Cómo gestionar la rabia de cuando el cáncer regresa: "Hay que prepararse, las sensaciones son más intensas"

  • Hablamos con María Ruesga, psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer, y con el al psicooncólogo Joan Villalonga

  • La supervivencia a cinco años se ha duplicado en el último medio siglo

  • La ayuda psicológica es recomendable para afrontar de nuevo el proceso

Recibir un diagnóstico de cáncer que regresa puede ser más duro que cuando te lo diagnosticaron por primera vez. A las sensaciones de miedo y angustia, se une la rabia por tener que transitar de nuevo por el mismo terrible camino. Es normal que surjan miedos o tristeza. Pero hay que saber gestionar esas emociones para afrontar de nuevo el proceso. Hemos pedido a María Ruesga, psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer, y al psicooncólogo Joan Villalonga que nos recomienden recursos para preparar otra vez la lucha en las mejores condiciones.

Más intenso

María Ruesga ha tratado con mucha gente que ha pasado por el mal trago de descubrir que el cáncer ha vuelto una vez superado. "En nuestra experiencia, los segundos diagnósticos suelen ser más duros. Cuando se ha superado un primer cáncer se espera que, siguiendo las recomendaciones de los médicos, éste no vuelva, pero no siempre pasa, y cuando te confirman que ha vuelto, revives lo pasado de manera más intensa incluso que durante el primer diagnóstico, y se te puede hacer muy cuesta arriba. Entonces hay que prepararse, y en algunos casos es recomendable ayuda especializada, para que el proceso sea lo menos traumático posible, tanto para el enfermo como para los familiares", explica.

"Afrontar que el cáncer ha vuelto es difícil. Es como dar un paso atrás y volver a vivir el sufrimiento que supone un tratamiento de cáncer. No solo a nivel físico, sino, sobre todo a nivel emocional, porque tu vida vuelve a estar patas arriba", explica el doctor experto en psicología oncológica Joan Villalonga. "En el momento del diagnóstico es posible pasar unas horas en estado de shock. La persona está tan ensimismada con la noticia, que deja de prestar atención a lo que le dicen. Por eso es importante que vaya a las visitas acompañada. El acompañante podrá tomar notas y hacer las preguntas que considere al oncólogo", recomienda el doctor Villalonga.

Manejo de la información

El respeto al paciente y a sus intenciones es prioritario. A veces, un exceso de información detallada confunde más que otra cosa, "hay mucha información que circula por internet que no es fiable. Lo que le ha pasado a otro no tiene porqué pasarte a ti, cada caso es distinto. Por eso lo mejor es recabar la información del equipo médico que te está tratando. "Hay que respetar al máximo lo que el paciente quiere saber y lo que no sobre lo que le espera. Si quiere tener la máxima información posible, lo mejor es preparar las preguntas antes de acudir a la consulta", explica María Ruesga, de la Asociación Española Contra el Cáncer.

Hay preguntas que pueden ayudar a comprender mejor lo que puede pasar durante el tratamiento.

  •  ¿Qué puedo esperar ahora respecto al primer diagnóstico? 
  • ¿Cuáles son mis opciones? ¿Hay nuevos tratamientos que sean eficaces para mi caso? 
  • ¿Cuál es el objetivo del tratamiento o de los tratamientos que me recomiendan?
  • ¿Cuánto tiempo me queda teniendo en consideración mi diagnóstico? ¿Cuáles son los rangos de tiempo de supervivencia para casos como el mío?
  • Con qué frecuencia tendré que ir a tratamiento y a consulta o si puedo tratarme en casa.
  • ¿A qué síntomas debo estar atento? 
  • ¿Qué puedo hacer para paliar los síntomas (dolor, cansancio, náuseas, etcétera)? 
  • ¿Qué pasa si decido no recibir más tratamiento?
  • ¿Qué opciones de apoyo hay para los traslados al hospital o ayudas en el hogar? 

Cuestión de actitud

La actitud con que se afronta el diagnóstico es esencial y es preciso agarrarse a los aspectos que puedan ayudar a soportar la lucha.  "Tienes derecho a la ira. El cabreo que se siente contra todo y contra todos es normal y forma parte del proceso de adaptación al diagnóstico. Es bueno dejar expresarse al paciente y normalizar esas reacciones", recomienda el doctor Villalonga.

Si ya has pasado por un tratamiento, sabes qué puedes esperar: la fatiga, los vómitos, la caída del cabello, la falta de apetito, la debilidad, el aumento del riesgo de infecciones... "Es importante saber por qué se produce cada uno de estos efectos, y que no todas las personas los sufren, ni los tienen con la misma intensidad. Depende del tipo de tratamiento que se sigue. Además, cada vez se controlan con más eficacia y desaparecerán al remitir el tratamiento. También ayudan mucho las técnicas de relajación, como la meditación, la visualización, etcétera, que podemos realizar con los pacientes", explica Villalonga.

Qué puedes hacer tú

Desde que sabes que ha vuelto, el cáncer ocupa de nuevo todos los aspectos de tu vida. La familiar, la laboral, la íntima... y el futuro se puede antojar muy oscuro y tormentoso. Vas a volver a pasar por estados de tristeza, de rabia, de enfado, de desesperanza... eso ya lo sabes, pero hay herramientas para superar esos estados de ánimo. La Asociación Española Contra el Cáncer recomienda estas pautas para controlar las emociones.

  1. Permítete sentir, date un espacio para sentirte mal.
  2. Expresa lo que sientes, y verbaliza lo que necesites o lo que te preocupa. Pide un abrazo, o estar un tiempo a solas, si lo necesitas.
  3. Utiliza técnicas de relajación emocional, yoga, thai-chi, meditación, mindfulness...
  4. Utiliza todos los recursos que te funcionaron la primera vez para atemperar las emociones.
  5. Pide ayuda a tus seres queridos si lo necesitas, diles cómo te sientes, para que sepan cómo ayudarte.
  6. Realiza actividades que te gusten, como ver una película, leer un libro o dar un paseo por una zona agradable.

Si con todo los estados de ansiedad o angustia te pueden, pide ayuda a un profesional especializado en psicología oncológica, puede orientarte en una situación en la que en muchas ocasiones el enfermo y la familia están desbordados por las emociones. Un psicólogo puede ayudarte a contar a tu familia o amigos cosas que no te atreves a decirles directamente, por no hacerles daño o causarles preocupaciones. En todo caso "no se trata de eliminar las emociones que conlleva un diagnóstico recurrente, ni de la persona enferma ni de los familiares y amigos más próximos, sino que se trata de regular su intensidad y aprender a convivir con ellas, ", explica María Ruesga.

Qué puede hacer la familia

Muchas veces los familiares y amigos no sabemos cómo comportarnos con un pariente o amigo con cáncer. No sabes bien si quiere hablar del tema, o mejor prefiere que le distraigas por unos momentos con otras cosas. Desde la AECC recomiendan que "le hagas ver que puede contar contigo para cuando lo necesite, que estás disponible. De esta forma podrá compartir contigo las emociones de tristeza, inseguridad o angustia que acompañan a los tratamientos, si quiere, y si no, pues se respeta su decisión de no hablar del tema".

Tan importante como el tratamiento médico es "el acompañamiento en el día a día, una conversación amable, un rato de compañía, aunque sea en silencio, demostrarle que estás con él en ese trance, pero siempre desde el respeto. Debemos ayudar a nuestro familiar o amigo sabiendo lo que ellos necesitan, y para saberlo nada mejor que preguntar ¿te puedo ayudar en algo? ¿qué necesitas? de esa manera abrirás la puerta a que te digan lo que realmente esperan de ti, lo que a lo mejor no coincide con lo que tú pensabas", comenta la psicóloga.   

Ocupar bien el tiempo

Hay vida más allá del tratamiento. Las visitas al hospital alteran horarios y rutinas familiares. También hay que tomar decisiones en torno a si hay que dejar (o no) el trabajo, cómo hablar del cáncer con los hijos, o con la familia, cómo deben cambiar los planes de futuro, el día a día durante el tratamiento, incluso, a veces, hay varias opciones de tratamiento y debes decidir cuál seguir, conjuntamente con el equipo médico.

Los expertos recomiendan gestionar estos temas lo mejor posible, evaluando los pros y contras de cada opción, y teniendo en cuenta que las circunstancias pueden cambiar. Es conveniente participar en las decisiones que debe tomar la familia y colaborar en lo posible en los cambios que has de introducir en tu rutina diaria.

"Es el momento de buscar las cosas que siempre has querido hacer y te dan satisfacción, pero también de dejar un espacio para la disciplina, ya sea con ejercicios de estimulación cognitiva, como con ejercicio físico periódico dentro de tus posibilidades. Organiza el día de forma provechosa, reparte tu tiempo entre tareas del hogar, seguimiento del tratamiento y momentos de esparcimiento, y si puedes seguir trabajando y quieres hacerlo, evalúa tus posibilidades y plantéalo en el trabajo", aconseja Villalonga.

Alimentar la esperanza

Es esencial agarrarse a la esperanza. "Si ves una luz al final de túnel, es más fácil salir. Es necesario tener esperanzas y objetivos que cumplir, a veces sirve algo tan simple como andar hoy un poco más que ayer. Apóyate en los momentos buenos que has pasado con familiares y amigos y piensa que ese tiempo lleno de felicidad y significado puede volver", explica el doctor.

Por último, es recomendable apoyarse también en las experiencias vividas en el anterior tratamiento. "Hoy en día muchos cánceres se tratan ya como una enfermedad crónica. Si ya has superado un tratamiento anterior, puedes anticipar lo que te espera, y saber que después de los síntomas, puede venir la curación y la vida sigue", explica Villalonga.

Los datos corroboran las palabras del doctor. La supervivencia neta a 5 años de los pacientes con cáncer de España se ha duplicado en los últimos 40 años y seguirá aumentando en los próximos años. Así, en los hombres, la supervivencia fue del 90% en los cánceres de próstata y de testículo y de 86% en el de tiroides, mientras que fue del 7% en el cáncer de páncreas, del 12% en el de pulmón, del 13% en el de esófago. En las mujeres, el cáncer de tiroides tuvo una supervivencia neta de 93%, el melanoma cutáneo del 89%, y el cáncer de mama del 86%, mientras que en el cáncer de páncreas fue del 10%, en los de hígado y esófago del 16% y en el de pulmón del 18%.

Si necesitas apoyo o ayudas para sobrellevar el tratamiento lo mejor posible, acércate a la sede de la Asociación Española contra el Cáncer en tu localidad, ofrecen gratuitamente asesoramiento médico y de enfermería, atención psicológica, atención social para prestaciones y recursos económicos,  y servicios de acompañamiento. También puedes informarte en el teléfono gratuito 900 100 036.