Estornudos, picor de ojos, moqueo… Pueden ser perfectamente los síntomas de una gripe o un catarro. Sin embargo, nunca hay que descartar la alergia, que ya no es solo la respiratoria, la más común, pues cada vez es más frecuente que se desarrolle ante alimentos, medicamentos e incluso a insectos. No solo eso, es una enfermedad que en los últimos años ha ido aumentando su presencia en los mayores de 50. ¿A qué se debe su propagación?
La alergóloga y doctora Paula Ribó intenta despejar todas las dudas posibles en su libro ‘Alergia, la nueva epidemia’ (Alienta. Grupo Planeta), entre ellas, por qué una de cada cuatro personas sufre algún tipo de alergia o intentando desterrar algunos de los mitos más establecidos sobre ella.
¿Cómo está afectando a los mayores de 50?
Las enfermedades alérgicas pueden afectar incluso aparecer a cualquier edad, siempre decimos que es una especialidad que ve pacientes de 0 a 100 años. Por lo que no es de extrañar que paciente de más de 50 años debuten con una alergia. Sí que es verdad que hay alergias que son más frecuentes en la edad adulta, pero por poder podrían aparecer en cualquier momento.
¿Cuáles son las más comunes en ellos?
Las alergias respiratorias como la rinitis (moqueo, congestión, picor nariz o estornudos), la conjuntivitis (picor ocular o lagrimeo) o incluso el asma bronquial (tos disnea, sibilancias u opresión torácica) son síntomas frecuentes. Podemos tener alergia a los pólenes que nos rodean, a los ácaros (falsamente conocido como alergia al polvo), a los hongos de la humedad o a los epitelios de animales con pelo. Si hablamos de alergia alimentaria podemos ver que los alimentos más frecuentes en estas edades son las frutas, maricos o frutos secos.
En la alergia a medicamentos la alergia a penicilinas y derivados betalactámicos como la amoxicilina y los antiinflamatorios son los más frecuentes. Pero no podemos olvidar que cada vez se pone más quimioterapia, por lo que vemos más reacciones a estos medicamentos oncológicos. Finalmente, también podemos encontrar alergias a himenópteros (abejas y avispas) de forma más frecuente que en la infancia.
¿Con el paso de los años hay más posibilidades de sufrir una alergia?
No lo podemos saber a ciencia cierta, pero sí tiene su lógica que cuanto más expuesto estés a un alérgeno, si tienes una predisposición genética a ser alérgico, te vayas haciendo alérgico a más cosas de tu alrededor.
¿Cuáles son en general las alergias más frecuentes? ¿Y las más peligrosas?
Si hablamos de alergia a alimentos afecta al 3% de la población aproximadamente. Y el alimento más frecuente variará en función de la edad. La alergia alimentos más precoces de la primera infancia son leche y huevo, seguido de frutos secos, frutas o pescados a medida que avanzamos en edad y también los mariscos. Si valoramos de forma global, la fruta es el alimento que da más alergias alimentarias. La alergia a alimentos siempre da miedo porque la gravedad de las reacciones puede ser leves en forma de picor de boca o un poco de eritema o rojez alrededor de la boca a una anafilaxia o shock anafiláctico, que sería la reacción más grave que existe.
¿El ambiente en el que vivimos es un factor para la aparición de alergias?
El lugar donde vivimos siempre va a influir en nuestras alergias, especialmente las respiratorias porque no podemos hacernos alérgicos a algo que no tenemos nuestro alrededor. Si que es verdad que parece que la ciudad, con la contaminación, hace que los árboles necesiten hacerse más resistentes, por lo que la polinización puede llegar a ser más intensa. Pero la solución no está en mudarse al campo porque allí hay otro tipo de alérgenos.
¿Situaciones como el estrés pueden potenciar los síntomas de una alergia?
Sí, en ocasiones el estrés puede actuar como un cofactor, es decir, un factor imprescindible para que la reacción alérgica se desarrolle. Existen otros cofactores descritos en la alergia alimentaria, como el ejercicio físico o la toma de antiinflamatorios. Un ejemplo con la alergia alimentos con cofactor sería que una persona puede comer una manzana sin problemas, pero un día se come la manzana mientras corre para no perder el autobús y hace una anafilaxia. Las pruebas de alergia confirman una tolerancia posterior de la manzana sin el ejercicio físico.