Cuando tenemos miedo al miedo: ¿Qué es la fobofobia y cómo podemos tratarla?

Los seres humanos somos tan complejos como las afecciones psicológicas y particularidades de nuestro cerebro. A lo largo de la vida sufrimos, vivimos intensamente, almacenamos recuerdos y experimentamos situaciones que marcan nuestro carácter de forma indeleble, aunque a veces no nos demos cuenta del impacto de ciertas vivencias en la forma en la que nos comportamos. También adquirimos miedos nuevos y superamos los viejos, pues nadie existe sin pagar un precio. En la actualidad existen aproximadamente 470 tipos distintos de fobia, lo que nos da una idea del complejísimo catálogo trastornos obsesivos que podemos sufrir cuando nos enfrentamos al mundo real. 

Podemos tenerle muchísimo miedo y obsesionarnos con un buen número de ideas y elementos comunes (la oscuridad, los espacios abiertos, envejecer, los gatos), como vivir en propias carnes un trastorno más específico, se diría que mucho más raro y complejo. ¿Es posible tener miedo al propio miedo? Sí, este trastorno se llama fobofobia, y puede afectar severamente la calidad de vida de quienes la padecen.

El miedo a sentir amenazas que no han ocurrido

Para quien ha experimentado o conoce de primera mano este estado de tensión constante y sensación irracional de amenaza, la fobofobia puede ser igual de debilitante que algunos cuadros de ansiedad más familiares  

El término se refiere a un pavor persistente a algo inespecífico, que no tiene que ver con el objeto del miedo en sí (las alturas, los espacios cerrados, los ombligos), sino al estado del miedo en sí mismo; a cómo se vive, a qué se sie y qué significa. Un problema fóbico-obsesivo ante la idea de sentir ansiedad o pánico, por ejemplo. Temer al lobo, aunque el lobo esté a muchos kilómetros.

Esta forma psicológica e irracional de defenderse de la idea de peligro o amenaza se traduce en la evitación constante de situaciones que puedan provocarnos terror. Poco a poco, el fobofóbico entra en una espiral descendente, donde el temor al propio miedo se convierte en un problema mayor. Estas personas suelen sentir un temor irracional ante los síntomas propios de la ansiedad, las palpitaciones, el malestar, el vértigo, los mareos sin haberlos experimentado. Aunque cualquiera de estos indicios de un cuadro ansioso se puede tratar y no son graves, el fobofóbico los interpreta como signos claros de una enfermedad maligna que puede acabar con su vida. A partir de aquí, pánico extremo, evitación y parálisis se suman.

Una persona que ha sido diagnosticada con fobofobia vivirá dos estados simultáneos. Primero, su trastorno de ansiedad se intensifica, aunque la persona intenta evitar la fobia a toda costa. En segundo lugar, el fobofóbico es incapaz de superar el ataque de ansiedad cuando ya está ahí, porque el temor a la fobia ya le ha hecho manifestar los síntomas. Una pura rueda del hámster, sin principio ni final en el origen del miedo.

Cómo superar la fobofobia

Como tantos trastornos fóbico-obsesivos, la fobofobia puede tratarse con la ayuda y acompañamiento de un psicólogo especializado. La terapia cognitivo conductual ha demostrado ser la más eficaz para identificar y cambisar patrones de pensamiento negativo, y puede ayudar a las personas a comprender las raíces de su fobofobia y a desarrollar estrategias para cambiar sus respuestas automáticas al miedo y el valor que le hemos asignado en nuestra escala de valores y emociones.

En su proceso, la persona fobofóbica se enfrentará a su miedo exponiéndose a él, siempre de forma progresiva y controlada, y con apoyo terapéutico. Esta base es la que le ayudará a comprender que el miedo irá desapareciendo tarde o temprano.