. Sin embargo, las nuevas tecnologías amenazan su uso sobre el papel y a mano. Prácticamente hemos sustituido el escribir a mano por el teclado físico del ordenador y el digital del móvil o la tablet. Incluso en los colegios los teclados y pantallas táctiles se están imponiendo al lápiz y al papel. Sin embargo, hay estudios neurocientíficos que advierten que escribir únicamente en dispositivos electrónicos puede afectar al desarrollo neuronal de niños y adultos.
"Cada vez se escribe menos a mano. Puede parecer una acción sin importancia, pero escribir fortalece la memoria y la asociación de ideas, ejercita la atención y la concentración, mejora nuestro lenguaje y, en un mundo tan rápido, puede ser terapéutico y ralentizar nuestros ritmos", se lamentaba Carlos Javier González, profesor de Filosofía y Psicología en Madrid, en un tuit que se ha hecho viral.
"Todos demandamos escribir más, paradójicamente nos damos cuenta de que queremos pero nos cuesta más", explica el profesor de bachillerato a la Cadena Ser. Para él, hay un culpable directo: nuestra adicción a las nuevas tecnologías. "Más que ágrafa" vivimos en una "sociedad de analfabetismo funcional" que afecta tanto a jóvenes como adultos. Para el docente, "las nuevas generaciones saben leer y escribir, pero cada vez tienen menos ganas de hacerlo". Por eso, los profesores, en su opinión, deben proteger el conocimiento. En ese sentido, él siempre pide "a manos todas las tareas aunque mis alumnos tarden más". Así, evita que pierdan capacidades móviles o la organización de ideas, al mismo tiempo que estimula la creatividad, la agilidad mental y el pensamiento crítico.
Según diversos estudios, la escritura a mano también es muy beneficiosa para los adultos. Por ejemplo, mejora la memoria. Un trabajo de la Universidad de Tokio concluía que las personas que usan papel completan la tarea de tomar notas un 25% más rápido que las que usan dispositivos digitales. La cuestión es que el papel físico contienen información espacial más compleja (una permanencia tangible, trazos y formas irregulares) que la pantalla digital.
Escribir a mano previene de distracciones como las notificaciones en el ordenador o móvil y nos ayuda a concentrarnos en lo que estamos haciendo. El cerebro, el ojo y la mano trabajan juntos en total coordinación. Así, conseguimos alejarnos de la multitarea que en muchas ocasiones nos impone las nuevas tecnologías del siglo XXI y su vertiginosa velocidad digital.
Por otra parte, escribir con lápiz retrasa el envejecimiento mental. Según una investigación publicada en Neurology Journals, escribir a mano puede ayudar a proteger el cerebro del envejecimiento. El proceso de escritura involucra varias partes del cerebro, por lo que ejercitarlo puede ser un ejercicio útil para mantener la mente alerta. Escribir a mano, junto con otras actividades similares como dibujar, pintar o hacer puzles, son fundamentales para retrasar la aparición de enfermedades como la demencia senil o el alzheimer. Es, por tanto, una actividad perfecta para mantener el cerebro activo y una gran destreza motora.
Además, las vías cerebrales implicadas en teclear una letra son distintas de las involucradas en dibujar una letra trazo por trazo. La conexión que se produce con las regiones emocionales del cerebro es mucho mayor en la escritura a mano. En ese sentido, puede ser un herramienta de lucha efectiva contra el estrés. Escribir a mano es una actividad con efectos relajantes que ayuda a combatir la ansiedad en un gran número de personas. Pero también se puede utilizar con fines terapéuticos. Escribir a mano sobre un suceso vital estresante despierta niveles emocionales mucho más elevados.
Por último, el profesor González apunta una última idea: la de la escritura a mano como "un acto revolucionario" en un escenario de rapidez y polarización. "Al escribir también hacemos que el mundo se detenga para pensarlo, para elegir las palabras justas y, por tanto, para reflexionar sobre cuanto ocurre. Escribir es hacerse consciente de sí y del mundo", apunta.