Hidratarse de forma correcta es fundamental para poder sentirnos bien y especialmente cuando vamos a someter al cuerpo a cierto estrés, por ejemplo, cuando vamos a hacer ejercicio o ante una situación que requiera mucha energía. Para hidratarnos lo mejor es evitar zumos, refrescos y bebidas alcohólicas, por sus altos niveles de azúcar, y acudir a bebidas isotónicas y al agua. La pregunta es: ¿qué tipo de agua?
Para responder a estas preguntas se abren unas cuantas posibilidades. Y con ellas, oportunidades de negocio. Cristiano Ronaldo acaba de anunciar que está invirtiendo en un tipo de agua muy buena para la salud que se produce en la zona de Ávila.
El tipo de agua al que se refiere es la alcalina, la misma que, según se dice, mantiene en gran forma a futbolistas como Karim Benzema. Veamos qué distingue estas aguas a las habituales.
El cuerpo humano está compuesto en un 70% de agua, un elemento esencial con un ph ideal en torno a 7. Como su propio nombre indica, el agua alcalina, a diferencia de la que consumimos del grifo o embotellada, tiene unos niveles de alcalinidad superiores porque contiene una mayor presencia de minerales alcalinos, como son calcio, magnesio, silicio y bicarbonato, que elevan la carga de iones, haciendo que el agua sea más rica en oxígeno.
En las aguas alcalinas, el pH se sitúa en torno a 9 o 10. Los pHs altos tienen más capacidad de neutralizar los ácidos. En principio, por tanto, son buenas, pero si se supera ese nivel, puede estar contraindicada.
¿Cuáles son sus beneficios? El agua alcalina es un antiácido natural que, por su poder antioxidante, ayuda a regenerar las células y previene el envejecimiento. Protege frente la acción de agentes externos como virus y bacterias; purifica el colon; potencia la producción de glóbulos rojos por su alta concentración de oxígeno y, sobre todo, hidrata más que otros tipos de agua.
Respecto al envejecimiento, el consumo de agua alcalina también ha mostrado efectos beneficiosos en la promoción de la longevidad por su capacidad de eliminar las toxinas, una de las causas del envejecimiento. El estrés, la falta de descanso adecuado y unas malas pautas alimentarias son algunas de las causas de la proliferación de toxinas en nuestro cuerpo.
Algunas investigaciones indican que el agua alcalina también reduce los niveles de colesterol, glucosa y triglicéridos. Se ha demostrado en estudios experimentales que la administración oral de agua alcalina ionizada causa una reducción en los niveles sanguíneos de glucosa, colesterol y triglicéridos y mejora el funcionamiento metabólico al suprimir la producción de radicales libres.
Como ocurre con cualquier nutriente, un consumo excesivo puede resultar perjudicial. Si se bebe mucha agua alcalina, puede producirse una hiperhidratación que puede traducirse en daño renal, ya que los riñones tendrían que trabajar a un ritmo superior al habitual.
Además, se va a producir un exceso de iones que puede ocasionar nauseas, espasmos o mareos. Por último, si, además, el agua tiene un pH superior a 10, puede ocasionar irritación en la piel, problemas gástricos y un malestar general, ya que nuestro organismo no está acostumbrado a esos índices de acidez.