El fentanilo es un opioide analgésico sintético 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina. Se trata de una droga que puede aliviar un dolor fortísimo en pocos segundos y dejar a quien lo toma en un agradable estado de euforia durante unas horas. Y crea adición. Lo que le convierte en un fármaco muy peligroso. En España se está abriendo camino poco a poco, aunque sometido a estrictos controles, por lo que todavía no supone un problema para la salud pública como en Estados Unidos, donde las muertes anuales por su mala utilización se cuentan por miles.
En nuestro país no es todavía el opioide más usado (ese honor les corresponde al tramadol y la codeína), pro su uso se ha multiplicado por cuatro en solo dos años, según la última Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES). Su toma esporádica -alguna vez en la vida- ha subido del 1,9% en 2018 al 14% en 2022. A la vista de estos números, el Plan Nacional sobre Drogas asegura estar "muy alerta" sobre este preocupante aumento.
En 2021 el Ministerio de Sanidad impuso un visado especial para recetar el fentanilo de acción ultrarrápida. El objetivo es restringir su uso a un dolor oncológico disruptivo. Por lo tanto, solo se debería administrar a personas con cáncer que sufran picos muy fuertes, no para los dolores crónicos de estos u otros pacientes.
Por su parte, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) identificó en diciembre un nuevo efecto secundario para el fentanilo, advirtiendo de "los riesgos asociados a la ingestión accidental, el uso indebido y el abuso, incluida la muerte". "El uso repetido de fentanilo puede provocar un trastorno por consumo de opioides. El riesgo es mayor con dosis más altas y con una duración más prolongada del tratamiento", se lee en el informe. Por todo esto, antes de iniciar el tratamiento y durante el mismo deben acordarse con el paciente los objetivos y el plan de interrupción.
En Estados Unidos queda a juicio del médico, de acuerdo también con el criterio del paciente, usarlos para aplicaciones que no son para las que están específicamente aprobados. Pero cuando se trata de estupefacientes con tanta capacidad de adicción como el fentanilo, hay que tener mucho cuidado. Lo que empieza siendo un tratamiento acaba convirtiéndose en dependencia.
En dicho país, una mala prescripción de estos medicamentos y el mercado negro han generado cientos de miles de adictos y unas 200 muertes diarias. Allí se la conoce como 'droga zombi' por el efecto que provoca en las zonas del cerebro que controlan las emociones y el dolor físico. Su consumo produce pesadez, confusión, sedación en incluso pérdida del conocimiento.
El Gobierno estadounidense ya ha calificado de "amenaza emergente" el fentanilo adulterado o mezclado con xilacina, un potente sedante animal utilizado como droga. Pero también se mezcla con drogas como heroína, cocaína y metanfetaminas, y se les da la forma de pastillas que se parecen a otros opioides recetado
Las autoridades tratan de que esto se repita en España. Por eso, el ministerio de Sanidad ha puesto en marcha, junto con las comunidades autónomas, un plan de opioides, con el que se intenta supervisar la prescripción y restringir la prescripción de aquellas formas farmacológicas más propicias al mal uso o al desarrollo de adicción.