Un equipo de de científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha estudiado los efectos de las dieta personalizadas en los tratamientos de cáncer. Los resultados son tan esperanzadores que para Nabil Djouder, autor del estudio, "abren una nueva era en el tratamiento de la enfermedad". Te contamos todo sobre estos tratamientos complementarios.
El cáncer amenaza detrás de la esquina a medida que cumplimos años. Una de cada cinco personas es diagnosticada con cáncer antes de los 75 años, y la mitad de ellas mueren a causa de la enfermedad. Pero la esperanza y la calidad de vida con cáncer, incluso en los más letales, está a años luz de las que teníamos hace una década. Cada día se logran avances que invitan a la esperanza, y ahora se abre una nueva vía con el uso de la nutrición de precisión como terapia complementaria. Estudios preclínicos que usan la comida como una herramienta contra los tumores han mostrado resultados prometedores.
La catedrática de Bioquímica y Biología Molecular e investigadora en el grupo de Nutrigenómica y Obesidad de la Universidad de las Islas Baleares, Mª Luisa Bonet, explica a Uppers los detalles de este modo de abordar la enfermedad: "Hasta ahora nos habíamos fijado en los alimentos que eran beneficiosos para la salud. Ahora estamos viendo que no todos los alimentos producen los mismos efectos en todas las personas".
Somos lo que comemos, sí, pero no solo eso. "La nutrición de precisión tiene en cuenta los factores genéticos, fisiológicos y de estilo de vida para desarrollar planes dietéticos personalizados. Utiliza tecnologías avanzadas como la genómica, el estudio del metabolismo y de la microbiota de cada uno para comprender las necesidades nutricionales y ofrecer recomendaciones específicas personalizadas de nutrientes y otras modificaciones del estilo de vida. Este enfoque "a la carta" ayuda a prevenir o tratar enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, y ahora se demuestra que es eficaz para tratar el cáncer", explica la investigadora.
No se trata de suplir a los tratamientos habituales hasta ahora, como son la operación para extirpar la mayor parte posible del tumor, y después la aplicación de radioterapia y quimioterapia. Lo que se ha demostrado, es que estos tratamientos mejoran considerablemente, si se utilizan conjuntamente con una dieta personalizada, concretamente con estas tres actuaciones:
La dieta se basa en la ingesta de un 80% de grasa, 10% de proteína, y 10% de carbohidratos, lo que pasa es que éstos están en casi todo lo que comemos, el pan, la pasta, el arroz, los cereales, manzanas, plátanos, melones, naranjas, la leche y el yogurt, los bollos y los dulces, los refrescos, las bebidas energéticas... Es casi mejor apuntar algunos alimentos que no contienen muchos carbohidratos, como la carne, el pescado, el pollo, algunos tipos de queso, nueces y aceites.
Esta dieta es particularmente eficaz como complemento a tratamientos del cáncer de hígado, de páncreas y de glioma maligno.
Aunque los resultados de los ensayos realizados hasta ahora son muy esperanzadores, lo cierto es que la aplicación de las dietas de precisión en los tratamientos de cáncer está muy lejos de generalizarse a toda la población. Existen clínicas privadas que ya realizan análisis y estudios completos del genoma y de otros parámetros de salud para recomendar dietas adaptadas y personalizadas, pero son muy caros y al alcance de muy pocos.
"Aún estamos lejos de tener una herramienta bien contrastada y suficientemente completa que podamos aplicar de manera general. La nutrición personalizada no solo se apoya en solo en el análisis de los genes de cada individuo. También hay que ver su metabolismo, lo que come, su sistema inmune, su analítica sanguínea, el azúcar... se va avanzando mucho, pero es muy complicado y estamos lejos de poder implementarlo, por ejemplo, en el Sistema Nacional de Salud".
Y deja un recado que podemos transmitir a los que vienen detrás, "es importante educar desde pequeños a tener una buena alimentación, porque de ello depende tener una vejez saludable. Siempre estamos a tiempo de cambiar los hábitos perniciosos en alimentación, pero si empezamos antes, podremos prevenir muchos problemas asociados a comer mal que llegan en la madurez y en la vejez".