La alimentación tiene un papel fundamental en nuestra vida. No solo permite que no vayamos por ahí desmayados por el hambre, sino que todo lo que ingerimos tiene una función luego dentro de nosotros, en nuestro organismo. Todos los nutrientes que nos aportan luego se reflejan en nuestra salud, en el sistema inmune y en el desarrollo y recuperación de enfermedades. También en el deterioro cognitivo que afecta principalmente al ir cumpliendo años.
Por eso mismo, desde bien jóvenes es importante frenar o evitar un posible deterioro cognitivo en un futuro a través de hábitos o ejercicios que nos permitan entrenar la mente y mantenerla en forma. Ahora, una experta e investigadora de Harvard, Uma Naidoo, ha explicado la importancia de la alimentación en el deterioro cognitivo. “Tú tienes el poder en tu tenedor. Eso es algo que está bajo tu propio control y es muy poderoso que lo sepas”, ha señalado la psiquiatra nutricional en una entrevista con la BBC.
Más allá de la alimentación, la experta ha querido destacar la importancia de la vitamina B en nuestra dieta, afirmando que son “varias y cada una tiene una función importante para el cerebro”, explicando cuál cumple cada una.
“Hay ocho tipos de vitamina B. La vitamina B1, llamada tiamina, ayuda con las funciones celulares básicas y al metabolismo de diferentes nutrientes para ayudarnos a obtener energía”, comienza explicando. Además, asevera que si se tienen niveles bajos “puede provocar una función cognitiva deficiente, así como otros problemas en el cuerpo”.
Sobre la vitamina B12, o cobalamina, destaca que “es esencial para la formación de glóbulos rojos y el ADN, pero también apoya al sistema nervioso, el desarrollo y la función cerebral. Ayuda a descomponer la homocisteína, una proteína dañina que puede conducir a algún tipo de demencia”.
También ha querido dar su lugar a la vitamina B9, mejor conocida como ácido fólico, que “ayuda con la función óptima de los neurotransmisores y la salud cerebral y su bajo nivel está asociado con un estado de ánimo bajo”.
Pese a que su importancia es menor, no ha querido olvidarse de la vitamina B2, riboflavina, que “produce energía y descompone grasas y materiales externos como medicamentos”. Tampoco de la B3, niacina, que “trabaja con encimas para producir colesterol y grasa necesarios para el cuerpo. También es un antioxidante”. Por último, la B5, el ácido pantoténico, el cual “ayuda a las enzimas a construir y descomponer los ácidos grasos para obtener energía”.
Todo está muy bien, pero ¿dónde podemos encontrar estas vitaminas y cómo las incorporamos a la dieta? Pues Uma Naidoo asegura que en multitud de alimentos, entre ellos los frijoles, las lentejas y las legumbres en general, además de las verduras de hoja verde y yogures naturales. En esa lista también incluye los huevos, el salmón y las semillas de girasol.
En todo caso, aclara que no basta con meter estos alimentos en nuestra dieta, sino que hay que hacerlo de forma equilibrada en la alimentación, pero sin pasarse, que todo es mejor en su justa medida.