Durante la pandemia, mientras una población encerrada en sus casas lidiaba como podía como el miedo y los protocolos de cuidados ante el contagio, muchos médicos, como el recordado Jesús Candel, tuvieron un papel importantísimo en la difusión de información actualizada pero sobre todo, en el evitar que se propagaran bulos potencialmente peligrosos. Posteriormente, muchos médicos han seguido usando las redes para cumplir esta función básica y, sin embargo, importantísima para nuestra salud.
Según el IV Estudio Salud y Vida de la aseguradora AEGON, casi el 44 % de los españoles busca información en la web cuando tiene algún síntoma. La gran demanda de información sanitaria es una de las razones del éxito de muchos profesionales de la salud que se han convertido en auténticos influencers, de ahí que haya calado el término 'medinfluencer' para designar a aquellos médicos que usan sus redes para compartir contenidos de valor y ahora son referentes para la comunidad virtual.
En opinión de los expertos, el valor de los 'medinfluencers' reside en que no son prescriptores de productos o medicamentos ni ofrecen diagnósticos, sino que basan su actividad en aportar conocimiento, luchar contra la desinformación y desmontar falsos mitos o creencias. Como explica Neus Soler, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, en países como Estados Unidos, los influenciadores sanitarios no solo no prescriben productos, sino que se esfuerzan por concienciar a la población sobre la dudosa veracidad de algunas recomendaciones y consejos "que provienen de celebridades e influencers no expertos".
Pero el hecho de que su principal labor sea divulgar contenidos de calidad y no prescribir productos no significa que sean invisibles para las marcas. "Es una oportunidad de marketing para las empresas porque la opinión del 'medinfluencer' tiene mucha más credibilidad que la comunicación que realiza la propia la marca. Y aunque no sean prescriptores de productos, sí pueden usar otras estrategias, por ejemplo, comparar un producto frente a otros, o explicar su experiencia como usuario", explica Ana Jiménez-Zarco, directora del máster universitario de Marketing Digital, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC e investigadora del grupo i2TIC del IN3.
Otra forma en la que las empresas pueden aprovechar el éxito de un 'medinfluencer' en su área es promocionar ellas mismas los productos, siempre que no se trate de medicamentos con prescripción médica, cuya publicidad está regulada por la Ley 29/2006, pero relacionándolos con comentarios o consejos que haya podido dar un influencer en las redes.
A pesar de que los 'medinfluencers' pueden desarrollar una gran labor educativa y su rol puede ser fundamental para atajar la desinformación, su papel no está exento de posibles conflictos. En opinión de Silvia Martínez, el principal problema es que bajo la denominación de 'medinfluencer' se mezclen perfiles que sí tienen una formación vinculada a este ámbito, como médicos, enfermeros, odontólogos, farmacéuticos o podólogos, con otros que simplemente abordan estos temas sin tener conocimientos que avalen la credibilidad de sus consejos, pero que, a pesar de ello, tienen influencia o popularidad.
Por todo esto, conviene recordar que aunque es inevitable que nuestra vida esté cada vez más determinada por la circulación rápida de información, nada sustituye a la consulta presencial con un profesional experto, especialmente si se trata de algo tan importante como la salud. Y un 'medfluencer' realmente valioso será el primero en recordártelo.