No hay mejor noticia para quien está perdiendo el pelo que la aparición de uno de esos productos que se anuncian como milagrosos, revolucionarios o definitivos. El último medicamento aprobado en Estados Unidos por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) es Litfulo® (ritlecitinib), el primero y único indicado para el tratamiento de la alopecia areata grave en adolescentes y en adultos. ¿Quiénes se beneficiarán? ¿Hay remedio para el resto? Analizamos estas y otras cuestiones con David Saceda, tricólogo de la Unidad de Tricología y Trasplante Capilar del Grupo Pedro Jaén.
Cada nueva solución levanta expectativas en la población, puesto que la caída es una de las principales preocupaciones estéticas y a menudo conduce a una falta de autoestima, ansiedad y estrés. Saceda aconseja ajustar esas expectativas a la realidad. Según el estudio Allegro, el 23 % de los pacientes tratados con una dosis diaria de 50 miligramos de ritlecitinib, de Pfizer, tenían un 80 % o más de cobertura capilar del cuero cabelludo tras seis meses. La primera advertencia del tricólogo es que "por el momento, está indicado únicamente para la alopecia areata grave en pacientes mayores de 12 años".
Del centenar de tipos distintos de alopecia que están descritos actualmente, la areata es uno más, aunque significativa en cuanto a incidencia. Afecta a aproximadamente 147 millones de personas en todo el mundo de cualquier edad, género, raza o etnia Se trata de una enfermedad autoinmune con un impacto fuerte en la calidad de vida de los pacientes. El sistema inmunitario ataca los folículos pilosos del cuerpo y provoca la caída del pelo en el cuero cabelludo, la cara y otras partes del cuerpo.
Es el tipo de calvicie que padecen la política y activista norteamericana Ayanna Pressley o la actriz Jada Pinkett Smith. La cabeza rapada de esta última motivó la célebre bofetada de su marido, Will Smith, al humorista Chris Rock durante la ceremonia de los premios de la Academia en 2022. La agresión sirvió al menos para poner en el centro de atención la alopecia femenina y aumentar la conciencia pública sobre esta afección. En agosto la actriz compartió con sus más de once millones de seguidores en Instagram dos selfies en los que mostraba con alegría un cabello corto, del color de la "arena del desierto", que intenta volver.
La aprobación de ritlecitinib supone un avance terapéutico importante para tratarla. Hasta ahora la FDA no había autorizado ninguna opción de tratamiento para adolescentes y las opciones disponibles para los pacientes adultos eran limitadas. Si fuese aprobada en Europa por la Agencia Europea del Medicamento, los pacientes tendrían a su alcance un tratamiento oral con una efectividad y seguridad demostrada en los ensayos clínicos. Un buen porcentaje recuperaría el pelo perdido y, por tanto, su autoestima perdida. De momento, ha emitido su recomendación y está a la espera de que la Comisión Europea de un paso más y autorice su comercialización.
Sin embargo, Saceda nos recuerda que la causa más frecuente de caída del cabello, tanto en varones como en mujeres, es la alopecia androgénica, "la más frecuente de las más de cien alopecias que hay actualmente catalogadas". Se estima que esta alopecia androgénica afecta al 40% de los varones entre los 18 y los 39 años y a un 95% de los mayores de 70. "Es un proceso tan corriente entre los hombres que casi se habla de ella como proceso de envejecimiento normal en ellos. Las causas de la alopecia androgénica masculina y femenina son principalmente de índole genética y hormonal", añade.
Una vez que se inicia la caída, no hay, en su opinión, un tratamiento universal válido para frenar la caída, sino que depende de las causas. "Lo más importante para encontrar un tratamiento efectivo contra la caída del cabello es llevar a cabo un diagnóstico diferencial y averiguar los motivos por los que se está produciendo para poder actuar sobre ellos".
Esto significa que no está todo perdido. "Actualmente, además del trasplante capilar, disponemos de diversas líneas de tratamiento médico para tratar la alopecia androgénica que aplicamos en protocolos individualizados para cada paciente". Estos constan de antiandrógenos, como finasterida o dutasterida, que podemos aplicar de forma oral o inyectada; minoxidil, un fármaco vasodilatador que se administra de forma oral o tópica; mesoterapia con plasma rico en plaquetas; láser de baja potencia o análogos de las prostaglandinas, entre otros. "De hecho -añade-, hay una gran proporción de pacientes que tratamos con estas soluciones sin necesidad de hacer trasplante capilar". Sobre todo, recuerda que es importante dar con el diagnóstico correcto para tratar de forma adecuada del problema y no hacer perder el tiempo y el dinero.
La preocupación por el cabello ha provocado que exista también una lista larga de timos. "En general -indica Saceda-, todos los suplementos, lociones, cosméticos y champús que se ponen de moda con el reclamo de frenar la calvicie acaban siendo costosos porque el paciente hace un desembolso económico y no obtiene resultados. Recurrir a estos remedios, además, retrasa el diagnóstico y agrava la caída".
Como ejemplos, menciona las denominadas vitaminas para el pelo, champú de cebolla, champú de caballo, la ronquina o el aceite de árbol de té. "Algunas de estas opciones pueden ser útiles para mejorar el aspecto del cabello, pero no consiguen frenar una alopecia", avisa. Aunque los remedios con evidencia científica se van multiplicando, también los timos campan a sus anchas con mucho marketing y poco rigor lógico o científico.