Estar solo mata (más rápido)

No es ninguna novedad que la soledad, el aislamiento social, tiene consecuencias negativas en nuestra vida y en nuestra salud. Una cosa es la soledad elegida en determinados momentos en los que necesitamos no estar con nadie, pero otra muy diferente es la soledad no deseada, “un sentimiento doloroso que surge de la discrepancia entre las relaciones sociales que una persona tiene y las que le gustaría tener”, según Cruz Roja. Ahora una revisión de estudios señala como la soledad aumenta el riesgo de morir.

El problema de la soledad no deseada

Un estudio del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada cambia por completo la percepción que tenemos sobre este problema, ya que el mayor porcentaje de población que sufre soledad no deseada está entre los de 16 y 24 años, un 21’9%, y la franja de 25 a 34 años, un 16’5%. Mientras, en las franjas mayores el porcentaje es menor. Entre 65 y 74 años es un 7’8%, y en la franja de mayores de 75 años sube al 12’2%.

Esta soledad ya se había probado que acorta la vida. Sin embargo, esta revisión señala pruebas mucho más contundentes tras analizar 90 estudios de todo el mundo y que recogen, en total, los datos de 2’2 millones de personas que también destacan como algunas enfermedades, como las cardiovasculares, tienen una peor evolución cuando se vive en soledad.

Ha sido un grupo de científicos de china el que ha recopilado las investigaciones hechas desde los años 80 y que han estudiado en profundidad la relación existente entre la soledad y la mortalidad. La revisión ha sido publicada en Nature Human Behaviour, destacando que la mayor parte de los estudios se realizaron en países desarrollados, sobre todo en europeos.

Así afecta el aislamiento social

Según lo que exponen, la soledad eleva el riesgo de morir por todo tipo de causas en un 14%, teniendo en cuenta que en las investigaciones se controlaron variables como el género, la edad, el nivel económico o las condiciones previas de cada persona, así como su relación con el tabaco o el alcohol.

Aquellos que estudiaron el impacto según el género de la persona demostraron que aquellos que decían sentirse solos tenían el mismo riesgo, pero que ese aislamiento social se agravaba más aún en los varones. Además, con los trabajos que se centraban en diferentes enfermedades encontraron conclusiones relevantes.

Entre ellas, que en las personas que viven aislamiento social se eleva el riesgo de morir por patologías circulatorias un 34%, aunque los que solo decía sentirse solos también veían aumentada esa probabilidad, pero era casi imperceptible. ¿Conclusión? Que lo que sugiere la revisión es que la falta de relaciones sociales hace una mejor predicción del riesgo de mortalidad que la sensación de soledad.

Donde la diferencia entre soledad y aislamiento social se percibe mejor es donde analizan su efecto sobre los enfermos de cáncer. El riesgo de morir entre la población con ausencia de relaciones sociales se elevaba a un 34%, pero en aquellos que decía sentirse solos el porcentaje era mucho menor, un 9%.